Tambalearse en medio de las tinieblas nunca es una experiencia placentera. Puede ser especialmente difícil cuando ocurre sorpresivamente. Hace poco tuve un vívido recordatorio de esta sensación.
Después de manejar durante varias horas en un viaje reciente, me detuve en una gasolinera que tenía además un almacén. Mientras estaba en el baño, la electricidad se fue en todo el sitio y el cuarto quedó a oscuras. No había ventana que permitiera la entrada de la luz natural y no había luces de emergencia. Por mucho que trataba, no podía ver nada. Estaba todo negro y el sitio en el que estaba no me era familiar.
Tratando de recordar los múltiples giros que había dado antes de llegar, logré caminar alineado a la pared. Ocasionalmente puse mis manos al frente para asegurarme de que no fuera a tropezarme con otro objeto y otra pared. Después de un tiempo que me pareció inusualmente largo, finalmente vi un rayo de luz y me escabullí de las tinieblas.
A medida que otros pocos clientes y yo salimos del almacén, los empleados aseguraron las puertas detrás de nosotros porque sin electricidad, las bombas de gasolina no podían bombear y ellos no podían marcar las ventas en sus registradoras.
Luz espiritual y tinieblas
Con frecuencia, la Biblia utiliza un marcado contraste entre la luz y la oscuridad para establecer un punto. Al crear el universo físico, sabemos que Dios hizo la luz y la separó de las tinieblas (Génesis 1:3-4), y metafóricamente, no seguir a Dios es descrito como caminar en tinieblas en vez de la luz (Isaías 50:10). Más tarde, Jesús dijo que Él era “la luz del mundo” (Juan 8:12).
El apóstol Pablo empleó este mismo concepto de luz y tinieblas cuando escribió que las personas habían sido cegadas por Satanás, “para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4, énfasis añadido). Y él utilizó esto al explicar su ministerio delante del rey Agripa, diciendo que él había sido llamado por Jesús para “que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios” (Hechos 26:18, énfais añadido).
Entonces es claro que Satanás, “el dios de este siglo” —como Pablo lo llamó (2 Corintios 4:4) —es un ser perverso que se las ingenia para mantener a las personas en la oscuridad en cuanto al camino de vida de Dios. Pero Satanás no comenzó en el lado oscuro. Él comenzó como un ángel que servía como administrador en el gobierno perfecto y justo de Dios.
El giro de Satanás hacia el lado oscuro
Antes de que él fuera llamado Satanás —un nombre que significa “adversario”— este ángel fue conocido como “Lucero” (Isaías 14:12). “Lucero” es una traducción latina de la palabra hebrea heylel, que significa “el que brilla” (Lexicón de Brown-Driver-Briggs). Lucero era un querubín ungido —una clase de ángel— que cubría el trono de misericordia. En este puesto, él estaba en “el monte santo de Dios” y era perfecto en todos sus caminos (Ezequiel 28:14-15). Satanás entonces comenzó como un ángel de luz —alguien que respaldaba a Dios y a su plan. Mereció un alto honor como aquél que era “el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (v. 12).
Lucero continuó en este oficio “hasta que se halló en ti maldad” (v. 15). La Escritura explica que él “a causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste” (v. 16). Él es representado en las Escrituras como el príncipe de Tiro (Ezequiel 28) y el rey de Babilonia (Isaías 14), ambos llenos de orgullo. Y su orgullo fue lo que aparentemente le hizo intentar ascender hasta los cielos: “en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono” y “seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14).
En su tergiversado intento por alcanzar lo que quería, Lucero convenció aparentemente a un tercio de los ángeles, quienes lo siguieron. Pero en vez de obtener la posición que él codiciaba, él y los ángeles rebeldes fueron lanzados a la Tierra (Apocalipsis 12:4). Desafortunadamente, estos ángeles vencidos, caídos, continuaron su pelea contra Dios. Ellos también se convirtieron en adversarios de los seres humanos, pues cada uno tendrá la oportunidad de convertirse en hijo en la eterna familia de Dios (algo en lo que Satanás y sus demonios nunca podrán convertirse).
Ahora, en vez de ser un ángel de luz, Satanás y sus seguidores personifican o se hacen pasar por ángeles de luz, con el fin de engañar a los seres humanos (2 Corintios 11:14-15).
Por su mente y acciones desequilibradas, Satanás ha acumulado ya un prontuario bastante grande —un registro inmenso de actividad criminal. En otras palabras, Satanás está entre los peores terroristas imaginables, culpable de crímenes en contra de la humanidad. Veamos dos aspectos claves de su carácter.
Mentiroso
La palabra mentiroso se encuentra en pocos lugares en la Biblia, y Juan 8:44 es uno de los más detallados. Aquí es donde Jesús dijo de Satanás: “y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (énfasis añadido).
Jesús tenía la perspectiva del que sabe. En su existencia espiritual antes de venir a la Tierra como ser humano, Jesús había visto a Satanás caer del cielo (Lucas 10:18) y había sido testigo de su conducta.
Si bien Satanás probablemente mintió a los ángeles al guiarlos en rebelión contra Dios, el primer registro bíblico en el que Satanás miente a los seres humanos ocurrió en el jardín del Edén. Sin perder tiempo para continuar su batalla contra Dios y su plan con la humanidad, Satanás mintió a Eva, diciéndole que estaba bien que ella comiera del fruto del árbol prohibido, y que no moriría por hacerlo (Génesis 3:1-5).
Es importante para nosotros anotar que Satanás fue bastante astuto en su acercamiento (v. 1). En otras palabras, él era bastante hábil cuando se trataba de mentir. Al afirmar medias verdades —Eva no murió inmediatamente; eso vendría después— y utilizar trucos, “la serpiente [Satanás] engañó a Eva con su astucia” (2 Corintios 11:3, énfasis añadido).
Eva sucumbió ante el engaño de Satanás y Adán siguió su ejemplo. Por su desobediencia, ellos fueron desterrados del jardín de Edén y ya no tuvieron acceso al árbol de la vida (Génesis 3:22-24). No contento con lo que le había hecho a los primeros seres humanos, Satanás y sus demonios han continuado con sus engaños mentirosos contra la humanidad.
Aunque invisible, “la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás… engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). Él es “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2, énfasis añadido). Y “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19).
Satanás es un mentiroso; es astuto; y es invisible. Él es un adversario formidable.
Asesino
El resultado de la mentira que Satanás le dijo a Eva fue que ella y Adán morirían en vez de vivir por siempre con Dios, lo cual estaba simbolizado por el acceso al árbol de la vida (Génesis 3:22). Este resultado no fue algo accidental. Era lo que Satanás pretendía. Venimos a entender el motivo de Satanás cuando analizamos la declaración de Jesús de que Satanás “era asesino desde el principio” (Juan 8:44, énfasis añadido).
El asesinato, por supuesto, quebranta otro de los mandamientos de Dios (Éxodo 20:13). Vemos la mentalidad de este perverso ser espiritual. Él quebrantará las reglas, dirá mentiras, hará lo que considere necesario para engañar y matar a los seres humanos.
Actualmente Satanás está siendo ayudado en sus esfuerzos contra la humanidad por los demonios y los falsos maestros religiosos (2 Corintios 11:3-4; 14-15). Para contrarrestar sus incansables esfuerzos, debemos vivir por toda Palabra de Dios (Mateo 4:4) y “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
Con la ayuda de Dios, podemos “vencer al maligno” (1 Juan 2:13-14). Aprenda más al respecto en nuestros artículos “No ignore las estrategias de Satanás” y “Cómo resistir a Satanás, el león rugiente”.
El destino de Satanás
Aunque Satanás actualmente es el dios de este siglo, su jurisdicción sobre nuestro presente siglo malo eventualmente terminará (Vea: “¿Satanás destruido? ¿Cómo?”). El día de Expiación —un día santo de Dios, ante el cual la mayoría de la gente ha sido cegada para no entender— representa el momento en que este ser que habita en la oscuridad será atado y echado fuera (Levítico 23:27-32; Apocalipsis 20:1-3).
Los cristianos que están luchando por vivir según la fe que fue dada originalmente por Cristo a sus apóstoles, celebrarán este día santo el 12 de octubre este año. Con el encadenamiento de Satanás, la luz de la verdad de Dios podrá brillar intensamente sobre todos los habitantes de la Tierra. Las personas no tendrán que vivir en la oscuridad o soportar los ataques de nuestro enemigo invisible.
Para aprender más acerca del Día de Expiación, vea el video de las Fiestas del Señor: “Expiación: la raíz del problema” y el folleto Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted.