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Hablando de... Vida, Esperanza y Verdad

El sábado

Cada semana cientos de miles de personas se detienen y dejan de hacer lo que usualmente realizan el resto de la semana por observar el sábado, dejan de trabajar, dejan de ir a la escuela, dejan de participar en sus deportes favoritos, hasta dejan de hacer arreglos alrededor de sus casas y dejar de ver los programas de televisión favoritos. Dejan de hacer todas las cosas que llenan sus vidas durante los otros seis días de la semana.

Pero ¿por qué hacerlo? ¿Por qué arriesgar el ser criticado o sufrir pérdidas económicas y en algunos casos, hasta sufrir persecución por hacerlo? ¿Cómo puede ser tan importante un solo día? ¿Es realmente importante para Dios (como para que) arriesguemos tanto para guardar un día para Él?

¿Es así de relevante?

Preguntémonos también ¿Importa cuál día observamos para Dios? ¿Dónde buscamos las respuestas a estas preguntas acerca de este día? ¿Dónde comienza la historia del día sábado? El día en que Dios desea que observemos para adorarlo.

Hace 3,500 años, el Creador libertó a millones de esclavos de Egipto y los llevó al desierto dónde les recordó acerca del sábado.  Al pie del Monte Sinaí, con poderosa voz pronunció palabras que los hizo temblar. Fueron las palabras que nosotros conocemos como los Diez Mandamientos.

Dios les dijo que si lo obedecían y guardaban sus mandamientos, los bendeciría tremendamente. Es precisamente en medio de estos Diez Mandamientos que se encuentra el mandato de observar el sábado como un día especial para Dios.

Después de haber experimentado la cruel opresión en manos de sus amos en Egipto y de haber tenido que trabajar todos los días de sus vidas sin descanso, aprendieron que Dios, el Dios que los liberó de la esclavitud, estaba ofreciéndoles descanso y bendición si le obedecían en su forma de vida pasmado en los Diez Mandamientos.

Y con respecto al cuarto mandamiento, les dijo específicamente lo siguiente: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas” (Éxodo 20:8-10).

Pero, no fue en el monte Sinaí cuando creó este día. La historia acerca de la creación de este día se remonta aún antes de que el día que Dios los llevara al desierto. Después de libertarlos de sus opresores, les recordó dónde fue creado este día y porqué es tan especial diciéndoles: “Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:11). 

El séptimo día tuvo su inicio desde la creación. Ningún otro día cuenta con esta bendición y santificación de Dios. En ningún otro día se nos dice que no trabajemos, solo en el séptimo día, nuestro Creador nos enseña, instruye y manda que separemos ese día, que hagamos un alto, que nos detengamos de las actividades cotidianas para primero, descansar y segundo, para adorarlo a Él. Específicamente en el séptimo día, en el sábado, y no es como cualquier otro día y sólo Dios puede bendecirlo y santificarlo.

Ningún ser humano tiene la autoridad de cambiar este día por otro. Es el mandamiento que Dios escribió con su propio dedo de Dios para toda la humanidad. El pueblo que Dios que Él sacó de Egipto aprendió rápidamente a observarlo de nuevo.

Jesucristo lo observó toda su vida, era su costumbre. Los apóstoles lo observaron y también, no solamente lo observaron, enseñaron a los gentiles que llegaron a la Iglesia en el primer siglo a observar el séptimo día como parte de su culto a Dios.

Y leemos en la Biblia que cuando Jesucristo regrese para establecer el Reino de Dios sobre la Tierra, que se estará celebrando y guardando el séptimo día, el sábado, como parte vigente de los Diez Mandamientos.

Si usted desconoce este mandamiento, realmente ha dejado de recibir una de bendiciones más ricas e importantes que Dios desea ofrecerle.

Le invitamos a que descubra el tesoro que encierra el día más importante de la semana —el séptimo día— el sábado Santo de Dios.

Para Vida, Esperanza y Verdad soy Lauro Roybal.