¡No defenestren!
Mirar a través de esta famosa ventana me dio una perspectiva fresca de un problema antiguo —la tendencia humana de utilizar la violencia para resolver problemas.
Al caminar por el famoso antiguo castillo en la majestuosa capital de la República Checa, Praga, mi esposa y yo visitamos la abominable ventana de cristal con plomo. Ofrece una vista maravillosa de la ciudad, por estar localizada en el tercer piso de la construcción. Está unos 20 metros por encima del piso, tres hombres aprendieron esto por la vía dura en 1618.
Los regentes imperiales Vilem Slavata y Jaroslav Borzita, y su secretario Philip Fabricius, representaban el lado católico en la contención religiosa con los protestantes, la cual estaba próxima a convertirse en la Guerra de los Treinta Años —una guerra que devastaría Europa. Los regentes tenían la sartén por el mango y estaban a punto de tomar los estados de sus enemigos. Los nobles protestantes tomaron una decisión sencilla. Ellos tiraron a los católicos por la ventana. ¡Ellos los defenestraron!
De una forma sorprendente, los tres hombres sobrevivieron. Los católicos lo atribuyeron a la protección divina. Los adversarios atribuyeron la salvación de los hombres a la gran pila de estiércol de caballo en la cual cayeron.
Una reacción natural
Fue una respuesta humana natural; cuando nos sentimos amenazados por un enemigo, es mejor no correr riesgos —hacerles algo a los otros antes de que ellos se lo puedan hacer a uno.
Esta actitud de defenestración (tirar al enemigo por la ventana), presente en el mundo desde que Caín mató a Abel, está ahora alcanzando una nueva intensidad alrededor del mundo. La Biblia indica que esto continuará aumentando. La guerra, el terrorismo, la violencia social —todas vendrán, en suma o en parte, de una temerosa o vengativa actitud de dominación.
Sin embargo, las naturales respuestas humanas, raramente son válidas delante de Dios. La defenestración ciertamente no es una de ellas: “Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20).
Una reacción diferente
Jesús predicó un enfoque diferente: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:43-45).
A medida que nuestras sociedades cada vez más contradictorias se fragmentan, será un desafío resistir al deseo de retribución por agresiones reales o imaginarias. Será algo tentador sucumbir a las emociones nocivas que oscurecen nuestro corazón. Jesús nos advirtió: “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). El contexto indica que este versículo se refiere a cristianos que no sólo dejarán de amar a sus enemigos, sino a sus hermanos espirituales también.
Nuestro antídoto para la actitud de defenestración es darle una mirada profunda al plan de salvación de amor de Dios. Nuestros enemigos no serán siempre nuestros enemigos. En el día en que nuestro Creador les abra sus mentes, ellos se pueden convertir en amigos, hermanos y hermanas en la familia de Dios. Por esto es que Dios envía el sol y la lluvia sobre los injustos. Él conoce el potencial que ha creado en ellos; Él ve no sólo lo que son, sino también aquello en lo que se pueden convertir, “no queriendo que ninguno perezca, sino que precedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Un día ellos lo harán.
En lugar de imitar la actitud que hizo que esa ventana en Praga se volviera abominable, deberíamos. a través de la ventana de nuestra mente, enfocarnos en la futura paz y hermandad entre todos en el Reino de Dios en la Tierra.
–Joel Meeker