Vida, Esperanza y Verdad

Las otras epidemias en el mundo

La pandemia de COVID-19 es tan sólo una de las pestes que Dios predijo, pero aún hay otras en el mundo a las cuales nos hemos acostumbrado y a medida que el tiempo avanza irán incrementando su influencia, hasta culminar con la venida de Cristo para sanar a la humanidad de sus enfermedades.

Desde la aparición de la COVID-19 en Wuhan, China, el 17 de noviembre de 2019, el mundo como lo conocíamos se ha transformado. La población mundial se ha visto forzada a confinarse y a mantener el distanciamiento social. La vida como la conocíamos cambió drásticamente y nuestras actividades más básicas se modificaron como, por ejemplo, las compras de alimentos, el pago de servicios, acudir a nuestras oficinas, los servicios religiosos, las consultas médicas y hasta las actividades recreativas al aire libre. Todo eso ha sufrido un cambio sustancial.

Sin embargo, este coronavirus no es la única enfermedad catalogada como pandemia que se encuentra activa alrededor del mundo. Por lo menos existen seis enfermedades más en este momento que están catalogadas como pandemias y que se encuentran, de una u otra manera, activas.

Si bien es cierto que estas enfermedades, en su mayoría, atacan con resultados funestos a las poblaciones más vulnerables o con escasos servicios de salubridad, también atacan a las grandes urbes, en donde hay más acceso a servicios de salud y a medicamentos básicos.

Las otras pandemias

Estas enfermedades, catalogadas por la Organización de las Naciones Unidas como pandemias, son: el ébola, la malaria, el VIH, el cólera, el dengue y el sarampión. Algunas de ellas están muy focalizadas en regiones de África, como el ébola, aunque de vez en cuando llegamos a escuchar de algún caso que se presenta en naciones como Estados Unidos o Europa. Pero otras enfermedades, como el VIH, están dispersas en todo el mundo y afectan a poblaciones de cualquier estrato social. Esta enfermedad ha convertido a las transfusiones de sangre en un factor de riesgo gravísimo, sin que haya necesidad de contacto sexual.

Lo que estamos viviendo con la COVID-19 y las diversas mutaciones o variantes de este virus, nos hace pensar que no somos inmunes ni somos tan fuertes como pensábamos. Esta pandemia nos está demostrando lo frágil que es nuestro cuerpo, nuestra sociedad y la humanidad en su conjunto.

Las pestes en la profecía

En el libro del Apocalipsis, al abrirse el cuarto sello, el apóstol Juan describe: “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra” (Apocalipsis 6:7-8).

Jesucristo nos da la descripción más acertada para interpretar el significado de este caballo descolorido “… y habrá pestes…” (Mateo 24:7). Las pestes son epidemias de proporciones mundiales, y es posible que la expresión “y con las fieras de la tierra”, se pueda referir a enfermedades zoonóticas, es decir, enfermedades que saltan de un animal al ser humano, como el ébola, el VIH o el COVID-19.

De acuerdo al cuarto jinete de Apocalipsis, a las epidemias mundiales les seguirá de cerca el hambre. Tristemente, millones de personas morirán. El último de los cuatro jinetes elevará la cifra de muertos hasta la cuarta parte de la humanidad (Apocalipsis 6:8). Solamente el actual coronavirus ha colapsado los sistemas de salud de muchas de las naciones del mundo... y eso que sólo han fallecido 3,8 millones de personas. Somos testigos presenciales del impacto mundial que esto representa. Estamos hablando de un porcentaje mínimo en el mundo de muertes por coronavirus. ¿Cómo será cuando el “caballo amarillo” tenga por encomienda matar a la cuarta parte de la humanidad? (Apocalipsis 6:7-8).

Dios dice en su Palabra: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz del Eterno tu Dios… el Eterno traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. El Eterno te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas… el Eterno te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado. El Eterno te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu” (Deuteronomio 28:15, 21-22, 27-28).

Hay una impresionante lista de enfermedades comprendidas bajo el término “pestes”. Dios advierte en Levítico 26:22: “Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos”.

Estas palabras resuenan fuertemente y se complementan con lo que dijo el apóstol Juan, cuando mencionó que un gran número de personas morirán por “las fieras de la tierra”. Muy probablemente se refiere a epidemias transmitidas por animales, así como a los ataques directos de fieras contra los hombres.

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero.Históricamente, sabemos que las pestes más devastadoras experimentadas por el hombre han sido transmitidas por los animales. Lo estamos experimentando ahora. Actualmente la emergencia sanitaria por el COVID-19 en todo el mundo, es un ejemplo claro de una situación que podríamos vivir en mayor escala en un futuro cada vez más cercano.

Por causa de los escogidos

“Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22).

Notemos la frase “por causa de los escogidos”. Aunque el mundo entero será afectado por las epidemias y los problemas, Dios seguirá considerando a su pueblo de manera diferente. Hablando de la crisis de los últimos años de esta sociedad, Dios dijo en relación a su pueblo: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10). Nuestro Creador quiere que su pueblo le obedezca para darle protección de las cosas terribles que todavía están por venir a este mundo.

Por casi 6.000 años la humanidad lo ha intentado todo y sólo hemos recibido tristeza, dolencias y muerte. Por eso debemos acercarnos a Dios. Debemos estar orando y obedeciendo las leyes de Dios para ser tenidos por dignos de escapar de todas “estas cosas que vendrán”. Pidamos por el pronto establecimiento del Reino de Dios.

Acerca del autor

Jorge Iván Garduño

Jorge Ivan Garduño

Jorge Iván Garduño es miembro de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial en la Ciudad de México, en donde nació hace 39 años. Tiene once años de casado con Nashielli Melchor Fuentevilla. Ambos han sufrido la pérdida de cuatro bebés sin que pudieran llegar a las siete semanas de gestación.

Tenía cinco años de edad cuando conoció la Iglesia de Dios, pero sus padres no le permitieron asistir a los servicios sino hasta que cumplió los 14. Fue vicepresidente y presidente del Club de Jóvenes en la Ciudad de México. Asistió a un campamento de jóvenes como campero en los Estados Unidos, y en México asistió a varios campamentos como consejero de los otros jóvenes.

Se bautizó a los 21 años de edad y participó en los clubes de Oratoria y Graduados desde 1999. 

Jorge estudió Ciencias de la Comunicación y Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ha trabajado como fotógrafo, escritor y periodista por más de 15 años. Su trabajo como fotógrafo ha sido expuesto en varios centros culturales.

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