¿Es malo el control de la natalidad?

Con el fin de poder cuidar de una forma responsable a sus familias, muchas parejas deciden limitar el número de hijos que van a tener. ¿Es malo este control de la natalidad? ¿Qué dice la Biblia al respecto? ¿Es errado el control de la natalidad?

La Biblia enseña acerca de la importancia de familias sólidas, de acuerdo con Dios y nos dice que Dios diseñó la relación sexual como una bendición maravillosa para el esposo y la esposa. Los hijos también son una bendición de Dios, pero, ¿dice Dios que las relaciones sexuales son únicamente para procreación? ¿Es el control de la natalidad algo erróneo ante Dios?

La Biblia no habla directamente del control de la natalidad, pero sí nos da los principios que nos pueden guiar para tomar decisiones sabias. Examinémoslos ahora.

Planeación y provisión

Dios diseñó al hombre y a la mujer para que se casaran y tuvieran la maravillosa capacidad de tener hijos y de crear una familia. El salmo 127 lo expresa de una forma poética: “He aquí, herencia del Eterno son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud” (versículo 3).

Este es uno de los argumentos que utilizan aquellos que afirman que el deber del esposo y la esposa es producir tantos hijos como sea posible, y que no deben hacer nada para impedir la concepción. ¿Es esto cierto? Debemos ser cuidadosos para no decir que la Biblia dice algo que no dice en realidad.

Una noción preconcebida o prejuicio puede hacernos hasta leer pasajes de la Escritura de una forma en que se adapte a nuestra creencia o a algo que nos han enseñado. Esto puede hacer que uno crea que este es el mensaje del salmista. Sin embargo, debemos entender que el tema no es acerca del control de la natalidad. Todo lo que dice aquí es que los hijos que usted tenga son una bendición o herencia de Dios.

El sentido común, además de la ciencia médica, van en contra de la interpretación de que una pareja no debe hacer nada para impedir la concepción, y por lo tanto tener tantos hijos como les sea posible. Es bien conocido por todos que el proceso de concepción y parto de un hijo implica un gran esfuerzo para el cuerpo de la mujer. Aunque algunas mujeres pueden producir muchos hijos saludables a lo largo de sus años fértiles, la sabiduría enseña le necesidad de permitir que sus cuerpos se recuperen antes de volver a quedar embarazadas.

Necesidad de sabiduría

Un principio básico en las escrituras es que Dios pretende que nosotros nos responsabilicemos de nuestra salud. Se nos dice que debemos ver nuestros cuerpos como el templo en el que Dios mora (1 Corintios 3:16-17). Esto significa que deberíamos cuidarnos –incluyendo la forma en que planeamos el tener hijos.

Aún más, Dios pretende que cada unidad familiar pueda proveer para sus propias necesidades. Al hablar de las responsabilidades del esposo, Pablo escribió: “porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8). La mayoría de las parejas son capaces de producir un número considerable de hijos. Sin embargo, la mayoría no serían capaces de proveer económicamente sino para unos cuantos.

¿Cuál fue el pecado de Onán?

Necesitamos analizar otra sección de las Escrituras que algunos pueden citar como una “prueba” de que practicar el control de la natalidad es erróneo. Leemos en Génesis 38:6-10, de que Dios literalmente mató a un hombre llamado Onán por hacer algo que impedía que su esposa pudiera concebir. Cuando uno lee por primera vez este pasaje, pareciera indicar que Dios prohíbe la práctica del control de la natalidad. Pero uno debe leer el contexto de esta historia para poder comprender a cabalidad esta situación.

La esposa de Onán era la viuda de su hermano fallecido. Ella y su primer esposo no habían tenido hijos. La ley de ésa época requería que el hermano sobreviviente se casara con la viuda y tuviera con ella un heredero para que la heredad de su hermano no se perdiera (Deuteronomio 25:5-6). El contexto de Génesis 38 revela que Onán, de una forma egoísta, decidió no dar descendencia a su hermano muerto. En lugar de actuar como la ley le exigía, él pretendía que sí estaba cumpliendo cuando en realidad estaba saboteando la posibilidad de un embarazo.

Dios, quien siempre ve lo que hay en el corazón y la mente de los seres humanos, vio lo que había en el corazón de Onán. Fue por su corazón engañoso, rebelde y egoísta que Dios tomó la vida de Onán, no debido a que practicara un método de control de natalidad.

Planeación responsable

De acuerdo con los principios básicos bíblicos, podemos entender que los esposos y esposas tienen la responsabilidad de utilizar buen juicio para tomar la decisión de cuántos hijos tener y cuándo. Esto es una planeación familiar responsable.

No encontramos nada en las Escrituras que condene el utilizar el control de la natalidad como una forma de planeación familiar. Es una responsabilidad conjunta, no la responsabilidad sólo del hombre o de la mujer. Ambos deben decidir cuántos hijos quieren y que tipo de control de la natalidad deben usar.

¿Es el aborto un método aceptable de planeación familiar?

Algunas familias que planean los hijos afirman que cualquier forma de control de la natalidad es legítima y aceptable, incluyendo la terminación deliberada de un embarazo en curso. ¿Respalda la Biblia esta posición?

Es cierto que la Biblia no nos dice cuál método de control de la natalidad se debe usar, pero el tema del aborto es otra cosa. Hay una amplia evidencia de que el aborto ha sido utilizado como un método de control de la natalidad desde épocas pasadas –pero Dios no lo aprueba en realidad. Un rápido vistazo a algunos principios bíblicos nos da una perspectiva de lo que Dios piensa en cuanto a este tema.

El sexto mandamiento prohíbe matar (Éxodo 20:13). Tomar la vida humana –ya sea que la persona ya haya nacido o no- es un pecado y es condenado por Dios.

Algunos cuestionaran si un niño que no ha nacido todavía, ya tiene vida siquiera. ¿Qué dice la Biblia?

La Biblia hace referencia al aliento de vida (Génesis 2:7), y dice que la vida está en la sangre (Levítico 17:11). Pocos días después de la concepción el embrión se aferra a la pared uterina y comienza a recibir oxígeno por la sangre de la madre. Si se cortara este suministro de oxígeno de la sangre de la madre, el embrión moriría en cuestión de minutos.

Al mes de la concepción, el nuevo bebé ya tiene un sistema circulatorio identificable; en seis semanas, un latido cardiaco definido. Alrededor de la época en que la mujer promedio se da cuenta que está embarazada, el embrión exhibe todos los requisitos de vida como están descritos en la Biblia – ¡ese bebé está vivo!

La vida comienza en el momento de la concepción

Mientras estaba testificando ante el subcomité judicial del Senado de Estados Unidos acerca del aborto, el Dr. Hymie Gordon, jefe del Departamento de Genética de la Clínica Mayo, dijo: “De acuerdo con todos los criterios de la biología molecular moderna, la vida está presente en el momento de la concepción”.

Esta verdad nos debería hacer mirar de una forma diferente los instrumentos para el control de la natalidad o los métodos que hacen (o se sospecha que lo hacen), que provocan el aborto de un embrión. Estos dispositivos o métodos permiten que ocurra la concepción (el comienzo de una nueva vida), pero luego impiden que ese embrión se desarrolle como ser humano.

De acuerdo con el principio que encontramos en las Escrituras y en la ciencia médica moderna, podemos concluir que esta clase de métodos son contrarios a las enseñanzas bíblicas que prohíben tomar la vida de otro ser humano. No creemos que para un cristiano sea apropiado utilizar estos métodos. Aconsejamos a las personas que se informen completamente acerca del método que decidan utilizar.

Lo que la Biblia dice acerca de la abstinencia

Algunas personas creen y así lo enseñan, que la abstinencia es un buen método de planificación. La abstinencia total fuera del vínculo del matrimonio es algo ordenado por las Escrituras, porque el propósito de Dios es que las relaciones sexuales solo existan entre un esposo y su esposa. ¿Pero es la abstinencia un método correcto de planificación para una pareja casada?

La Biblia aconseja a los esposos y esposas a expresar su amor mutuo por medio de la intimidad sexual (Hebreos 13:4). No es aceptable que un cónyuge prive de las relaciones sexuales al otro –a menos que estén de acuerdo y lo hagan por un corto período de tiempo, que les permita concentrarse en algo espiritual (1 Corintios 7:2-5).

Como señalamos anteriormente, todas las instrucciones bíblicas en cuanto al amor sexual son dadas a los esposos y a las esposas. El sexo fuera del matrimonio, aunque comúnmente es llamado “hacer el amor”, no es un acto de amor para nada. Es un pecado, y es inherentemente dañino. Dios condena el pecado, ¡porque el pecado siempre nos hiere!

Después de la boda, un esposo y su esposa deberían tener muchos años para poder compartir la intimidad sexual especialmente reservada solo para ellos.

Debemos concluir que la abstinencia es un método de control de la natalidad que no es aceptable según las Escrituras. Interfiere con la expresión normal, amorosa, que un esposo y su esposa deben compartir, una relación que los vincula mental y emocionalmente.

El enfoque equilibrado de la familia

Al final del Salmo 127, los hijos son comparados con flechas, y se nos dice que: “Bienaventurado es el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta”. De acuerdo con los recursos financieros y emocionales, así como también el tiempo disponible, la pareja tiene la libertad de decidir con cuántas “flechas” van a llenar su aljaba.

Entonces, ¿Es errado el control de la natalidad? La Biblia no nos dice que es errado o es pecado utilizar el control de la natalidad para limitar el número de hijos que se conciben. El esposo y la esposa juntos deben responsablemente decidir cuándo van a tener hijos y cuántos pueden proveer y apoyar.

Mientras los métodos que utilicen no destruyan una nueva vida, lo cual sería un asesinato, la Biblia no establece ninguna restricción acerca del uso del control de la natalidad en el matrimonio.

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