¿Quién creó a Dios?

Si Dios creó el universo, ¿de dónde proviene Dios? ¿Acaso todo, incluyendo a Dios, no proviene de algo más? ¿Si es así, quién creó a Dios?

La mayoría de personas en la actualidad vive una vida llena de ocupaciones, y la mayor parte del tiempo está afrontando las circunstancias de su rutina diaria. Y, sin embargo, en los momentos de quietud, sin afanes, casi todos se han preguntado acerca de las cuestiones importantes de la vida.

“¿De dónde vengo? De hecho, ¿todos y todo proviene de algo? Las cosas no pasan porque sí, ¿verdad? ¿No viene todo de algo más? ¿Acaso no hay causa para todo efecto?”

Para algunos, las preguntas van más allá. ¿Se aplica esto a Dios? ¿Tiene Dios una causa? ¿Quién creó a Dios?

Un ejemplo sencillo

Al plantear estas preguntas, analicemos un ejemplo sencillo. Usted observa el patio de su casa—la misma casa en la que ha vivido toda su vida. Usted ve un roble grande, maduro. Es su árbol favorito. Lo impresiona su tamaño y belleza. Usted ama ese árbol.

Si alguien, tal vez un niño pequeño, le pregunta si ese árbol ha estado siempre allí, usted responderá con certeza: “No, por supuesto, no”. Tal vez usted ha vivido lo suficiente como para saber que hubo un momento en que ese árbol no estuvo allí. Usted sabe que salió de la tierra, de una bellota. Tal vez, muchos años atrás, usted vio como una ardilla enterró una bellota en ese punto, y poco después, el árbol comenzó a crecer. El efecto (el árbol) tiene una causa (la semilla).

Si el niño persiste en preguntar: “¿Bueno, de dónde provino la bellota?”, usted respondería: “La bellota provino de otro roble”. La conversación continuara un rato, pero el patrón ya ha sido establecido. El roble produce bellotas, que producen robles, que producen semillas…

¿Ha sido esto siempre así?

¿Siempre ha sido esto así? ¿Es un patrón eterno—una secuencia eterna? ¿Siempre ha habido robles y bellotas? ¿No tuvo todo esto un comienzo? La respuesta a estas preguntas es la misma—a partir de la ciencia y de la Biblia. La respuesta es no.

Los científicos, aun aquellos que no creen en la inspiración divina de la Biblia, aun aquellos que no tienen ninguna creencia religiosa, responderían con certeza que no siempre han existido robles ni bellotas. Pueden diferir en cuanto al momento exacto en que comenzó la secuencia, pero ellos están de acuerdo en que todo tuvo un comienzo. Esto se debe a que ellos creen en que todas las cosas en el reino físico—incluyendo los robles y las bellotas—tienen un comienzo.

Muchos científicos creen que el universo que podemos ver y la tierra, incluyendo los robles y las bellotas no pueden ser más antiguos que de 15 mil a 20 mil millones de años, y algunos científicos creen que son mucho más jóvenes. Pero en general hay un consenso dentro de la comunidad científica que las cosas físicas no siempre han existido.

Uno de los más prominentes científicos de la época moderna, Stephen Hawkings (quien no cree en el relato de la creación de la Biblia) ha afirmado: “Toda la evidencia parece indicar que el universo no ha existido desde siempre, sino que tuvo un comienzo, cerca de 15 mil millones de años atrás. Este es probablemente el descubrimiento más importante de la cosmología moderna. Sin embargo, ahora se da por sentado” (http://ww.hawking.org.uk/lectures.html, énfasis añadido).

La Biblia nos da la misma respuesta en cuanto a la pregunta acerca de si el universo (incluyendo los robles y las bellotas) es eterno. El universo material no es eterno—tuvo un principio. Comenzó cuando Dios empezó a crear el universo (incluyendo los robles).

Según la Biblia, Dios habló estas palabras al pueblo de Israel, en el Monte Sinaí: “Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día” (Éxodo 20:11).

Tenemos entonces dos conclusiones acerca de los cuales hay consenso casi universal. Primero, que todo efecto que puede ser medido tiene una causa. En el ejemplo que hemos analizado, el roble es causado por las bellotas que son causadas por los robles. Segundo, esta secuencia de causa y efecto no es eterna. No siempre han existido causas medibles o efectos. No siempre han existido robles y bellotas.

¿Qué podemos deducir de estas dos conclusiones? Al responder esta pregunta, casi todas las personas están en uno de estos dos grupos. En el primer grupo hay personas que creen que toda la secuencia comenzó—por sí misma—no por ninguna inteligencia superior, sin propósito, sin plan, sin dirección. Todo pasó por sí mismo.

En el segundo grupo hay personas que creen que un Dios creador, inteligente, con propósito, comenzó la secuencia. El Dios de la Biblia tiene esto que decir con respecto al primer grupo: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios. Se han corrompido…” (Salmo 14:1).

¿Ha existido Dios siempre?

Pero luego, algunas personas, aun en el segundo grupo, persisten en preguntar: ¿“Si Dios creó todo lo que podemos medir, y si es lógico creer en una causa y efecto, entonces quién o qué fue la causa de Dios”? Esto es lo que la Biblia dice al respecto por medio de lo que escribió el apóstol Pablo: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

Aquí vemos que el Dios de la Biblia da una respuesta directa y poderosa a la pregunta con la cual comenzamos- “¿Quién creó a Dios?”—y que la respuesta correcta debería ser obvia para nosotros—debería ser “claramente visible”. Nadie creó a Dios. Él es el Creador. Dios no ha sido creado. Dios es eterno. Según la opinión de Dios, “no tenemos excusa”, si llegamos a otra conclusión. Dios aclara que no deberíamos vanagloriarnos de nuestra “sabiduría” al pensar que no existe un Dios creador eterno. Por el contrario, “profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22). En otras palabras, insistir en la inquietud de cómo puede ser posible que Dios sea eterno (no ha sido creado), solo nos distrae de lo que es evidentemente obvio.

Según la Biblia, la única conclusión correcta y sabia es creer que alguien que no ha sido creado, que es eterno y superior a lo que podemos ver, creó todo lo que podemos ver. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve… Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:1, 3).

Sin embargo, algunos responderán, “para mí es algo muy difícil de entender, de aceptar, por dos razones. Primero, no puedo ver a Dios. ¿Cómo puedo creer en algo que no puedo ver? Segundo, no puedo entender, con las limitaciones de mi mente, un ser eterno. Me parece difícil de creer que Dios haya existido siempre. Nada más que yo sepa, es eterno. ¿Cómo puede ser eterno Dios?

¿Puedo creer esto?

Aclaremos estos puntos. Primero, la mayoría de personas, ya sea que lo piensen de una forma consciente o no, creen en muchas cosas que no pueden ver con sus ojos. Ellos creen en la gravedad, pero no vemos la gravedad. Vemos sólo sus efectos; las cosas caen a tierra. Creemos en el magnetismo, pero no vemos el magnetismo. Vemos sólo sus efectos: el imán atrae al hierro.

No vemos la gravedad o el magnetismo con nuestros ojos, pero eso no significa que no creamos en que ellos existen. No debería ser diferente en cuanto al Dios creador espiritual, no material.

Segundo, es verdad que es difícil para nosotros, que somos mortales y vivimos en el tiempo y espacio, concebir a un ser que no es mortal y que no está limitado por el tiempo ni por el espacio.

Sí, es difícil entender al Dios eterno—que no ha sido creado, que siempre ha existido. Sin embargo, debemos entender también que es aun más difícil creer en lo opuesto—que Dios no es eterno—que el Dios que creó todo también fue creado. Esta es una conclusión insensata.

De hecho (tal como acabamos de leer) el Dios de la Biblia dice que es necio creer que el Creador de todo no ha existido siempre. “El eterno poder” de Dios debería ser percibido claramente.

El Dios de la Biblia nos dice que Él no es como nosotros—viviendo en el tiempo y el espacio. En lugar de ello, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).

Por lo que leemos en estos pasajes, parece que nosotros los seres humanos, aun con las limitaciones de nuestros sentidos físicos y nuestra mortalidad, tenemos la capacidad—de hecho la responsabilidad delante del Dios Creador de la Biblia—de llegar a la respuesta correcta a la pregunta de quien creó a Dios. Como vimos en el libro de Romanos, “no tenemos excusa” para no “ver claramente” la conclusión de que el Dios Creador existe y que Él es eterno.

Más aun, en la Biblia se revela que la facilidad con la que lleguemos a la respuesta correcta puede ser determinada, al menos en cierto grado, por el estado de nuestra mente—por nuestra actitud—por la forma en que analicemos el tema; con orgullo, obstinación o con humildad.

Si tenemos un espíritu humilde, podemos percibir mejor y llegar a la conclusión correcta en cuanto al “Alto y Sublime, el que habita la eternidad”. Si tenemos un espíritu orgulloso, que no quiere admitir que existe un ser superior al cual le debemos nuestra vida y servicio, tristemente seremos guiados a una conclusión necia—ya sea que Dios no existe o que Dios de alguna forma está limitado Él mismo y que debe ser explicado por otra causa.

Usted puede decidir ¡y aprender más!

Tenemos entonces, en un sentido real, el poder de escoger si llegamos a la respuesta correcta—la respuesta sabia. En el análisis final—en el juicio de Dios—todos estamos “sin excusa”, si llegamos a la conclusión falsa y necia.

¿Quién creó a Dios? La respuesta es que Dios no ha sido creado. Él es el Creador eterno de todo lo que existe. Él revela, en la Biblia, mucho acerca de sí mismo, su plan y propósito para haber creado todo el universo y especialmente, la humanidad, incluyéndonos a usted y a mí.

Sería aconsejable que estudiara humildemente la Biblia para encontrar lo que Dios ha revelado acerca de estas cosas. Lo invitamos a utilizar este sitio en la red para obtener un mayor entendimiento de estos temas tan importantes. En especial, puede referirse a nuestras secciones acerca de:

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