Vida, Esperanza y Verdad

Colapso de edificio en Estados Unidos: ¿qué podemos aprender?

La tragedia golpeó a Estados Unidos la semana pasada cuando un gran edificio de departamentos colapsó inesperadamente en medio de la noche. ¿Qué lecciones debemos aprender de este desastre?

Los edificios de condominios Champlain Towers son un conjunto habitacional que incluye tres edificios en la ciudad de Surfside, Florida, con una hermosa vista del océano. Sin embargo, el jueves 24 de junio, alrededor de la 1:30 de la madrugada, ocurrió la tragedia.

En medio de la noche, la torre sur de 12 pisos, que tenía 136 departamentos, se derrumbó sin previo aviso. Un escalofriante video, capturado por una cámara de seguridad cercana, reveló que sólo tomó unos segundos para que una gran parte de la torre sur se convirtiera en un montón de escombros. Después del colapso, la escena parecía como si el edificio hubiera sido destruido por una poderosa bomba.

Hasta el momento de esta publicación, se ha confirmado la muerte de 16 personas. Sin embargo, todavía hay más de 140 personas desaparecidas. Los equipos de búsqueda y rescate están buscando incansablemente entre los escombros lo más rápido que pueden, luchando contra el calor (actualmente es verano en el hemisferio norte) y las condiciones peligrosas, pero las probabilidades de encontrar a más supervivientes disminuyen cada hora. Nuestras oraciones están con las familias que están con la esperanza de recibir noticias positivas acerca de sus seres queridos.

Las investigaciones, acusaciones y recriminaciones probablemente continuarán durante meses y años. Nadie conoce aún la causa exacta del colapso. Quizás fue negligencia, mantenimiento inadecuado o incluso un sumidero o un desplazamiento inesperado del subsuelo, lo que provocó la caída del edificio.

Cualquiera que sea la causa, no cambia el resultado repentino e inesperado para las víctimas. En un abrir y cerrar de ojos, sus esperanzas, sueños y planes para el futuro llegaron a un final abrupto.

¿Qué dijo Jesús acerca de las tragedias?

En Lucas 13:4, Jesús hizo una declaración acerca de una tragedia que fue muy similar a lo que sucedió en Estados Unidos. En aquel momento, una torre en un barrio de Jerusalén, llamada Siloé, se derrumbó y mató a 18 personas. Algunos eruditos creen que se trataba de una torre construida al lado del estanque de Siloé, que era usado generalmente por  hombres que estaban pasando por el proceso de purificación ritual. Si esto es cierto, estos 18 hombres pueden haber estado en esa área de la ciudad para realizar una ceremonia religiosa, pero de repente se vieron truncadas sus vidas, cuando la torre se derrumbó sobre ellos.

Jesús estaba usando la tragedia para resaltar la necesidad del arrepentimiento personal.Aquí están las palabras de Cristo acerca de la tragedia: “¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (vv. 4-5).

El punto de Jesús fue claro. Cuando ocurren este tipo de tragedias, no es porque Dios esté castigando específicamente a las víctimas por ser, de alguna manera, peores que todos los demás que sobrevivieron. Hay un elemento de tiempo y ocasión en juego en nuestro mundo. El punto es que todos nosotros debemos arrepentirnos por igual, o pereceremos. Jesús estaba usando la tragedia para resaltar la necesidad del arrepentimiento personal.

A raíz de esta tragedia en Florida, Estados Unidos, podemos reflexionar acerca de la misma lección que Jesús le pidió a su audiencia que reflexionara, hace 2.000 años. Quizás debemos poner un enfoque renovado en el arrepentimiento de nuestros pecados. Para hacer eso, debemos identificar cuáles son nuestros pecados, pedir el perdón de Dios y esforzarnos por cambiar. Para obtener más información acerca de este tema crucial, lea nuestro artículo “¿Qué es el arrepentimiento?

La vida es frágil e incierta

Otra lección que debemos aprender de esta tragedia es la fragilidad y la incertidumbre de la vida.

Notemos las palabras escritas por el rey David: “Hazme saber, Eterno, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah. Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti” (Salmos 39:4-7).

Cuando vemos cuán rápida y fácilmente puede terminar nuestra vida, deberíamos inspirarnos a mirar a nuestro Creador en busca de significado y propósito.Las tragedias pueden ayudarnos a recordar la verdad de estas palabras. Es fácil volverse arrogante o sentirse cómodo. Podemos mirarnos a nosotros mismos y a nuestros logros en busca de significado, pero necesitamos analizar nuestros pensamientos con la verdad de que nuestras vidas son como vapor. Estamos aquí por un tiempo y luego nos vamos. Todo lo que se necesita para dejar de vivir es una tragedia aleatoria en cualquier momento.

Santiago, el medio hermano de Jesucristo, se inspiró para escribir algo muy similar: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es una neblina que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala” (Santiago 4:13-16).

Cuando vemos cuán rápida y fácilmente puede terminar nuestra vida, deberíamos inspirarnos a mirar a nuestro Creador en busca de significado y propósito. Podemos desarrollar un tipo apropiado de confianza cuando vivimos nuestras vidas de una manera que agrada a nuestro Padre que está en el cielo. Cuando vivimos a la manera de Dios, podemos poner nuestras vidas en sus manos y confiar en su voluntad.

Para quienes residían en el edificio que se derrumbó en Florida, Estados Unidos, y sus familias, unos segundos en la oscuridad de la noche lo cambiaron todo.

¿Prestaremos atención a las lecciones que Dios quiere que aprendamos de ésta y otras tragedias?

Acerca del autor

Tom Clark

Tom Clark

Tom Clark se casó con su encantadora esposa, Mary, en 1985. Tienen tres hijos adultos y tres nietos (y hay más en camino). Tom fue ordenado ministro en 1989 y ha servido a congregaciones en Georgia, Oklahoma, Texas, Missouri, Kansas, Minnesota y Dakota del Norte. Actualmente es pastor de las congregaciones de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, de Bentonville, Van Buren y Mena, Arkansas. Además de sus responsabilidades pastorales en los Estados Unidos, sirve en el extranjero como pastor principal de las congregaciones en Ghana, África Occidental, donde ha trabajado desde el 2006. Normalmente viaja a Ghana para las visitas pastorales tres veces al año, pasando aproximadamente de cinco a seis semanas allí a lo largo del año.

En sus charlas, a menudo se centra en los temas de saber lo que usted cree y por qué lo cree y la importancia vital de la oración, el estudio bíblico, el ayuno y la meditación en la vida de un cristiano. También dirige un campamento de preadolescentes de la Iglesia en Arkansas y hace parte del grupo de ministros de Correspondencia Personal que contestan cartas y correos electrónicos que se reciben en Vida, Esperanza y Verdad.

Entre sus actividades favoritas están pasar tiempo con sus hijos, nietos, leer y actividades al aire libre como la caza con arco y la pesca.

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