El tiempo vuela
Fue fascinante aprender acerca de la visión budista del tiempo. Pero, ¿tenemos realmente todo el tiempo del mundo? ¿O están nuestros días contados?
Tempus fugit, escribió Virgilio. El tiempo se escapa o el tiempo vuela; pero no todos piensan igual.
Una fascinante semana en Bangkok
Cuando tenía veinte años, pasé una semana en un templo budista de Bangkok. Había terminado mi trabajo como profesor de refugiados laosianos al norte de Tailandia en un proyecto financiado por el templo Wat Pho y el Colegio Ambassador. Pero necesitaba pasar unos días en la capital mientras esperaba la visa para ir a Birmania (un viaje que mi papá pagó amablemente y sin dudar), y el abate del templo me permitió hospedarme con sus monjes.
Me pasé esos días explorando Bangkok con los chicos del templo, huérfanos adoptados de más o menos mi edad que se convirtieron en mis amigos. Visitamos mercados coloridos —algunos en tierra firme y otros flotando en klongs (canales)— y me mostraron estatuas y monumentos famosos, como el Buda de Esmeralda, y lugares históricos, como el Gran Palacio Real.
Anduvimos en barcos “de cola larga”, les dimos de comer a anguilas gigantes y conocimos la vida sencilla de un ciudadano promedio de Bangkok. También sentimos como si el fuego nos quemara la boca con manjares suculentos pero increíblemente picantes y nos gozamos en la fuerza de la juventud.
Mis amigos fueron amables y pacientes, y la experiencia fue realmente fascinante.
Diferentes visiones del tiempo
Una de las cosas que aprendí durante esa semana en Wat Pho es que el budismo tiene una visión circular del tiempo, la cual tomó prestada del hinduismo. Según esta visión, la vida física se repite cíclica e infinitamente durante miles de millones de años, por lo que, como los hindúes, muchos budistas parecieran tener todo el tiempo del mundo. En sus vidas hay muy poca urgencia o apuro.
La Biblia, por otro lado, tiene una visión lineal y finita del tiempo, al menos en lo que concierne a la vida física. Hubo un comienzo y habrá un final. “En el principio”, dicen Génesis 1:1 y Juan 1:1 refiriéndose al inicio de la historia del hombre, mientras que también se nos habla de un tiempo “del fin” para este mundo o era (Mateo 24:3; 1 Corintios 15:24).
Tiempo limitado
En otras palabras, no tenemos almas que reencarnan eternamente para cosechar su karma y alcanzar la liberación total del nirvana en un futuro distante. En cambio, estamos en un viaje de un solo sentido hacia nuestro destino final, el cual se define en vidas que duran a lo sumo unas cuantas décadas. Tenemos un tiempo muy limitado para, con la ayuda de Dios, “[ocuparnos] en [nuestra] salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).
La humanidad se aproxima a una era en la que toda vida física desaparecerá, y los seres que queden serán quienes se hayan convertido en “participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4). Llegará el momento en que todos seremos parte de la familia de Dios, y Dios será “todo en todos” (1 Corintios 15:28).
Esto significa que no tenemos todo el tiempo del mundo; no tenemos miles de millones de años (ni siquiera cientos) para definir nuestro destino. Nuestros días están contados y debemos tener este sentido de urgencia, manteniéndonos enfocados en nuestra misión.
El tiempo vuela.
—Joel Meeker