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Hablando de... Vida, Esperanza y Verdad

Preguntémonos algo

Preguntémonos algo,

¿Por qué y para qué voy a vivir este día que apenas comienza?

Cuando los objetivos son claros y los propósitos firmes, las decisiones que desde ya estoy tomando me llevarán a algo concreto.

¿Pero, cuáles son esos objetivos y propósitos?  A mí alrededor todos van de prisa, todos, pareciera, que van muy decididos a hacer algo.  Pero, ¿por qué tanta frustración y desilusión al final de las labores diarias de muchos?

La existencia de cada ser humano tiene un objetivo, ¿cuál es?

Dios, nuestro creador, desde el instante mismo que hizo al primer ser humano, lo creó con el objetivo de expandir, en su momento, su propia familia; Sí, su familia divina.

Y así fuimos creados a Su imagen y Semejanza, esto no lo hizo con ninguna de las otras creaturas.  Puso en nosotros el sentido de eternidad, algo que el hombre por sí mismo nunca podría satisfacer. (Eclesiastés 3:11). 

Es por la intervención directa de Dios en la vida de cada uno, que este anhelo de eternidad sería satisfecho.  Dios tiene en Su Plan maestro de salvación, el proyecto de darle a cada ser humano, la oportunidad de satisfacer este sentido de eternidad con Él, con Dios, en Su familia Divina.  ¿Suena asombroso?  ¡Claro que lo es!

El verdadero propósito de todo ser humano es llegar a pertenecer, eventualmente, a la familia Divina.  La verdad, la cual es La Palabra de Dios, (Juan 17:17), es impactante.

Si cada día nos despertamos con este propósito en mente, sabiendo que hay un camino claro para llegar, que es la Ley de Dios, los 10 Mandamientos, todo el panorama cambia, cada día tendrá el incentivo de que estamos más cerca de hacer parte de esa familia Divina para siempre, por toda la Eternidad, y cuando venga Jesucristo por segunda vez, los que primero fueron llamados entrarán a hacer parte del Reino de Dios, del cual Jesucristo es el Rey, pero la esperanza para todo el resto de la humanidad, quedará vigente hasta que Dios llame a cada uno, sin excepción, y le ofrezca su oportunidad de hacer parte también de esa familia Divina e inmortal.

El carácter, cuya definición es: “la habilidad de discernir el verdadero y correcto camino del falso sendero, y de voluntariamente entregarse plena e incondicionalmente a Dios y a su camino perfecto”, es lo que Dios espera de Sus Hijos e Hijas, para poder darles la vida eterna, que todos anhelamos.

Este es el objetivo que un hijo y una hija de Dios deben tener en su mente y en su corazón al despertarse cada mañana.  EL DÍA tendrá una meta clara, que nos dará la fuerza y la esperanza firme de que lograremos finalmente, el propósito de nuestra existencia, llegar a formar parte de la Familia de Dios.

Para Vida, Esperanza y Verdad, soy Eduardo Hernández.