Filipenses

La carta de Pablo a los hermanos en Filipos, demuestra su amor hacia ellos y es un mensaje perpetuo exhortando a los cristianos para que permanezcan fieles y estén unidos en Cristo.

Como cualquier congregación que hace parte de la Iglesia de Dios, Filipos tenía su propia historia, y la carta de Pablo a los miembros que estaban allá incluye sus pensamientos acerca de su cautiverio, el apoyo al evangelio, los exhorta a que permanezcan fieles y anima a las dos mujeres en la congregación a resolver sus diferencias.

El libro de Hechos tiene una cronología de los viajes y epístolas de Pablo. En Hechos 16 aprendemos como empezó la Iglesia en Filipos.

La fundación de la Iglesia en Filipos

Pablo llegó a Filipos durante su segundo viaje (50 a 53 d.C) para establecer congregaciones de la Iglesia de Dios. Su viaje a esta ciudad para predicar el evangelio fue motivado por la visión que recibió de un hombre en Macedonia, el cual le suplicaba que fuera a ese lugar y les ayudara (v. 9). Creyendo que Dios los había llamado para “predicarles el evangelio a ellos”, Pablo y sus compañeros de viaje —incluyendo a Silas, Timoteo y Lucas— viajaron hacia Macedonia (v. 10).

Pablo primero se dirigió a Filipos: “que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia”, donde se quedaron por “algunos días” (v. 12). El hecho de que fuera una colonia, significaba que “los ciudadanos de Filipos podían comprar, ser dueños de o transferir propiedades. También tenían el privilegio de presentar demandas civiles en las cortes romanas y estaban exentos de pagar impuestos al voto y a la tierra” (Estudio bíblico de Nelson).

Los primeros conversos

Las primeras conversiones al cristianismo en Filipos no ocurrieron en el momento que Pablo visitaba una de las sinagogas judías, como sucedía a menudo durante los viajes de Pablo. Tal vez debido a que no había tantos hombres judíos en la ciudad para que una sinagoga hubiese sido establecida, Pablo y sus compañeros “salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido” (v. 13).

La primera que se convirtió fue una mujer llamada Lidia, quien aparentemente era una comerciante exitosa. Como se lee en el texto: “y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (v. 14).

Poco después, Pablo echó fuera un demonio de una criada que tenía un espíritu de adivinación. Fue llevado ante las autoridades cuando sus amos “vieron que había salido la esperanza de su ganancia” (v. 19). Como resultado, Pablo y Silas fueron golpeados y encarcelados. Después, algo extraño sucedió.

A media noche, mientras Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos, un terremoto sacudió la prisión de tal manera, que se abrieron las puertas y se soltaron las cadenas de los presos. El carcelero tuvo miedo de que los presos hubieran escapado y estaba preparándose para quitarse la vida. Justo a tiempo, Pablo le dijo que no se quitara la vida porque todos los prisioneros estaban y ninguno había escapado. Esta situación condujo al bautismo del carcelero y los de su casa (vv. 25-33)

Lidia, el carcelero y los de su casa fueron los primeros que se convirtieron en Filipos. La primera congregación de la Iglesia de Dios en Europa había sido fundada y Pablo pronto partió para Tesalónica (Hechos 16:40; 17:1).

Fechas y circunstancias relacionadas con la carta de Pablo

La carta de Pablo a los hermanos en Filipos fue escrita cuando él estaba preso en Roma (Filipenses 1:13; 4:22). Los libros de Efesios, Colosenses y Filemón junto con el de Filipenses, son conocidos como las Epístolas de la prisión.

Vista de la antigua Filipos (foto cortesía de Eric McLeod)
Vista de la antigua Filipos (foto cortesía de Eric McLeod)
Probablemente, Filipenses fue escrito en el año 61 o 62 d.C. Pablo, al parecer había sido encarcelado por algún tiempo y anticipó que se tomaría una decisión frente a su caso en breve (2:23-24). También hubo tiempo para que Epafrodito fuera a visitar a Pablo desde Filipos y para que los de Filipos supieran de la enfermedad de su mensajero (vv. 25-27). Pablo después envió a Epafrodito de vuelta a Filipos, presumiblemente con la carta para los hermanos (v. 28).

El saludo da a entender que la carta viene de parte de Pablo y Timoteo, quien estuvo con Pablo en Roma. La carta va dirigida “a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos” (1:1). Desde sus humildes comienzos alrededor de una década atrás, la Iglesia había crecido hasta convertirse en una congregación madura con ministros y diáconos para dirigir y servir a los miembros.

La relación de Pablo con los hermanos

Aunque Pablo fue “tratado con rencor” por el pueblo y las autoridades en Filipos, en el momento de la fundación de la congregación, Pablo tenía una relación mas cariñosa con los hermanos (1 Tesalonicenses 2:2; Hechos 16:16-24). Y a través de los años ellos lo apoyaron económicamente.

Tenga en cuenta que, mientras Pablo estuvo en Corinto, no recibió diezmos ni ofrendas por parte de los hermanos porque él pensaba que si lo hacía podría poner “un obstáculo para el evangelio de Cristo” (1 Corintios 9:12). Sin embargo, él si recibió ayuda por parte de los hermanos en Filipos mientras estaba en Corinto (2 Corintios 11:9).

Adicionalmente, Pablo recibió ayuda de los hermanos en Filipos cuando estaba en Tesalónica (Filipenses 4:16). El registro bíblico también muestra que Epafrodito viajó desde Filipos para atender las necesidades de Pablo mientras estaba encarcelado y también le trajo ayuda de parte de los hermanos en Filipos (2:25; 4:18).

Algunos sugieren que no hay amonestaciones en esta carta de Pablo y que la congregación de Filipos era prácticamente perfecta. Si bien la idea central de la carta es en realidad el ánimo y una carta de agradecimiento por el apoyo de los miembros, un estudio cuidadoso del texto muestra que también había una situación en la congregación que necesitaba ser resuelta.

El problema fue un desacuerdo entre dos mujeres líderes —Evodia y Síntique. No sabemos hasta qué punto la disputa entre estas dos mujeres había afectado a la congregación, pero ciertamente tenía este potencial porque ambas eran personas prominentes que, según Pablo, “combatieron juntamente conmigo en el evangelio”. Pablo los exhorta a que “sean de un mismo sentir en el Señor” y anima a uno de ellos identificado como “compañero fiel” a ayudarlas a reconciliarse (4:2-3). No se nos dice quién era este “compañero fiel”.

La relación cercana que tenía Pablo con los miembros en Filipos se ve reflejada en su carta. Los comentarios iniciales de Pablo muestran que él estaba orando por los hermanos y los anima a que permanezcan fieles (1:3-11). Por supuesto, éstos son temas habituales en todas las epístolas de Pablo.

A continuación, vemos dos temas adicionales en esta carta que ponen en evidencia la relación tan cercana que existía entre el apóstol y los hermanos en Filipos:

  • Aunque Pablo está en prisión, siempre se enfoca en predicar el evangelio. “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás” (1:12-13). El fomento del evangelio —a través del ministerio de Pablo y el apoyo financiero por parte de los hermanos en Filipos— crearon un vínculo entre ellos.
  • Al encarar una posible muerte por parte del impredecible emperador Nerón, Pablo comparte sus más profundos pensamientos acerca de la continuidad de su vida o muerte con los hermanos. “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia… Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (1:21, 23-24).

Resumen de Filipenses

Ésta es una manera en que el libro de Filipenses puede ser resumido:

Capítulo 1: Introducción, noticias personales, exhortación.

  • Saludo (1:1-2)
  • Oraciones por los hermanos (1:3-11).
  • Un informe acerca del avance del evangelio y del encarcelamiento de Pablo (1:12-26).
  • Exhortación para tener una conducta digna de acuerdo con el evangelio (1:27-30).

Capítulo 2: Enseñanza acerca de la conducta cristiana.

  • La unidad y el crecimiento espiritual vienen a través de tener la mente de Cristo (2:1-11).
  • Exhortación para ser luz en este mundo (2:12-18).
  • Ejemplos de buena conducta —Timoteo y Epafrodito (2:19-30).

Capítulo 3: enseñanza acerca de la justicia y la perseverancia

  • La superioridad de la justicia por la fe sobre la justicia por la ley (3:1-11).
  • La necesidad de presionar hacia nuestra meta espiritual (3:12-21).

Capítulo 4: Un llamado a la unidad, agradecimiento por parte de Pablo y saludo final.

  • Permanecer firmes en el Señor significa llevarse bien con los demás (4:1-9).
  • Agradecimiento de Pablo a los filipenses por el apoyo económico (4:10-20).
  • Saludo final (4:21-23).

Mensajes clave de Filipenses

Mientras que el libro aborda varios temas importantes, y nosotros lo animamos a que lea todo el libro, a continuación unos conceptos que queremos resaltar.

El sitio arqueológico de la antigua Filipos (foto, cortesía de Eric Mc Leod).
El sitio arqueológico de la antigua Filipos (foto, cortesía de Eric Mc Leod).
Al escribir desde la prisión, Pablo supo de primera mano lo que era sufrir por Cristo. Aun así él no se resintió o sintió lastima de sí mismo por esta situación. Él escribió: “pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (4:1I). Nosotros también debemos aprender a estar contentos. Debemos estar dispuestos a sufrir persecución por ser cristianos. Así como escribió Pablo: “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” (1:29).

Otro de los mensajes importantes de Pablo fue “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (2:5). El ejemplo de humildad de Cristo, respetar a los demás y morir para pagar la pena de nuestros pecados, fijó un estándar muy alto para nosotros. Cuanto más asumimos la mente de Cristo, más fácil será para nosotros crecer espiritualmente y “sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (2:2).

El registro del apoyo económico por parte de los filipenses a Pablo (2:25; 4:18) nos recuerda el privilegio que es poder apoyar la predicación del evangelio de Jesucristo y la venida del Reino de Dios. Los filipenses dieron un buen ejemplo al hacer esto. Si desea estudiar más acerca de cómo puede ayudar a apoyar la obra de Dios hoy, lee “Diezmar: ¿qué es?

Para más información acerca de Pablo y sus cartas, ver “Epístolas de Pablo”.

Continuar leyendo

×

Suscríbase a Discernir

Ask a Question