Vida, Esperanza y Verdad

Tragedia en el futbol

Todos los integrantes del equipo Chapecoense, de Brasil, junto con la mayoría de los integrantes de su equipo técnico y varios periodistas de renombre volaban felices hacia la ciudad de Medellín, Colombia, para disputar la primera vuelta de la final de la Copa Sudamericana de futbol.

El equipo Chapecoense iba en extremo feliz porque su éxito en el futbol no se había visto nunca en la pequeña y humilde población de Chapecó, en el estado de Santa Catarina, Brasil. La mayoría de los integrantes del equipo eran de origen humilde y toda su vida habían soñado y habían trabajado —como muchos en Brasil— para tener éxito en la profesión del futbol.

Para poder viajar a Medellín, donde se llevaría a cabo la primera vuelta de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional de Colombia, los directivos del equipo brasileño habían contratado un vuelo chárter en un avión propiedad de una compañía con sede en Bolivia. Por razones aún desconocidas, la Agencia de Aviación Civil de Brasil (ANAC) le había negado a Lamia —nombre de la compañía propietaria del avión Chárter— la autorización del vuelo que el club había contratado inicialmente para su traslado desde Brasil a Colombia.

Para poder realizar el vuelo de todas maneras en el avión contratado, todos los integrantes del equipo de futbol, el equipo técnico y varios periodistas, se trasladaron en vuelos comerciales a la ciudad de Santa Cruz, en Bolivia, para allí tomar el avión inicialmente contratado. Este mismo tipo de avión había hecho el mismo vuelo desde Santa Cruz hasta Medellín haciendo una escala para reabastecerse de gasolina porque su autonomía era dudosa de poder hacer el vuelo sin escalas.

El desenlace del vuelo es ya conocido mundialmente. El avión se estrelló el lunes en la noche en una zona montañosa de difícil acceso en el Cerro Gordo, en el departamento de Antioquia, cuando estaba próximo a aterrizar en el aeropuerto José María Córdova de Medellín, Colombia. Una grabación entre el piloto y la torre de control del aeropuerto José María Córdova, divulgada el miércoles en medios colombianos, reveló que el avión se declaró en emergencia por falta de combustible y una falla eléctrica. En la grabación de extractos del diálogo, se escucha al piloto Miguel Quiroga decir a la torre: "señorita: Lamia 933 está en falla total, falla eléctrica total, sin combustible". De los 77 pasajeros, 71 murieron trágicamente.

Muchos familiares y amigos de los pasajeros del vuelo 933 de Lamia decían al saber la noticia: ¡Dios mío! ¿Por qué permites esto?

¿Permitió Dios la caída de este avión? ¿Estuvo Dios envuelto en los eventos que llevaron a este trágico desenlace? ¿Está Dios envuelto en todo tipo de sufrimiento de todos los seres humanos? Para contestar, analicemos algunas de las causas del sufrimiento humano:

  1.   Errores humanos
  2.   Tiempo y ocasión
  3.   El pecado
  4.   Cuando Dios expresamente permite el sufrimiento con un propósito

Veamos lo que dice la Biblia en relación a un grupo de personas que estaban cerca de una torre que cayó al suelo aparentemente por un terremoto y mató a varias personas: Lucas 13:4  “O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?” Estas personas estaban simplemente en el lugar equivocado en el tiempo equivocado. Pero no murieron en este accidente porque eran más malos que los demás. Simplemente tiempo y ocasión acontecen a todos.

Veamos otro caso importante. Juan 9:1-3  “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”.

La ceguera de este niño no había sido causada por el pecado de nadie. Simplemente había nacido así tal vez por una enfermedad hereditaria. Tal vez había nacido así porque sus padres habían descuidado un poco su salud antes de engendrar a este pequeño bebé. Pero esta enfermedad no tenía su origen en el pecado de nadie.

A veces Dios permite expresamente el sufrimiento de alguien para poder ayudarlo en su crecimiento de carácter, pero nunca para destruir a tal persona. Dios no quiere hacer sufrir a una persona solamente para verla sufrir. Él ama a todos los seres humanos demasiado como para alegrarse al ver el sufrimiento. Cierto, Dios permitió, expresamente, el sufrimiento del patriarca Job para ayudarlo en su carácter, aunque Job no merecía sufrir. Él era un hombre recto. Como dice Job 2:3: “Y el Eterno dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?”

La realidad es que la humanidad entera ha sacado al verdadero Dios de sus vidas y como consecuencia Dios, caballerosamente, también ha dejado a la humanidad sola por un tiempo. Dios no está envuelto con cada sufrimiento, accidente o problema que tengan todos los seres humanos. La gran mayoría de los problemas vienen por errores humanos, porque tiempo y ocasión acontecen a todos o por el pecado que las personas cometen aun en ignorancia.

Todo parece indicar que el accidente del vuelo 933 de la compañía Lamia tuvo que ver con errores humanos. Dios no fue la causa de este lamentable percance, de la misma manera que Él no es la causa de la gran mayoría de los problemas y sufrimientos de la humanidad. Oremos porque El Creador venga pronto a la tierra para quitar de ella tanto sufrimiento. Oremos también porque los familiares de los fallecidos en este triste accidente reciban apoyo y la consolación.

En nuestra sección “Mal y el sufrimiento”  encontrará artículos relacionados con el sufrimeinto y que le ayudaran a comprender más profundamente acerca de este tema. 

Acerca del autor

Ivan Vera

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