El noveno mandamiento se encuentra en Éxodo 20:16: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. Este principio incluye todas las formas de mentir
Las leyes modernas de perjurio se basan en este concepto de recalcar la importancia de la verdad y veracidad. El objetivo del Noveno Mandamiento de Dios es más profundo.
Dios de verdad
Dios es un Dios de verdad. Él quiere que aprendamos a odiar la mentira y deshonestidad y a amar la verdad. Consideremos las escrituras acerca de cuán importante es la verdad para Dios:
- “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él” (Deuteronomio 32:4).
- “Porque el Eterno es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Salmo 100:5).
- “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
- “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
- “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37).
El noveno mandamiento está diseñado para prevenir la calumnia y perversión de la justicia.
Como le dijo Dios a Moisés y a los israelitas: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios.…
“No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío. No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos” (Éxodo 23:1-2, 6-8).
La mentira y deshonestidad pervierten y corrompen los corazones y son abominaciones a Dios.
¿Hay algo que sea imposible para Dios? ¡Sí! La Biblia dice que es imposible para Dios mentir (Tito 1:2; Hebreos 6:18). Él no mentirá.
El padre de mentira
Por otro lado, Satanás es el padre de las mentiras. Jesucristo explicó a los que se estaban justificando a sí mismos y se burlaban de Él: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
La primera mentira registrada fue cuando Satanás, a través de la serpiente, le dijo a Eva que Dios les había mentido: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5). Qué acto de engaño tan diabólico—¡mentir al llamar mentiroso a nuestro Dios, alguien totalmente confiable !
Anhelamos el día en que Satanás ya no engañará a las naciones (Apocalipsis 20:3).
No es necesario jurar
El espíritu del noveno mandamiento va más allá de no jurar falsamente. Cada una de nuestras palabras debe ser confiable—no es necesario jurar.
Como Jesús enseñara en el Sermón del Monte: “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:33-37).
Dios quiere que sustituyamos la mentira con honestidad en nuestras palabras y nuestros corazones y nuestros pensamientos.
¿Qué sucede con las “mentiras blancas”?
Algunos se preguntan si es posible decir siempre la verdad y sugieren que las “mentiras blancas” son necesarias para evitar herir a otros. Pero la Biblia dice que debemos estar “siguiendo la verdad en amor” (Efesios 4:15). Las mentiras blancas no son necesarias; pero debemos hablar la verdad siempre con tacto, bondad y cortesía.
El apóstol Pablo también dijo a los cristianos de Éfeso que “desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:24-25).