By the Way With Joel Meeker

Se esforzará y actuará

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Una de las grandes hazañas militares de la Segunda Guerra Mundial ocurrió en una colina frente a la costa de Normandía. Este acto heroico me recordó una profecía que podría concernirnos a todos.

La mayoría de las playas de Normandía no evidencia la violencia que presenciaron el 6 de junio de 1944, hace 75 años. En ese lugar fue donde comenzó la mayor invasión por mar de la historia, para liberar a Europa occidental de la ocupación Nazi.

La Pointe du Hoc, sobre las playas del día D de Normandía, Francia.

La Pointe du Hoc, sobre las playas del día D de Normandía, Francia.

El Pointe du Hoc, sin embargo, preserva vívidas sus heridas de guerra. Este acantilado de 30 metros de altura que se eleva sobre el Canal Inglés está ubicado frente las playas designadas por los estadounidenses como Omaha (al este) y Utah (al oeste). El mariscal de campo Erwin Rommel, a cargo de defender la costa, posicionó ahí bunkers de concreto con artillería pesada para proteger la zona.

Los Aliados obviamente estaban preocupados, y realizaron bombardeos aéreos durante abril, mayo y principios de junio. Pero finalmente, al amanecer del día 6 de junio, el buque de guerra USS Texas disparó 255 proyectiles de 40 cm hacia el punto de defensa en tierra.

¿Misión imposible?

Los defensores alemanes y muchos oficiales aliados, entre los cuales se incluía inicialmente el oficial que ordenó el ataque, creían que el fuerte nunca podría tomarse desde el mar. Era una misión suicida. Un oficial de inteligencia incluso dijo: “Tres ancianas con escobas podrían haber evitado que los Rangers subieran el acantilado”.

Pero, misión suicida o no, tomar ese fuerte era crucial para lograr la invasión.

Así que, bajo fuego sostenido, 225 Rangers americanos, específicamente entrenados para la misión, escalaron el acantilado con sogas y escaleras, mientras el Texas ayudaba a mantener a los alemanes ocupados.

Y, contra todo pronóstico, el ataque fue un éxito. El costo de dominar el sitio a pesar de los contraataques, sin embargo, fue alto. Solo 90 de los soldados aún podían pelear al final de los dos días de ataque, y solo 40 de ellos no estaban heridos.

Hoy en día, pasearse por el antiguo campo de batalla le permite a uno echar a volar la imaginación. El paisaje es lunar. Los cráteres podrían tragarse casas enteras, y los antiguos fuertes de concreto parecen cerámica hecha añicos. Las marcas que dejaron los disparos y las granadas por doquier dan cuenta de la magnitud del conflicto. Uno se pregunta cómo es que simples seres humanos pudieron lograr tal hazaña.

La captura del Pointe du Hoc fue sin duda uno de los mayores logros de la guerra. Hasta el día de hoy, alrededor de dos millones de turistas caminan reverentemente por el sitio cada año.

Otras hazañas

Visitar el Pointe du Hoc también me recordó una profecía bíblica que habla sobre la valentía —una determinación impresionante para prevalecer espiritualmente y actuar. Un ángel le reveló a Daniel esta profecía, que sin duda es tanto histórica como premonitoria del tiempo del fin (muchas profecías en la Biblia tienen cumplimiento doble): “el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”.

Durante el enfrentamiento final entre las fuerzas del bien y el mal, Dios fortalecerá e inspirará a sus siervos para que actúen y hagan hazañas en su nombre. No titubearán ante la presencia del mal y seguirán firmes haciendo la obra de Dios.

Si queremos estar listos para actuar valientemente en el futuro, debemos estar entrenando para esa misión ahora.

—Joel Meeker

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