Cómo vencer las emociones negativas: la depresión

¿Cómo podemos vencer la depresión, una emoción dolorosa que hace que sintamos como si nos estuvieran removiendo todo por dentro? Parte 6 de la serie “Como vencer las emociones negativas”.

¿Cómo podemos vencer la depresión?

Cuando sufrimos pérdidas, desilusiones, fracasos, rutinas monótonas —o cualquier otra cosa que el diablo quiera poner por encima de la verdad de Dios en nuestra vida— la depresión puede ser esa emoción negativa que sentimos.

Muchos consejeros y terapeutas coinciden en que la ansiedad y la depresión por lo general van de la mano mientras hacen que las personas se sientan miserables. La Biblia está de acuerdo con esta afirmación: “La congoja en el corazón del hombre lo abate” (Proverbios 12:25, énfasis añadido).

Sin embargo, la ansiedad no siempre es la única razón. Otros pensamientos y sentimientos asociados que se mencionan en esta serie “Cómo vencer las emociones negativas” también pueden ser responsables, mientras que la responsabilidad total recae en el ser que quiere que toda la humanidad se sienta deprimida y miserable: Satanás.

La otra parte del proverbio que mencionamos anteriormente dice: “Mas la buena palabra lo alegra [el corazón]”. ¿Cómo podemos alegrar nuestro corazón cuando nos sentimos desanimados y deprimidos?

¿Por qué es peligrosa la depresión a nivel espiritual?

Los peligros espirituales de vivir en depresión son evidentes. El mensaje de Dios para el mundo es de vida, esperanza y verdad. El evangelio se enfoca en el brillante y maravilloso futuro que el Reino de Dios va a traer a la humanidad.

A la depresión no le importa ese futuro y no puede pasar por alto el hecho de que estamos sufriendo tanto ahora mismo, y eso es todo lo que importa. Nuestros pensamientos pueden estar tan concentrados en el presente que fácilmente podemos olvidar que en este momento Satanás

está a cargo de este mundo, así que por supuesto habrá miseria y sufrimiento. El Reino de Dios que va a venir, algo en lo que todos tenemos que creer y anhelar, puede parecer más una fantasía que no nos va a ayudar ahora.

Proverbios 17:22 dice: “El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos”. Aunque Dios mira con bondad a un espíritu contrito y humillado, también puede darse cuenta cuándo está dirigido hacia Él, como debe ser, o interiormente (destructivamente) hacia nosotros mismos.

En la parábola del sembrador, debemos recordar que la semilla que cayó en pedregales representa a aquellos que primero reciben la Palabra de Dios con gozo, pero que sólo permanecen por un corto tiempo sin desarrollar raíces profundas. Cuando viene la tribulación o la persecución, ellos tropiezan (Marcos 4:16-17).

Si no buscamos la ayuda de Dios para reavivar esa alegría en el conocimiento de la verdad de Dios, así como para crecer en perseverancia, entonces estamos en peligro de tropezar y sofocar nuestra manifestación de los frutos espirituales del gozo y el amor.

Identifique la causa del pensamiento negativo

Comencemos nuestra lista escrita de preguntas con la más obvia: “¿Por qué me siento así?” A partir de esa pregunta, podemos conectar otras preguntas que nos ayudarán a identificar la causa, tales como: “¿Alguna de mis relaciones no es lo que esperaba o pensaba que sería?” “¿Es mi trabajo lo que quería?” “¿No soy capaz de salir de la rutina del pecado, el fracaso y la pérdida de dirección en la vida?”

Un amigo de confianza o un consejero pueden ayudarnos a descubrir las causas de nuestra depresión y ayudarnos a lidiar con ellas.

La principal causa de la depresión parece ser siempre un agujero emocional que sabemos que necesitamos llenar con el camino de vida de Dios. Pero nuestro instinto natural es tratar de llenarlo con otras cosas. Con demasiada frecuencia, nuestros mecanismos para afrontar y nuestros procesos de pensamiento no son racionales ni útiles.

Entonces, ¿cómo se comparan nuestros pensamientos con la realidad?

Analice y compare el pensamiento con la realidad

Con la depresión más que con cualquier otra emoción negativa, es crucial que escribamos el pensamiento exacto que se nos vino a la cabeza sin ningún tipo de engaños, como, por ejemplo: “No he trascendido en la vida de nadie.” “Si intento algo nuevo, voy a fracasar, entonces ¿para qué intentarlo?” “Ya nadie se preocupa por nadie.” “No tengo ni idea de lo que se supone que debo hacer hoy.” “La gente piensa que estoy bien, pero no lo estoy.” “¿En qué momento mi vida se convirtió en esto?” “Odio mi trabajo/esposa/jefe/esposo/padre/madre/etcétera”.

Cuando le pedimos a Dios que nos ayude a callar estas voces negativas para que finalmente podamos ver la depresión como algo por lo cual no tenemos que sufrir el resto de nuestra vida, podemos ver que estos pensamientos están llenos de odio, egocentrismo, miedo y falta de fe en la verdad de Dios. ¿Suenan racionales estos pensamientos? ¡Por supuesto que no!

  1. ¿Es justo/racional pensar que Dios no es consciente de nuestra situación y no puede hacer nada para ayudarnos porque nos sentimos deprimidos? (Isaías 41:13 nos dice: “Porque yo el Eterno soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.)
  2. ¿Es justo/racional pensar que el mundo y nuestra vida van a continuar para siempre en este estado hasta que muramos? ¿Es justo/racional pensar que no tenemos poder para cambiar nuestra vida?
  3. ¿Es justo/racional pensar que sólo podemos ser felices si tenemos la versión del éxito de Satanás (grandes riquezas, carrera importantes y poderosas, grandes multitudes de amigos aduladores)? ¿Es justo/racional pensar que nosotros, como hijos brillantes de Dios, no hacemos una diferencia en este mundo oscuro?

Reemplazar lo irracional por lo racional

La Biblia está llena de verdades proféticas y alentadoras que están destinadas específicamente a animar a los que están desanimados y afligidos. Para los cristianos, la esperanza es racional y la desesperación es irracional. El gozo en el futuro es racional y la depresión es irracional.

Es bueno tener preparadas frases de ataque cuando queremos volver a caer en la depresión. Podemos recordarnos a nosotros mismos: “No siempre será así. El Reino de Dios es lo único que puede resolver todos los problemas del mundo —¡y así será! Mis compañeros cristianos y yo estamos juntos en esto, y voy a acudir a ellos para que me animen y ayuden a seguir adelante con mi vida”.

¿Y si ya he perdido el control?

Ore inmediatamente a nuestro Padre amoroso que sabe exactamente por lo que hemos pasado, estamos pasando y por lo que debemos pasar. Debemos escribir las verdades bíblicas más alentadoras que se nos ocurran (tal vez comenzar con estos 50 Versículos inspiradores de la Biblia) y luego llamar a nuestros compañeros del Cuerpo de Cristo. Están ahí para ayudarnos y estar con nosotros en nuestro sufrimiento.

Podemos preguntarnos: “¿Creo en el Reino de Dios y en mi papel en él?” Luego pregunte: “¿Controlo mi depresión o la depresión me controla a mí?”

Una vez que decidimos afrontar la depresión en nuestra vida con fortaleza y determinación, se irá debilitando con el tiempo hasta desaparecer por completo. Le importamos a Dios más de lo que podemos comprender.

Nota: Este artículo trata acerca de los sentimientos de desánimo y depresión en la vida diaria. Hay niveles más profundos de depresión clínica que van más allá del alcance de este artículo y pueden requerir la ayuda de un terapeuta profesional.

Ésta es la sexta de una serie de ocho partes, Cómo vencer las emociones negativas. Para leer la parte 5, vea “Los celos”. Para continuar la serie, vea la parte 7 “El orgullo”.

Acerca del autor

Eddie Foster

Eddie Foster

Eddie Foster nació en Ohio, y después de vivir en varias partes del noreste de los Estados Unidos, una vez más vive en Ohio, probablemente de manera definitiva esta vez. Vive en el área de Dayton con su esposa, Shannon, y su hija, Isabella. Ellos asisten a la congregación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de Cincinnati/Dayton.

Eddie es graduado en ciencias de la educación infantil de la primera y segunda infancia del Bluefield State College (West Virginia) y una maestría en patología del habla y el lenguaje de la Universidad de Cincinnati. Trabaja en escuelas públicas, atendiendo a estudiantes de primaria y secundaria con impedimentos de habla y lenguaje y tambien a niños con otras discapacidades.

También le gusta escribir, especialmente sobre temas que ayudan a la gente a luchar y ganar la batalla contra los pecados, que él cree son la causa principal de la miseria. Es un apasionado en compartir los métodos de “cómo hacerlo” y los conocimientos que ha aprendido mientras pelea sus propias batallas para vencer el pecado y aprender del Dios de amor y sabiduría.

En su tiempo libre, disfruta viendo películas épicas de ciencia ficción. También le gusta el debate respetuoso de diferentes ideas, el jazz y el ritmo y los blues de los 70´s, escribir poesía y tratar de llevar alegría a la gente a través de la risa.

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