Nuevo Testamento: un bosquejo

¿Cómo podemos saber que el Nuevo Testamento es inspirado por Dios? ¿Podemos probar que los libros del Nuevo Testamento han sido fielmente preservados?

La autenticidad de los libros que conforman la Santa Biblia ha sido continuamente cuestionada. Este bosquejo se concentrará en los libros del Nuevo Testamento, mostrando que son genuinos y tienen autoridad. Hay suficiente evidencia para demostrar que los libros que hoy conforman el Nuevo Testamento actual fueron inspirados por Dios y han sido preservados por él a lo largo de los siglos.

La Evidencia del Antiguo y el Nuevo Testamentos

Hay evidencia en el Antiguo Testamento que señala la conformación del Nuevo Testamento. Veamos unos ejemplos importantes.

En la época de Moisés, Dios dijo que Él levantaría otro profeta como Moisés y “Pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deuteronomio 18:18). El apóstol Pedro mencionó que este pasaje de Deuteronomio se estaba refiriendo a Jesucristo (Hechos 3:19-24), quien se aseguraría que las verdades espirituales y el conocimiento fuera preservado para generaciones futuras.

El profeta Isaías fue inspirado a referirse a la época en que la ley sería exaltada y la verdadera dimensión espiritual de la ley sería revelada: “El Eterno se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla” (Isaías 42:21).

Dios pretendía que se agregaran nuevas revelaciones y aclaraciones al Antiguo Testamento. ¿Cómo se iba a llevar a cabo esto? Veamos en Mateo 5:17 un ejemplo. Jesucristo dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. “Cumplir” proviene de la palabra griega pleroo, que significa cumplir, llenar hasta el tope” (Diccionario Expositivo completo de las palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento de Vine; p. 236). Cristo vino para completar la revelación de Dios.

Esto se desprende claramente de las enseñanzas de Cristo tal como están expuestas en el resto de Mateo 5. En más de una ocasión Él dijo: “Oísteis que fue dicho a los antiguos… Pero yo os digo…” (vv. 21, 27, 33, 38, 43). Cristo estaba magnificando o dando todo el significado espiritual de la ley (en contraste con las interpretaciones rabínicas), tal como el profeta Isaías había dicho que Él haría.

Sus discípulos obedecieron las instrucciones de Dios acerca de enseñar a los futuros discípulos “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20); registrando sus enseñanzas en los libros que se convirtieron en el Nuevo Testamento.

Los libros del Nuevo Testamento fueron agregados a los libros del Antiguo Testamento con el fin de completar la revelación de Dios.

Confirmada la autoridad de los discípulos

Veamos lo que dice Isaías 8:13-17, especialmente el versículo 16: “Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”. Jesucristo no escribió personalmente el Nuevo Testamento. En lugar de ello, Él inspiró a los discípulos que Él llamó y entrenó para que lo escribieran. Si desea más evidencia de que éste pasaje se estaba refiriendo a la época del Nuevo Testamento, vea 1 Pedro 2:3-8. Pedro citó directamente del capítulo 8 de Isaías y aplicó sus afirmaciones a Cristo.

Pedro también equiparó los escritos del apóstol Pablo con “el resto de las Escrituras” (2 Pedro 3:16). Y Pablo sabía que él estaba escribiendo por inspiración divina. El escribió: “…lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:37). Más adelante, en 1 Tesalonicenses 2:13, afirmó: “por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”.

Cristo les dijo a sus discípulos que por medio del poder del Espíritu Santo ellos llegarían a conocer y a entender toda la verdad. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).

Esta promesa está repetida en Juan 16:13. Es importante notar el énfasis en “toda la verdad”. Cristo reveló toda la verdad a sus discípulos porque Él quería que estas verdades fueran trasmitidas a todos aquellos que Dios llamara a lo largo del tiempo. Esto requeriría que todas estas verdades fueran registradas.

Por ejemplo, Pedro entendió que él y otros apóstoles habían recibido un entendimiento especial de las Escrituras. Después de demostrar sus credenciales en 2 Pedro 1:16-18 como uno de los tres discípulos que presenciaron la transfiguración de Cristo, el escribió: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (v. 19).

Pedro confirma que ellos habían recibido la palabra segura por inspiración de Dios y que ellos escribieron lo que les había sido inspirado.

Cristo utilizó a Pablo como un instrumento para registrar una buena parte de los mensajes y verdades que Él quería que fueran preservadas. En Efesios 3:3-5, Pablo escribió: “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente; leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”.

Este es un cumplimiento de la promesa que Cristo hizo de que sus seguidores llegarían a entender toda la verdad. Pablo fue un instrumento para escribir 14 libros del Nuevo Testamento, bajo la inspiración y guía del Espíritu de Dios. Vea además Colosenses 1:25-27, para más pruebas.

Es algo sobresaliente que podamos ver el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento por medio del ministerio de Jesucristo y los escritos de sus discípulos quienes siguieron sus pisadas y registraron fielmente lo que Él les había revelado a ellos.

Jesús afirmó que sus palabras permanecerían firmes a través del tiempo y por encima de muchos intentos para destruirlas. En Marcos 13:31 Él dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Cristo se ha mantenido fiel a su palabra.

El canon del Nuevo Testamento

La palabra canon significa una lista autorizada de libros aceptados como las Santas Escrituras. Cuando leemos acerca de los escritos canónicos, nos estamos refiriendo a aquellos libros que tienen autoridad divina y conforman la Santa Biblia.

El Nuevo Testamento está compuesto por 27 libros escritos por diferentes autores. Estos libros no fueron escritos en el mismo momento pero posiblemente en un período de 50 años, extendiéndose hasta la segunda parte del primer siglo.

A medida que el cristianismo se extendía, varias ideas y escuelas fueron surgiendo y no todas eran fieles a la verdad. Jesse Lyman Hurlbut, en su libro The Story of the Christian Church [La historia de la Iglesia cristiana], explicó: “50 años después de la muerte de San Pablo, cae una cortina sobre la Iglesia, la cual impide que podamos ver; y cuando se alza, cerca del año 120 d.C., con los escritos de los primeros padres de la iglesia, encontramos una iglesia muy diferente en varios aspectos de la que había en los días de San Pedro y San Pablo (p. 33).

Debido a esto, ha habido un debate acerca de varios libros que componen el canon del Nuevo Testamento. Sin embargo, los libros que ahora tenemos fueron aceptados por casi todas las iglesias a mediados del tercer siglo, lo cual indica que hubo una recopilación más temprana que los agrupó.

Ciertos hombres ahora conocidos como los padres de la iglesia disputaron algunos libros, en particular Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 de Juan y Apocalipsis. Pero el canon actual fue aceptado por el Concilio de Cartago en el 397 y el 419 d.C., bajo la autoridad de Agustín, quien consideró este canon como algo concluido ya (vea F.F. Bruce, El canon de la Escritura, p. 230).

En el año 367 d.C., Atanasio publicó una lista de los 27 libros que actualmente tenemos y declaró: “Estos son fuentes de salvación, así que todo aquel que esté sediento se sentirá satisfecho con lo que dice aquí. No agreguemos nada, ni saquemos nada de ellas”. Orígenes también hizo una lista de los mismos 27 libros (Bruce Metzger, El canon del Nuevo Testamento, p. 139).

Creemos que el canon autorizado fue revelado mucho más temprano, durante la época de los apóstoles. Por ejemplo, como ya mencionamos, Pedro reconoció los escritos de Pablo como parte de las Escrituras (2 Pedro 3:16). Pablo también se refirió a los evangelios y declaró que eran parte de las Escrituras (1 Timoteo 5:18, al citar a Lucas 10:7). Esto muestra que el canon del Nuevo Testamento ya había sido establecido en aquella época.

El apóstol Juan, que escribió cerca del final del primer siglo, marcó el fin de los últimos libros de la Biblia con una advertencia de no tratar de añadir ni de quitar nada de las palabras del libro (Apocalipsis 22:18-19). Con el libro de Apocalipsis, el canon del Nuevo Testamento, estaba completo.

Señal de que está completo

El número 7 se utiliza con frecuencia en la Biblia para denotar que está completo. Utilizando el conteo antiguo de los libros descrito en nuestro artículo acerca del Antiguo Testamento, hay 49 (7 veces 7) libros en la Biblia (22 en el Antiguo y 27 en el Nuevo).
La Biblia se puede dividir en 7 partes:

1. Ley
2. Profetas
3. Los escritos
4. Evangelios
5. Hechos
6. Epístolas
7. Apocalipsis

El orden de los libros del Nuevo Testamento

1. Los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) aparecen primero, porque ellos contienen las enseñanzas básicas de Cristo.

2. Hechos nos da la historia de la Iglesia desde la ascensión de Cristo hasta alrededor del año 62 d.C. Y puede dividirse en dos partes, una que describe el ministerio de Pedro y la otra que narra la vida del apóstol Pablo desde el momento de su conversión hasta su encarcelamiento en Roma.

3. Las Epístolas Paulinas (cartas) pueden dividirse en 3 secciones:

a. Las primeras nueve cartas escritas por el apóstol Pablo a siete iglesias: Romanos, 1 y 2 de Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, y 1 y 2 de Tesalonicenses. Estas epístolas tienen información general acerca de los asuntos de la Iglesia y cómo debían comportarse los miembros dentro y fuera de la Iglesia. Muchas doctrinas fundamentales son explicadas y se alienta a tener una conducta cristiana apropiada.

Por ejemplo, Romanos enseña de una manera progresiva, paso a paso. Es un libro introductorio de enseñanzas y doctrinas. Hebreos 6:1-3 muestra las doctrinas básicas, y Romanos las cubre en el mismo orden:

  • Arrepentimiento (Romanos 1-2)
  • Fe (3-5)
  • Bautismo (6)
  • Espíritu Santo (8)
  • Resurrección y juicio (9-11)

b. Las cartas personales a los líderes de la Iglesia -1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón. Las primeras de éstas se llaman con frecuencia las Epístolas Pastorales.

c.Hebreos es una carta general. Aunque no identifica su autor, algunas tradiciones tempranas y la evidencia interna señalan a Pablo como el autor.

4. Las siete Epístolas Generales.

Las epístolas generales no fueron escritas para una congregación o una persona de la forma en que fueron escritas la mayoría de las cartas de Pablo.

Santiago escribió acerca de los primeros principios de la vida cristiana. El hace énfasis en la importancia de las relaciones y cómo podemos llevarnos los unos con los otros.

Pedro da una perspectiva un poco más profunda, especialmente acerca de las herejías y cómo ellas estaban comenzando a influenciar negativamente a la Iglesia.

Juan habla de la obediencia a Dios y de guardar los mandamientos de Dios. El también combate la herejía que se había desarrollado en la iglesia a finales del primer siglo.

Judas es el más fuerte en contra de los herejes.

Los escritores siguen los atributos mencionados en 1 Corintios 13:13:

a. Santiago habla de la fe.
b. Pedro habla de la esperanza.
c. Juan habla del amor

5. Apocalipsis es el último libro de toda la Biblia, y muestra los eventos proféticos que van a ocurrir antes del regreso de Jesucristo, así como lo que ocurre durante el reinado milenial de Cristo y más allá de ése período.

Las Escrituras son un regalo de Dios para darnos esperanza

Como padre amoroso, Dios ha preservado su Palabra, incluyendo el Nuevo Testamento, para nuestro beneficio. Él quiere lo mejor para nosotros a medida que crecemos en el carácter divino de tal forma que finalmente podamos heredar la vida eterna en su maravilloso Reino.

En Romanos 15:4, Pablo escribió: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Depende de cada uno de nosotros alcanzar esta esperanza de vida eterna que Dios ha revelado en su Palabra.

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