Vida, Esperanza y Verdad

¿Ha enloquecido el clima?

Hace un poco de tiempo, el huracán Florence fue noticia por su daño y severidad. Las catástrofes climáticas y ecológicas aumentan en frecuencia. Usted necesita comprender la causa y la solución a estos fenómenos extremos.

Los periodistas que informan de alguna catástrofe climática, sin importar cuál sea, se apresuran a remarcar que ya ha ocurrido lo mismo en el pasado. Parecen querer llevar cierta tranquilidad a los que escuchan o leen. Pero hay algo que ellos están ocultando. La intensidad y la frecuencia de las catástrofes se están agravando. Para referirse a estos fenómenos extremos, alguien llamó a este tiempo: “El fin de la normalidad”. En Vida Esperanza y Verdad queremos explicarle por qué.

El huracán Florence azota a Estados Unidos

Hace poco, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó la zona de Carolina del Norte, una de las regiones más afectadas por las lluvias y los fuertes vientos del huracán Florence. La cifra de fallecidos por las inundaciones y las fuertes lluvias provocadas por el fenómeno ascendió al menos a 33 personas, entre ellas un bebé de menos de un año. De ellos, 26 murieron en Carolina del Norte, a las que hay que sumar seis fallecidos en Carolina del Sur y uno en Virginia. Las ráfagas de viento y lluvia torrencial causaron terribles daños. Muchos caminos fueron cerrados por árboles y postes de la luz arrancados y por el agua acumulada. Se calcula que el huracán Florence dejó a más de 700.000 familias sin electricidad. Las pérdidas económicas fueron cuantiosas.

Mientras los ojos del mundo aún están puestos sobre esta catástrofe, los meteorólogos anuncian que nuevos huracanes ya están desarrollándose: Olivia, Isaac y Helen.

Tifón arrasador en Filipinas y el sur de China

El tifón Mangkhut (tifón es la forma de llamar a un huracán en el Pacífico) dejó más de 80 muertos en su paso por Filipinas. Las autoridades filipinas han confirmado que la cifra de muertos podría aumentar porque hay decenas de desaparecidos y los equipos de emergencia aún tienen que acceder a las áreas más golpeadas. La mayoría de estas muertes se produjeron a causa de deslizamientos de tierra en las zonas montañosas que recibieron lluvias torrenciales y fuertes vientos. Luego de su arrasador paso por Filipinas, el tifón tocó tierra en la provincia de Cantón, la más poblada de China, con vientos de hasta 200 kilómetros por hora. El tifón, de categoría cinco (la máxima) en la escala Saffir-Simpson, causó cuatro víctimas en esa provincia del sur de China, donde además se evacuaron a millones de personas. En Hong Kong su azote fue también intenso: el viento, con velocidades de hasta 250 kilómetros por hora, según el diario South China Morning Post, sacudió los rascacielos durante horas, haciéndolos cimbrear, y también dañó calles y arrancó árboles.

Más frecuencia y más intensidad

Las catástrofes “naturales” se han intensificado durante todo este siglo 21, y no se limitan solamente a huracanes y tifones.El huracán María, hace casi un año, fue el peor desastre natural que enfrentaron la República Dominicana y Puerto Rico. Fue el huracán más intenso de la temporada del 2017 y el más mortífero. En su pico de intensidad, el ciclón causó numerosas fatalidades y daños catastróficos por todo el noreste del Caribe. Puerto Rico quedó devastado, con más de 4.000 muertos y pérdidas por 90.000 millones de dólares. Unos pocos años atrás conocimos al huracán Katrina, uno de los más destructivos y mortales en toda la historia de Estados Unidos.

Las catástrofes “naturales” se han intensificado durante todo este siglo 21, y no se limitan solamente a huracanes y tifones. En el año 2010, en Chile, un terremoto de magnitud 8,8 se produjo en el mar frente a las localidades de Constitución y Cobquecura. La región más afectada fue la región del Maule, que tuvo casi 300 muertos, para un total de 525. En Haití ese mismo año, un terremoto dejó más de 300.000 personas fallecidas, y otro tanto quedaron sin hogar. En mayo de 2008 en China tuvo lugar un terrible terremoto que acabó con la vida de casi 70.000 personas.

Por otra parte, muy altas temperaturas asolaron nuevamente a Europa este año dejando decenas de muertos.

Sequías e inundaciones, terremotos, huracanes y temperaturas extremas se han multiplicado en todas las regiones de nuestro planeta. La deforestación, desertificación, lluvia ácida y contaminación avanzan en diferentes latitudes. Estas catástrofes se están intensificando. ¿Estamos aprendiendo las lecciones que Dios quiere enseñarnos? ¿Estamos dispuestos a escuchar?

Causa y solución

El estado de la Tierra hoy es el de un planeta enfermo. Esto no es más que un reflejo del estado espiritual de quienes la habitamos. Después de 6.000 años de historia, los seres humanos estamos enfermos. Está enferma la Tierra porque hemos transgredido las leyes que producen la salud física, salud ecológica y salud espiritual.

Por ejemplo, el Décimo Mandamiento prohíbe la codicia. Pero todo nuestro sistema se basa en quebrantar este mandamiento de manera sistemática. Por codicia arrasamos bosques, selvas, secamos ríos, contaminamos y destruimos todo a nuestro paso. Ahora… la “normalidad” ha terminado. Hemos enfermado la Tierra por transgredir las leyes morales… y aún leyes físicas. ¿Acaso creímos que no habría consecuencias?

Sin embargo, detrás de los trágicos acontecimientos que estamos viendo, y que veremos intensificarse cada vez más, hay buenas noticias. Jesucristo va a regresar. Él viene a sanar la Tierra y a sanar a quienes la habitan. Viene a destruir a los que destruyen la Tierra (Apocalipsis 11:18) y a establecer el Reino de Dios (Daniel 2:44).

En Hechos 3:19-21 leemos que el apóstol Pedro dijo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.

¡Vendrán tiempos de refrigerio!

La Tierra toda necesita ser restaurada. La atmósfera, el agua y el suelo necesitan ser restaurados. Toda la actividad humana ha afectado al sistema ecológico. ¡Necesitamos la restauración de la que hablaron “los profetas desde tiempo antiguo”!

El Creador nos está dando anuncios de que es tiempo de cambiar, de “arrepentirse” y “convertirse”, de tomar con seriedad la ley de Dios, cuya transgresión produce las consecuencias que estamos presenciando en el mundo de hoy.

Usted puede ser consciente de estos dramáticos sucesos del tiempo del fin, y conocer la forma de escapar. Siga leyendo la revista Discernir, y este portal de internet, donde periódicamente lo mantendremos informado de lo que necesita saber para su bien y el de sus seres queridos.

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Acerca del autor

Daniel Campos

Daniel Campos

Daniel Campos nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. De adolescente fue un apasionado lector de la publicación predecesora de la actual revista Discernir. Está casado con Norma Navarrete que es bibliotecaria escolar, oriunda de Bahía Blanca, Argentina.

Actualmente se desempeña como diácono y junto a su esposa viven en Buenos Aires, tienen cuatro hijos y pertenecen a la congregación local de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de esa ciudad.

Daniel se dedicó a la docencia por más de 30 años, siendo maestro de primaria y profesor de Historia y Geografía en enseñanza media y en colegios de adultos para estudios superiores. Ahora está jubilado de la docencia y disfruta más tiempo para dedicarse a lo que lo apasiona.

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