El viaje más importante de la vida
¿A dónde se dirige usted? No en su próximo paseo, sino ¿a dónde se dirige en la vida?
Mientras escribo esto, la voz de la lógica me dice al oído: “quédate en casa, no viajes hoy”. Pero en unas pocas horas, tendré que ignorar esa voz de la razón para unirme a los aproximadamente 48,7 millones de estadounidenses que se agolparán en las carreteras, aeropuertos y estaciones de tren en uno de los días más transitados del año. Ninguno de estos viajeros se levantó hoy en la mañana y decidió impulsivamente salir de paseo. No despertaron a sus familias diciendo: “¿qué les parece si nos subimos al auto y viajamos 500 km para ver a dónde nos lleva?”. Tampoco iban pasando de casualidad por un aeropuerto cuando se les ocurrió comprar el primer vuelo disponible para viajar a cualquier lugar.
No, todos harán un viaje bien planificado por razones específicas, con destinos claros y un itinerario bien pensado. Y no es para menos, ya que todos salimos para ver a nuestras familias y amigos en lo que es uno de nuestros tesoros nacionales: el Día de Acción de Gracias.
Cuando usted lea esto, ese viaje habrá ocurrido hace mucho tiempo y estaremos pensando en otros por venir. Al fin y al cabo, los seres humanos siempre estamos yendo a algún lado, ¿no es así? Y es poco común, incluso extraño, que no sepamos cómo, cuándo, por qué o a dónde vamos.
“¿Cuál es mi destino, mamá?”
¿Por qué, entonces, la mayoría de nosotros se toma con tanto descuido el viaje más importante de todos?
Estoy hablando del viaje de la vida.
Si les preguntara a 100 personas diferentes alrededor del mundo: “¿cuál es su destino en la vida?”, ¿qué le dirían? Y si les preguntara cuáles son sus planes de viaje —cómo piensan llegar a su destino— ¿cuántos tendrían una idea clara?
Seguramente lo que recibiría serían 100 respuestas distintas, lo cual comprueba cuán confundidos estamos. Sin embargo, no hay pregunta más importante que: “¿cuál es el propósito del viaje de la vida?”.
En una de las escenas más conmovedoras de la película Forrest Gump, la madre de Forrest le explica que ella está muriendo y que “eso es algo que todos estamos destinados a hacer”. Luego le dice: “yo creo en que cada quien traza su propio destino”, y Forrest le hace la pregunta más antigua de la humanidad: “¿cuál es mi destino, mamá?”.
La respuesta de la madre de Forrest resume la mejor respuesta que se le ha ocurrido a la humanidad: “eso tendrás que descubrirlo tú mismo”.
¿Le satisface a usted esa respuesta? ¿Es suficiente con que cada quien “descubra su destino por sí mismo”? ¿O a veces se pregunta si Dios nos habrá creado con un destino, propósito y camino mayores, pero nosotros nos desviamos de ellos en algún momento?
A 21 días de la respuesta
Si le dijera que sólo necesita invertir unos minutos al día durante 21 días para tener una mejor idea de quién es Dios, por qué el mundo está como está y cuál es el destino que Dios tiene para usted, ¿lo haría?
Si le dijera que puede descubrir un camino razonable y lógico en medio de la confusión de ideas religiosas y opiniones filosóficas opuestas que nos rodean, ¿estaría interesado?
En este número de Discernir, estamos presentando tres breves pero reveladores “viajes” de siete días que pronto estarán disponibles en nuestro sitio web Vida, Esperanza y Verdad. Estos viajes lo llevarán hacia un mejor entendimiento de las grandes interrogantes de la vida. Nuestro artículo principal, “Conociendo a Dios: un adelanto”, es una muestra de los primeros dos días del viaje número uno.
No necesita pagar nada para realizar estos viajes. Sólo debe registrarse y recibirá por correo electrónico siete estudios diarios que lo guiarán a través del mapa que Dios tiene para su vida, y lo dirigirán a otras fuentes donde podrá aprender aún más.
No necesitamos descubrir nuestro propio destino. ¡Dios ya lo ha hecho por nosotros! Sólo necesitamos encontrar el camino de regreso a Él, y estos tres viajes le ayudarán a hacerlo.
Clyde Kilough
Editor