De la edición Marzo/Abril 2018 de la revista Discernir

Siete cualidades que hacen a una mujer verdaderamente hermosa

La belleza física es subjetiva, fugaz —y un gran negocio. Las imágenes de los medios de comunicación y la publicidad seductora crean aspiraciones inalcanzables. Pero, ¿cómo luce la verdadera belleza?

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Margarita estaba en sus 70 cuando la conocí. Con sólo mirarla no me habría parecido alguien especial. Ella cojeaba cuando caminaba, su piel estaba arrugada y áspera y había perdido casi todo su pelo. Sin embargo, para su esposo Antonio ella era la mujer más espectacular del mundo. Algunas veces él ponía sus brazos alrededor de ella y me decía: “Es absolutamente encantadora”. Mientras Margarita se ruborizaba, yo sonreía y asentía.

Muchos otros, jóvenes y ancianos por igual, se sentían completamente cautivados por Margarita y la consideraban su amiga del alma o su tía o abuela adoptiva. Cuando Margarita estaba en un salón, las personas la rodeaban. Siempre había alguien que quería hablar con ella u obtener su atención.

Una vez Margarita me dijo que ella pensaba que su nariz era muy grande y que no le gustaba su apariencia, ni siquiera cuando era joven. Sin embargo, ella no permitió que esto la deprimiera. Margarita entendió que la verdadera belleza se encuentra en el carácter de la mujer. Ésta es una reflexión que nace de tener una relación estrecha con Dios, esforzándose por vivir su camino de vida y mostrando un interés altruista por otros.

Esto es lo que yo vi en Margarita y lo que hizo que tantos se sintieran atraídos por ella también.

Los in y los out de la belleza

El apóstol Pedro nos dice: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante de Dios” (1 Pedro 3:3-4).

La belleza exterior va desapareciendo con el tiempo, en tanto que la belleza interior perdura y aún puede aumentar con la edad.

Pero vivimos en una cultura obsesionada con la belleza física. Comerciales, revistas, películas y programas de televisión nos bombardean con imágenes de modelos y personas que nos entretienen con cuerpos aparentemente perfectos, peinados exquisitos y obras maestras de maquillaje.

Los mensajes de los medios de comunicación insisten en que para ser atractiva, una mujer debe tener una apariencia delgada, medidas simétricas, piel sin manchas ni defectos, dientes perfectamente alineados, labios provocadores, pestañas largas y una apariencia juvenil.

Apariencia y prioridades

Cada vez más mujeres creen estas falacias. La industria de cosméticos es inmensa y cada día crece más. Un analista, Inkwood Research, informó que las ventas globales de productos de belleza (maquillaje, productos para el pelo, tratamientos para la piel y otros cosméticos) sumaron $432,7 mil millones de dólares en 2016. Se espera que esta cifra aumente a $750 mil millones para el 2024.

Arrugas, manchas de la edad, bolsas alrededor de los ojos, canas, piel flácida, celulitis, venas varicosas y otros cambios físicos naturales le provocan a la mujer de hoy muchísima angustia, lo que ha disparado la demanda de cirugías cosméticas electivas. Un nuevo informe de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos reveló que los norteamericanos gastaron más de 16 mil millones en procedimientos cosméticos en 2016 —la cifra más alta de todas.

No estamos diciendo que es errado tratar de lucir atractiva. Andy Burnett, pastor de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, de las congregaciones de Dallas y Sherman, Texas, afirma: “Es importante cuidar de nuestro cuerpo y hacer que sea presentable tanto como nos sea posible en términos de la forma en que Dios nos ha bendecido físicamente. Sin embargo, la belleza externa no debe ser nuestro enfoque total, no debemos obsesionarnos acerca de las imperfecciones que percibimos en nosotros”.

Poner demasiado énfasis en nuestra apariencia física puede hacer que le quitemos prioridad al desarrollo de nuestra belleza interior, que es muchísimo más importante, agrega el señor Burnett. Todos hemos conocido personas que son un perfecto 10 en términos de apariencia, pero son menos atractivas cuando empiezan a hablar.

Una envoltura preciosa no significa mucho en cuanto a las fortalezas interiores.

Siete cualidades

Así como es verdad en cuanto a la belleza física, muchos rasgos diferentes contribuyen a la belleza interior. Cuando pienso en Margarita y otras personas realmente hermosas que he conocido, sobresalen siete fortalezas del carácter:

1. Una mente enfocada en el servicio

Asistí a la Iglesia con Margarita cuando yo estaba en la universidad. Era rara la noche de sábado en que no tuviera invitados a cenar, y con mucha frecuencia eran los jóvenes los que se beneficiaban de una cena deliciosa y una persona mayor que se interesaba por ellos.

Servir es una forma excelente de cultivar la belleza interior. El clásico ejemplo bíblico de servicio lo encontramos en Proverbios 31:11-31. Esta mujer virtuosa trabajaba duro para proveer alimento y vestido no sólo para ella y su familia, sino también para las personas necesitadas en su comunidad (v. 20).

Las oportunidades para servir están a nuestro alrededor. Puede ser preparar la comida favorita de su esposo después de una semana difícil, llevar comida a una persona que no puede salir o arreglar el césped de un vecino anciano. Servir puede también ser el simple gesto de mantener la puerta abierta para alguien, ser un buen oyente o enviar una tarjeta de ánimo para un enfermo.

No hay nada más hermoso que cuando enfocar nuestro tiempo, energía y recursos en aquellos que necesitan ánimo y consuelo.

2. Tranquilidad

Una mujer verdaderamente hermosa es tranquila. No se enoja fácilmente ni se ofende. No es dominante, ni conspiradora ni combativa; no es regañona ni quejumbrosa. En vez de exigir que las cosas se hagan como ella dice, está dispuesta a ceder por el bien de la paz. Ésta es la esencia de tener “un espíritu afable y apacible” (1 Pedro 3:4).

En The First Epistle of Peter [Primera epístola de Pedro] (1990), Peter Davids describe a una mujer afable como “una mujer con una fortaleza y tenacidad sobresalientes, porque no devuelve el golpe cuando alguien peca contra ella. En vez de esto, ella espera en Dios. Sabiendo que Dios es justo, ella puede sufrir sin amargura”. Él explica que apacible tiene “el sentido de ser calmado, pacífico y tranquilo”.

Es un gran gozo estar alrededor de las personas tranquilas. No tenemos que “caminar como pisando cáscaras de huevos” cuando estamos con ellas, ni estar demasiado preocupados porque tal vez lo que digamos las va a ofender. Una mujer tranquila les da a los demás el beneficio de la duda y está dispuesta a perdonar cuando ocurren las ofensas.

3. Humildad

La verdadera belleza está libre de orgullo, arrogancia y egocentrismo. La humildad incluye reconocer que las fortalezas y los talentos que tenemos son dones de Dios y que los deberíamos utilizar porque Él nos ha bendecido con ellos para que sirvamos y lo glorifiquemos a Él. La verdadera belleza no es posible sin una mentalidad humilde.

En términos prácticos, la humildad significa pensar en lo que es bueno para los demás, no sólo en nuestras necesidades y deseos. No deberíamos buscar ser el centro de atención. Deberíamos estar felices cuando otros brillan —aun si son mejores en algo de lo que somos nosotros. Incluso si hemos sido bendecidos con belleza física, no debemos presumir de ella.

4. Confianza  

Otra forma de exhibir belleza interior es ser confiable. Margarita es una “mujer de palabra”, si ella dice que va a hacer algo por alguien, lo hace. Si un amigo le hace una confidencia, ella no le repite la información a nadie más. Su esposo puede confiar en ella para que maneje las finanzas del hogar. Si él le pide que haga algo por él, ella hace de esto su mayor prioridad.

La confianza es una cualidad preciosa y la piedra angular de cualquier relación.

5. Modestia

Una mujer que es genuinamente atractiva busca vestirse “con pudor y modestia”, tal como Pablo instruyó en 1 Timoteo 2:9. La palabra modestia también puede traducirse como “adecuada”, “respetable” o “decente”. Nuestra vestimenta no debe ser reveladora o sexualmente sugestiva, ni debemos vestirnos para llamar la atención.

Con esto en mente, la modestia significa más que sólo evitar una vestimenta promiscua. En su sentido total, modestia significa ser moderado o sobrio. Una mujer verdaderamente maravillosa no busca atraer la atención hacia sí misma por medio de su apariencia, su hablar o su conducta.

Los peinados ostentosos (ej., crestas y pelo de colores artificiales), demasiado maquillaje, piercings faciales diferentes a los tradicionales del lóbulo de la oreja o estilos de vestimenta alternativos (ej., gótico y rock pesado) no son formas de presentación personal moderadas y pueden distraer demasiado a los demás.

Una mujer modesta no usa la profanidad, no alardea de sí misma ni menosprecia a los demás con sus palabras. No es descarada, estrepitosa u ostentosa y no busca ser el alma de la fiesta siempre.

6. Compasión

Una mujer verdaderamente bella siente profunda compasión por aquellos que sufren. Tengo varias amigas que se destacan en esto. Cuando he estado abatida y necesito hablar, están dispuestas a dejar lo que están haciendo para servir como un hombro en el cual llorar o ser un oído atento.

Ha habido ocasiones en las cuales esas mujeres también tenían que enfrentar sus propios desafíos y, sin embargo, dejaban de lado sus problemas para enfocarse en mis problemas, dispuestas a ayudar en la forma en que pudieran y llorar conmigo, tal como se nos exhorta en Romanos 12:15. La compasión es una cualidad entrañable, porque les muestra a otros que nos importan de verdad y que estaremos a su lado en las buenas y en las malas.  

7.  Valor

La pérdida de cabello y la piel áspera de Margarita se debían a la quimioterapia que le habían hecho después de su diagnóstico de cáncer. Cuando la conocí por primera vez, la enfermedad estaba localizada, pero luego de cuatro años hizo metástasis, propagándose por todo el cuerpo hasta que finalmente le produjo la muerte.

A través de todo esto, Margarita fue valiente. Ella exhalaba un increíble sentido de paz, porque sabía que Dios estaba a cargo y estaría con ella en esta prueba. Sin importar lo que sucediera, ella sabía que tenía un futuro en el Reino de Dios al cual miraba.

La serena confianza de Margarita en Dios la hacía muy hermosa y le ayudó a reafirmar a aquellos que la rodeaban que Dios nos ayudaría a todos en todas nuestras pruebas personales. El hecho es que cuando permitimos que nuestros temores y ansiedades nos invadan, esto nos hace menos atractivos. No es placentero estar con alguien que continuamente se está quejando. De forma inversa, mientras más confiamos en Dios, más hermosos nos volvemos.

Felicidad duradera

No tenemos que ser sobresalientes en todas las fortalezas que hemos mencionado para exhibir belleza interior. Estas son cualidades que debemos estar luchando por tener. Poseer aún una de ellas nos hará más atractivos no sólo para los demás, sino más importante para Dios.

Ya sea que seamos jóvenes y atractivos, o más ancianos con brazos flácidos y arrugas, nuestro enfoque debe ser el mismo: desarrollar la verdadera y perdurable belleza.

Dice el señor Burnett: “Si usted está más preocupado por su apariencia exterior, se sentirá infeliz cuando empiece a ver esos primeros signos de envejecimiento. Pero si su enfoque es desarrollar un carácter según Dios, esto es lo que va a perdurar y esto es lo que lo va a conducir a la felicidad auténtica y real”.

Seguramente, Margarita hubiera preferido una nariz más pequeña. Pero en la perspectiva más amplia de la vida, eso no importaba en realidad. Nadie se distraía con su nariz. Lo que los otros veían era su carácter, y esto es lo que siempre voy a recordar.

En verdad, es lo que está dentro lo que cuenta más.

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