“¡Me siento corregida!”
Cuando una de las personas más ricas y poderosas del mundo admite públicamente estar equivocada y dice: “Me siento corregida”, uno le presta atención. Unos pocos años atrás escuché esta confesión en uno de los programas de televisión más populares de Estados Unidos.
La anfitriona estaba entrevistando a un joven ejecutivo de películas en Hollywood, De Von Franklin, y ellos se enfrascaron en una interesante discusión acerca de cómo uno podía mantener su convicción religiosa trabajando en semejante ambiente secular. Pero cuando él admitió que guardaba el séptimo día, el sábado, y explicaba que eso significaba abstenerse de trabajar desde el atardecer del viernes hasta el atardecer del sábado, ¡eso fue una revelación!
La totalmente sorprendida anfitriona dijo: “Aprendí… todos estos años pensé que el día de reposo era el domingo. He estado asistiendo a la iglesia. Decimos, adoramos en el día de reposo… y usted me ha corregido. Usted dijo, no, el domingo es el primer día de la semana; el día de reposo es desde el atardecer del viernes hasta el atardecer del sábado. Me siento corregida”.
Esta admisión tan sobresaliente fue hecha nada menos que por Oprah Winfrey. ¡Qué inusual y refrescante oír a semejante persona tan poderosa admitir libre y voluntariamente su ignorancia!
La televisión y los Big Macs versus los Mandamientos
Pero esto suscita una pregunta básica: ¿por qué no sabía ella? No refiriéndose a Oprah, sino a todos los que son responsables de la educación religiosa. ¿Por qué las personas —especialmente las que van a la iglesia— no están siendo enseñadas en la verdad por sus mentores y guías religiosos acerca de algo tan importante como “cuál día es el día de reposo de la Biblia?” ¡Al fin y al cabo, es uno de los Diez Mandamientos!
Ésta es la evidencia de la observación del escritor Stephen Prothero de que “los norteamericanos son a la vez profundamente religiosos y profundamente ignorantes acerca de la religión”, incluyendo las áreas más básicas de todas.
Por ejemplo, la encuesta de Kelton del 2007 de mil norteamericanos encontró que en tanto el 43 por ciento sabía que Pedro y Bobby eran personajes del antiguo show de televisión Brady Bunch, sólo 34 por ciento podía recordar que “acordarse del día de reposo” era uno de los Diez Mandamientos. 80 por ciento podía recordar: “dos hamburguesas —de sólo res” como el principal ingrediente de la Big Mac, pero sólo 60 por ciento sabía que “No matarás” ¡era también uno de los Diez Mandamientos!
Es poco probable que las personas en otros países tuvieran un mejor desempeño.
¿Importa esto?
Dios dijo: “Acuérdate del día sábado para santificarlo”. Jesús se acordó del sábado. Los apóstoles recordaron el sábado. La Iglesia del Nuevo Testamento se acordó del sábado, y no sólo se acordaron del día, sino también de la parte de guardarlo santo.
Entonces, ¿cómo nos movimos de un conocimiento tan común a semejante ignorancia actual? ¿Cómo llegó el día de adoración del cristianismo tradicional a cambiarse del sábado al domingo? ¿Lo cambió Dios o lo hicieron los seres humanos? ¿Dijo Dios que ya no era importante, o fueron los seres humanos? ¿Importa esto siquiera?
Bueno, tengamos en cuenta esto: ¿importaría si un ser humano, aún un líder religioso, proclamara: “Escuchen todos, estoy cambiando el Cuarto Mandamiento, no importa que Dios lo haya dado? No importa que no tenga ninguna autoridad escritural o bíblica para hacerlo. ¡Sólo lo estoy cambiando!”
En realidad, esto es lo que ha pasado. ¿Le importa a usted? Más importante aún, ¿le importa a Dios? Jesús dijo: “El sábado fue hecho por causa del hombre y no el hombre por causa del sábado”. En este número hemos dedicado una buena parte a examinar lo que significa el sábado para su vida y su relación con Dios —porque sí importa.
La verdad acerca del sábado es sorprendente. Oprah Winfrey fue lo suficientemente valiente para escuchar y aprender e incluso admitir: “Me siento corregida”. ¿Qué se puede decir de usted? Una vez corregido, ¿qué está dispuesto a hacer al respecto?
Y si como Oprah, usted no sabía que el sábado es el día de reposo de la Biblia, tal vez eso lo haga preguntarse: ¿qué más hay en la Biblia que no me han dicho? ¡Es una pregunta que vale la pena responder!
— Clyde Kilough