Por tanto, id y haced discípulos
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Además de decirle a sus discípulos que predicasen el evangelio del Reino de Dios (Marcos 16:15), Jesucristo les dio la comisión de hacer discípulos de todas las naciones. Un discípulo es un aprendiz, un seguidor de Jesucristo. Estos discípulos no son hechos por medio de la coerción o la seducción, sino que deben ser llamados por Dios (Juan 6:44) y deben responder voluntariamente a este llamamiento.
Los que responden seguirán la enseñanza de Pedro en Hechos 2:38, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
El trabajo de la Iglesia de Dios es enseñar “todas las cosas” que Cristo ha mandado —todo el mensaje de la Biblia inspirada por Dios. Ésta es una gran tarea y un compromiso de por vida.
Si desea más información acerca de lo que significa ser realmente un discípulo de Jesucristo, vea nuestro artículo “¿Qué es un cristiano?”.