Francia: la furia de los “chalecos amarillos”

por Daniel Campos - Diciembre 28, 2018

El impetuoso movimiento que ha surgido en Francia muestra el carácter nacional de este país. ¿Dónde está Francia en la profecía bíblica? ¡Usted necesita saber!

Un gobernante extraordinario escribió: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; más cuando domina el impío, el pueblo gime” (Proverbios 29:2). Ese pareciera ser el panorama en Francia, donde un movimiento de protesta, que no está formalmente estructurado, viene actuando, en muchos casos, con una violencia inusual, desde mediados de noviembre de 2018. Cada sábado, desde el 17 de noviembre, ha habido manifestaciones y grandes movilizaciones en diferentes lugares de Francia, impulsado por lo que la prensa internacional ha llamado “el movimiento de los chalecos amarillos”.

Un movimiento particular

Inicialmente las protestas se centraron en el rechazo al aumento de los precios de los combustibles, pero rápidamente otras demandas se hicieron oír. Un sentimiento de abandono, tanto geográfico como social, por parte de las autoridades públicas, inundó vastos sectores de la población. Además, el deterioro del poder adquisitivo de las clases medias y bajas, provocó la ira de una buena parte de los franceses.

Inicialmente las protestas se centraron en el rechazo al aumento de los precios de los combustibles, pero rápidamente otras demandas se hicieron oír. Un sentimiento de abandono, tanto geográfico como social, por parte de las autoridades públicas, inundó vastos sectores de la poblaciónLas protestas se originaron en las redes sociales, en llamadas de ciudadanos a manifestarse. Sin estar abanderados en algún partido político específico, su espontaneidad, transversalidad y la falta de líderes visibles, es una original y llamativa fortaleza del movimiento.

Las concesiones realizadas por el presidente Macron hacen que diversos expertos consideren a los “chalecos amarillos” como uno de los movimientos más exitosos en la historia, ya que propiciaron una reorientación de las políticas económicas y sociales del país. Inicialmente hostil a cualquier reclamo del movimiento, el ejecutivo renunció al aumento de los impuestos al combustible y anunció varias medidas sociales a favor del pueblo. Sin embargo, las medidas tomadas parecen ser insuficientes para las exigencias populares, que rechazan las políticas económicas gubernamentales, poniendo contra las cuerdas al presidente de Francia y generando inestabilidad en toda Europa.

La violencia se manifiesta

El movimiento se organiza en torno a los bloqueos de carreteras y rotondas, con manifestaciones en las calles. Al encontrar un fuerte eco en las zonas periféricas de las ciudades, las protestas lograron extenderse a París, donde la violencia causó importantes daños materiales y numerosos arrestos.

Al menos diez personas han fallecido desde el comienzo de las movilizaciones en acciones relacionadas con los "chalecos amarillos", muchos de ellos por accidentes de tráfico en zonas de rotondas, que son los lugares predilectos de protesta del movimiento.

Las batallas callejeras, el caos, el vandalismo y la violencia han sido de tal magnitud que es difícil encontrar imágenes de las protestas sin que haya gases lacrimógenos, golpes y fuego. Ni el frío invierno francés de esta época del año, ni la temporada navideña ha impedido que la furia sea manifestada a lo largo del país.

La profecía bíblica

La Biblia claramente nos indica la identidad de los pueblos de habla inglesa. En nuestro folleto “Estados Unidos, Gran Bretaña y la Mancomunidad en profecía” se explica en detalle que Norteamérica y Gran Bretaña son descendientes de las tribus de Manasés y Efraín, los hijos del patriarca José. Las demás tribus israelitas pueden ser rastreadas en las naciones europeas noroccidentales. Al hacer una investigación a conciencia, nos podemos dar cuenta que una buena parte de los franceses modernos son descendientes del patriarca israelita Rubén. Ese es el nombre para Francia en la profecía bíblica.

En el capítulo 49 de Génesis encontramos sorprendentes profecías claves para entender lo que ahora mismo está sucediendo en Francia: “Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros” (v. 1). El primer hijo al que se dirigió Jacob en Génesis 49 fue Rubén (v. 3). ¿Por qué se dirigió a él primero? Porque Rubén era el primogénito. Las bendiciones que Dios le prometió a Abraham y que fueron transferidas al hijo de Abraham, Isaac, y más tarde a su nieto Jacob, se suponía que debían ser luego transferidas a Rubén, el hijo primogénito de Jacob. Pero Rubén perdió la primogenitura.

Dios señala que esta nación sería impetuosa y vanguardista del desarrollo del lugar en donde habitara.Observemos cómo la Biblia señala la personalidad de Rubén: “Impetuoso como las aguas, no serás el principal, por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado” (v. 4). Dios señala que esta nación sería impetuosa y vanguardista del desarrollo del lugar en donde habitara. Desde Francia se han generado grandes procesos revolucionarios en varios ámbitos: industrial, artístico, tecnológico, constructivo y también militar. Pero nunca Francia ha logrado ser, permanentemente, la mayor de las potencias en su región ni en el mundo. Ese impedimento está determinado por lo escrito en el versículo 4 de la mencionada escritura… “no serás el principal”. La impetuosa personalidad de los franceses los ha hecho precursores de muchas revoluciones. Esta impetuosidad quizás también tenga que ver con esta revuelta de los “chalecos amarillos”.

El futuro de Francia y de usted

La Biblia señala que cuando Jesucristo regrese para gobernar todo este planeta, todas las tribus de Israel (incluidos muchos franceses) volverán a la tierra original que Dios les dio, y llegarán a ser una nación ejemplar para el resto de los pueblos. Todas las naciones del mundo tendrán delante de ellos un tiempo maravilloso de prosperidad y de paz, como nunca antes (Isaías 55:4-5). En aquel entonces el corazón de los israelitas, y de toda la humanidad, será convertido. Todos tendrán un carácter humilde, santo y obediente a la ley de Dios.

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