De la edición Noviembre/Diciembre 2018 de la revista Discernir

El propósito del hombre

¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué pasará cuando yo muera? Estos son los misterios más grandes. Las sorprendentes respuestas de la Biblia muestran cómo los seres humanos van a entrar realmente en el mundo espiritual.

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Albert Einstein es considerado uno de los más brillantes pensadores del siglo XX. Alguna vez le preguntaron acerca de su inteligencia y él explicó que no era que él fuera tan inteligente, sino que era muy curioso y se hacía muchas preguntas.

Se ha afirmado que él dijo: “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de esa solución, me tomaría 55 minutos determinando la pregunta adecuada porque cuando tuviera clara dicha pregunta entonces podría resolver el problema en menos de cinco minutos”.

Encontremos las preguntas correctas

¿Si alguien le pidiera a usted que explicara el propósito del hombre, qué preguntas se haría?

Después de reflexionar, creo que el propósito del hombre pudiera examinarse al responder tres preguntas:

1. ¿Quién soy yo?

2. ¿Por qué estoy aquí?

3. ¿Qué sucederá cuando yo muera?

Si usted puede responder correctamente estas tres preguntas, habrá resuelto los misterios más grandes de todos.

¿Dónde podemos ir a investigar estos misterios? La evolución y la creencia en el azar no ofrecen respuestas satisfactorias. Y como veremos, las grandes religiones presentan una variedad de ideas que no pueden ser todas ciertas. Entonces vamos al libro que afirma ser del Dios Creador para explorar este conocimiento esencial que sólo Él puede revelar. (¿Por qué creer en la Biblia? Vea nuestro folleto gratuito: ¿Es cierta la Biblia?)

En el Salmo 8:3-6, David escribió acerca de la creación del hombre y habló acerca del potencial de los seres humanos: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies”.

¿Qué nos dice Dios acerca de nuestro futuro? Si usted busca en la Biblia y únicamente en la Biblia, usted encontrará una respuesta diferente de la que le dan las religiones.

Varios puntos de vista humanos

Veamos lo que dicen los católicos, tomado del sitio de internet Respuestas católicas.

“Aunque los cuerpos humanos físicos mueren, las almas humanas nunca mueren. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que toda alma espiritual es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte y será reunida con el cuerpo en la resurrección final (CCC 366). O sea que, en el momento de la muerte, el alma se separa del cuerpo, es juzgada inmediatamente y entra de inmediato al cielo (o a través del purgatorio al cielo) o al infierno. ‘Cada hombre recibe su retribución eterna en su alma inmortal en el mismo momento de su muerte, en un juicio particular que refiere su vida a Cristo; bien sea entrada en la bendición del cielo —por purificación o inmediatamente— o inmediatamente a una maldición eterna’ (CCC 1022)”.

Ya que el protestantismo abarca tantas denominaciones diferentes, hay varias ideas acerca de lo que ocurre cuando usted muere. Pero, en general, los protestantes sólo difieren de los católicos en su rechazo al purgatorio. Ellos también creen en un alma inmortal que al momento de morir o se va al cielo para bendición eterna o al infierno para el castigo eterno.

Muchas religiones orientales —hinduismo, budismo y otras— aceptan el concepto de la reencarnación. Ésta es la creencia de que cuando usted muere, su alma inmortal vive aquí en la Tierra bajo una forma diferente. Esta nueva forma puede ser humana, o puede ser un animal o aun un insecto.

Además, tenemos el punto de vista ateo. Los ateos no creen en la vida después de la muerte. Ellos creen que esta vida es todo lo que hay. Pero ellos creen que la humanidad continuará evolucionando y las cosas mejorarán. Un ateo muy reconocido, Richard Dawkings, concluye que la religión no es nada más que un accidente evolutivo sin valor y algunas veces peligroso. Otros ateos comparten este punto de vista, tal como Sam Harris, que escribió The End of Faith [El fin de la fe] y Daniel Dennett, un filósofo de la Universidad Tufts, quién escribió Breaking the Spell [Rompiendo el hechizo].

Estas respuestas humanas tan contradictorias no pueden ser todas correctas. ¿Alguna de ellas es correcta?

Para entender la respuesta al propósito del hombre, respondamos estas tres preguntas de la Biblia, comenzando con “¿quién soy yo?”.

¿Quién soy yo?

Según la Biblia, el hombre está compuesto de espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23). El cuerpo es el caparazón en el que vive. El aliento de vida, añadido al cuerpo físico lo hace un alma viviente (Génesis 2:7, Versión Reina-Valera Gómez, 2010). Y el espíritu (1 Corintios 2:11) proviene de Dios mismo.

Este “espíritu en el hombre” no es una persona aparte, ni es un alma inmortal. No puede funcionar por sí mismo. Necesita un cuerpo viviente para interactuar. Este espíritu en el hombre regresa a Dios en el momento de la muerte (Eclesiastés 12:7), lo cual hace posible una resurrección.

¿Por qué estoy aquí?

Esta segunda pregunta es igualmente importante.

Encontramos en las Escrituras que los seres humanos fueron creados por Dios y fueron creados según la especie de Dios. Lo que esto quiere decir es que el hombre fue creado a imagen de Dios, pero no de la sustancia de Dios. El hombre es de carne y sangre, no de espíritu. Él no fue creado según la especie animal, tal como leemos en Génesis 1.

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26). Y en Génesis 2:7: “Entonces el Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Vemos que al hombre no le dieron un alma inmortal. Él es, de hecho, un alma viviente que está sujeta a la muerte (Ezequiel 18:4).

El hombre fue creado con el potencial de convertirse en un ser espiritual y en un hijo de Dios.El hombre fue creado con el potencial de convertirse en un ser espiritual y en un hijo de Dios. Pablo escribió en Efesios: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra” (Efesios 3: 14-15; ver también Hebreos 2:9-11). Pablo, al escribirle a Timoteo, afirma: “Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15).

La palabra griega traducida aquí como “casa” es oikos, que significa “los que habitan en la casa, todas las personas que forman una familia, una casa” (Lexicón griego-inglés de Thayer). El increíble futuro de la humanidad es convertirse en parte de esta familia de Dios, de la cual la iglesia es su representación física.

Ahora llegamos a la pregunta final.

¿Qué sucederá cuando muera?

La escritura habla de una resurrección de la muerte. “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra en cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:42-44).

Éste es nuestro potencial humano —nacer en la familia de hijos espirituales de Dios (2 Corintios 6:18) a través de la resurrección de la muerte.

Ahora reunamos todo. Dejemos a un lado las ideas preconcebidas, ideas enseñadas por la religión y veamos las Escrituras. Al hacer esto, aprendemos lo siguiente:

El hombre fue creado físico, del polvo de la tierra. Dios sopló en él aliento de vida y el hombre se convirtió en un “alma viviente”. Como alma viviente, él también puede morir; de hecho, morirá. Él también tiene un “espíritu en el hombre” que lo hace diferente de cualquier animal y le da el potencial de la vida eterna como ser espiritual en la familia de Dios.

Cuando un hombre muere, su cuerpo se descompone, pero su espíritu regresa a Dios. Este espíritu no puede actuar ni pensar por sí mismo. Trabaja con la mente humana para darle al hombre la capacidad de razonar y tomar decisiones. Los animales no tienen esa capacidad de razonar.

Cuando usted muera, su mente deja de funcionar y ya no puede hacer nada más hasta la resurrección (Eclesiastés 9:10). Job se hizo una pregunta importante: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré hasta que venga mi liberación” (Job 14:14).

¿Cuál cambio? ¡El cambio de mortal a inmortal!

Cuando Jesucristo regrese a la Tierra, el espíritu de aquellos cristianos que hayan muerto será unido a un nuevo cuerpo espiritual. Esto se llama la “primera resurrección” (Apocalipsis 20:5). Ya que es llamada la “primera”, esto nos hace ver que habrá otras después. Dios tiene un plan que incluye la resurrección para todos, pero cada uno en su debido orden (1 Corintios 15:23).

Las preguntas adecuadas y sus respuestas

Albert Einstein estaba en lo cierto cuando declaró cuán importante era encontrar la pregunta correcta. Si usted no conoce la pregunta correcta, es muy probable que no encuentre la respuesta correcta. El propósito del hombre está implícito en las respuestas a estas tres preguntas: ¿quién soy yo?, ¿por qué estoy aquí? y ¿qué sucede cuando yo muero?

No tenemos que especular o inventar las respuestas. Están enfrente de nosotros: todo lo que tenemos que hacer es leerlas. Muchas personas no tienen una idea clara de cuál, en verdad, es el propósito del hombre, y no tienen un entendimiento claro de lo que sucede después de la muerte.

La Biblia lo explica claramente. El propósito del hombre —la verdadera razón de nuestra creación— es convertirnos en seres espirituales en la familia de Dios.

En un mundo de gran oscuridad, muerte y decadencia, la vida eterna como un ser espiritual es nuestra única esperanza real.

Si desea profundizar en el tema, vea nuestros artículos en la sección de “¿Cuál es el significado de la vida?” de Vida, Esperanza y Verdad.

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