Consejos para la buena crianza

Criar hijos puede ser algo tan satisfactorio como frustrante. Buscar consejo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de nuestros esfuerzos.

Ser padre es una tarea llena de grandes y pequeños desafíos. ¿No sería genial tener el consejo de un experto en esta labor? Y al afrontar los mayores desafíos, ¿no querría recibir los mejores consejos que puedan existir?

Imagínese

¡Está tan emocionado! Su nuevo hijo acaba de llegar a casa sano y salvo. Lo ve crecer frente a sus ojos, tan lleno de energía, con esa gran sonrisa y pequeños hoyuelos en las mejillas y una risa simplemente contagiosa.

A uno le parece que ha pasado sólo un día cuando ya aprende a caminar y hablar. A veces hasta les cuesta (a papá y mamá) seguirle el paso. ¡Podríamos decir que tiene más energía de lo humanamente posible!

A medida que crece, usted lo inscribe en diferentes deportes y actividades recreativas, y no pasa mucho tiempo antes de que comience sus clases de música y primer año escolar.

Los años siguen pasando y él avanza de primaria a secundaria. Mucho de su tiempo ahora transcurre yendo a recogerlo después de sus clases extra-curriculares ayudarlo con sus proyectos escolares y asegurarse de que tanto él como sus dos hermanas menores tengan todo lo necesario. ¡Está tan orgulloso de ellos! Ya todos tienen muchas actividades diferentes y amigos tanto en la escuela como en la iglesia.

Comienzan los problemas

Todo parece ir bien hasta que un día recibe una llamada inesperada de la directora informándole que su hijo fue sorprendido copiando en un examen. Decepcionado, usted intenta tener una larga discusión con él cuando llega a casa, pero él se pone distante y un poco malhumorado —no quiere hablar al respecto y tal parece que preferiría estar en cualquier lugar excepto con usted.

Un par de meses más tarde, la situación empeora cuando sorprenden a su hijo fumando marihuana en la escuela. ¿Por qué haría algo así? Le ha enseñado muy bien que debe alejarse de las drogas.

También le ha enseñado a honrar a su padre y su madre, pero en ciertas ocasiones se vuelve muy irrespetuoso con usted y su cónyuge. ¿Qué le hace pensar que puede comportarse así? ¿Acaso no recuerda quién lo cuidó y le proveyó con todo lo necesario mientras crecía?

Usted trata de ayudarle y “ser su amigo”, pero los resultados no siempre son los esperados. Con el tiempo, algunas cosas mejoran, otras no. Si tuviera que ser honesto, diría que su maravilloso hijo se está convirtiendo en una persona egoísta. Todo lo que hace es para obtener algo de los demás o beneficiarse a sí mismo, y si algo le aburre, simplemente no lo hace.

¿De dónde salió esta actitud?

¿Qué sucedió? ¿De dónde proviene todo esto? ¿Es esto lo que todo padre anhela? Ha intentado con tanto esfuerzo brindarle todas las oportunidades posibles. Simplemente no entiende qué salió mal.

¿Pasarán todos por lo mismo? ¿Es así como debería ser? ¿Cómo evitar que sea tan egoísta? Nunca antes se había comportado así, ¿o sí?

Consejos acerca de un error común

La verdad es que todo padre enfrenta muchos desafíos al criar a sus hijos; no existen los padres ni los niños perfectos. Sin embargo, hay un error en especial que los padres suelen cometer —un error que comienza con la mejor de las intenciones, pero puede marcar la diferencia entre criar hijos emocionalmente sanos y equilibrados e hijos que no lo son.

Todo depende del fundamento de nuestra crianza. Nuestras decisiones familiares siempre estarán basadas en nuestras creencias y principios. Y estos también determinarán la manera en que criemos a nuestros hijos, pues definen lo que consideramos correcto e incorrecto.

El mejor de los consejos es hacer que nuestro hogar gire en torno a Dios, no en torno a nuestros hijos.

¿Dónde está la diferencia? Muchos padres suponen que un hogar centrado en sus hijos es de por sí un hogar centrado en Dios. Al fin y al cabo, ¿por qué estaría mal el poner sus necesidades y deseos primero? ¿Cómo podría eso lastimarlos?

Antes de responder, definamos qué es un hogar centrado en Dios y un hogar centrado en los hijos.

El hogar centrado en los hijos

En un hogar que gira en tornos a los hijos, la principal motivación de todo lo que se planea, enseña y hace es lo que el hijo quiere o necesita.

La Biblia dice que debemos amar a los demás como a nosotros mismos, ¿no es así? Entonces, colmar a nuestros hijos de amor y atención, ¿no sería bueno y agradable a Dios?

El hogar centrado en Dios

Sí, es cierto que Dios nos enseña a amar a los demás como a nosotros mismos, pero también nos dice que hay algo aún más importante: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.” (Mateo 22:37-38).

Si lo pensamos bien, no tardaremos en darnos cuenta de cuál es el problema con un hogar centrado en los hijos. Dios nos ordena ponerlo a Él primero siempre —incluso cuando se trata de nuestra familia. En lugar de girar en torno a nuestros hijos, nuestras familias deberían girar en torno a Dios. Todo lo que planeamos, enseñamos y hacemos debe basarse en nuestro amor por Dios y sus instrucciones.

¿Estamos centrados en Dios?

Imagínese la siguiente situación. Un día su hijo le dice que quiere participar en un equipo de futbol juvenil. A usted le parece buena idea y está dispuesto a llevarlo y traerlo de sus clases y partidos. Quiere ser un buen padre y darle la oportunidad de realizar actividades sanas y satisfactorias. Su hijo clasifica para el equipo y las prácticas comienzan el próximo lunes.

Todo anda bien hasta que se publica el calendario y usted nota que algunos de los partidos son en el día de reposo de Dios. Usted ha inculcado a su familia la importancia de adorar y obedecer a Dios, así como de asistir a la iglesia, ¡pero su hijo tiene muchas ganas de ir a los partidos! Ahora debe tomar una decisión: ¿lo dejará jugar sus partidos en sábado (Éxodo 20:8-11)? ¿O actuará de acuerdo con las convicciones de su familia y pondrá a Dios primero. La decisión que usted tome demostrará cuál voluntad es más importante para usted, la de Dios o la de su hijo. Lo que decida dependerá del enfoque que le haya dado a su hogar: Dios o sus hijos. ¿Qué haría en ese caso? ¿Qué tipo de valores y firmeza de carácter le demostraría a su hijo?

La clave

Es muy sencillo: un hogar centrado en los hijos se dará “libertades” con la ley de Dios porque pone las actividades y deseos de los hijos antes que su palabra. (Nota: para ser padres centrados en Dios, debemos asegurarnos de estudiar y comprender lo que Él requiere de sus seguidores.)

Pero si realmente amamos a nuestros hijos, nuestra mayor motivación debería ser la obediencia a Dios —no hacerlos “felices”. Cuando ponemos a Dios primero, nuestros hijos pueden ver y entender la diferencia entre el bien y el mal. Sólo así aprenderán lo que realmente les traerá felicidad y plenitud, que es muy diferente a lo que ellos creen que los hará felices y les dará satisfacción.

Si nuestro enfoque no es Dios, será solo cuestión de tiempo para que veamos los resultados de ello y todo termine en frustración, dolor y consecuencias lamentables. La voluntad de Dios siempre debería estar por encima de la de los hijos —ésta es la clave de una buena crianza.

¿Cuál es el centro de nuestros hogares?

¿Cómo saber si nuestras familias están centradas en Dios o en nuestros hijos?

Primero debemos conocer las instrucciones que Dios nos ha dado en la Biblia: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).

Si ésta es nuestra motivación, las decisiones que tomemos en cuanto a nuestros hijos serán muy diferentes a las que tomaríamos si nuestro enfoque fueran sus deseos.

Como bien dice Proverbios 14:12, “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. A veces lo que parece ser bueno para nuestros hijos no lo es en realidad. Lo único que puede garantizarnos el bienestar de nuestra familia es seguir los consejos para la crianza que Dios nos da en la Biblia. Sólo si lo hacemos así podremos decir que nuestro hogar está centrado en Él.

La mejor fuente de consejo

La Biblia es el mejor libro de consejos que se haya escrito alguna vez. Es el único cuyos autores fueron directamente inspirados por Dios para que registraran sus pensamientos; es la palabra inalterada de Dios. Si puede creer, también podrá creer que la Biblia es el mejor manual para padres que ha existido.

Sin embargo, el conocimiento no adquiere valor sino hasta ser aplicado. A veces los padres se verán en la necesidad de poner “mano firme” —¡aunque les duela más a ellos que a sus hijos!

A nadie le gusta decir no; pero muchas veces esta será la palabra más amorosa podamos decirles:

  • “No” porque se harán daño.

  • “No” porque no hay suficiente dinero.

  • “No” porque no sería sabio según la palabra de Dios.

¿Qué escogerá usted?

Si queremos hacer nuestra parte en asegurarles el éxito a nuestros hijos y evitar algunos de los problemas que tantos padres enfrentan, debemos conocer y practicar las enseñanzas de Dios. La Biblia debe ser nuestra principal fuente de consejos de crianza; como Mateo 4:4 dice, debemos vivir “de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Todo lo que Dios dice importa. No podemos pasar por alto ni aun las cosas que nos parecen sólo detalles. Si valoramos la Palabra de Dios, la Biblia será nuestra base de principios para criar a nuestros hijos.

La sabiduría convencional a menudo nos dice que debemos hacer de nuestros hijos, sus necesidades y sus deseos el centro de nuestro hogar, que debemos demostrarles que son lo más importante en nuestra vida. Pero aunque esto suene bien, los resultados no serán tan buenos. Y no lo serán porque centrarnos en nuestros hijos contradice lo que el mejor Padre de todos los tiempos nos enseña.

¿Qué escogerá usted? Le animamos construir un hogar centrado en Dios, y podemos asegurar que si lo hace tendrá resultados maravillosos. Así lo garantiza la infalible Palabra de Dios. ¡Nunca se sentirá decepcionado!

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