¿Han distorsionado las películas y los programas de televisión nuestra percepción del Arca del Pacto? ¿Qué era y qué representa esta arca?

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La cámara se acerca a los agentes del gobierno. Uno de ellos mira a su alrededor nerviosamente para asegurarse de que nadie más está escuchando. La conversación ficticia gira entorno al Arca del Pacto.
“La Biblia habla acerca del arca arrasando montañas y devastando regiones enteras”, revela una voz sombría. “Un ejército que lleva el arca delante de sí, es invencible”.
Éstas son las palabras de un personaje ficticio, el mentor de Indiana Jones, cerca del comienzo de la exitosa película de 1981 Cazadores del arca perdida.
¿Son ciertas estas afirmaciones? ¿Arrasó el arca con montañas e hizo invencibles a los ejércitos? ¿Qué era, después de todo, y qué representa el Arca del Pacto?
¿Qué era el Arca del Pacto?
La palabra en castellano “arca” es una traducción del hebreo 'ārôn, que puede significar “ataúd” (Génesis 50:26). Sin embargo, en la mayoría de los casos en las Escrituras, la palabra se refiere al Arca del Pacto.
Las Escrituras nos dicen que el arca funcionaba como un cofre o caja. Dios ordenó a Moisés que guardara las tablas de piedra, grabadas con los Diez Mandamientos, dentro del arca (Deuteronomio 10:2-5).
En un momento dado, es posible que el arca también contuviera un recipiente con maná, así como la vara de Aarón. El libro de Hebreos menciona los tres objetos (Hebreos 9:4).
Algunos eruditos creen que el maná y la vara de Aarón estaban sólo “delante” (o frente a) el arca, y no dentro de ella. La redacción de Éxodo 16:33-34 y Números 17:10-11 podría parecer respaldar esta conclusión. No obstante, la redacción real es “delante del Testimonio” (en ambos pasajes) y “delante del Eterno” (en Éxodo).
Las Escrituras no nos dicen qué pasó con el maná y la vara de Aarón, pero cuando el rey Salomón trasladó el arca al templo, ésta sólo contenía las tablas con los Diez Mandamientos (1 Reyes 8:9).
Al afirmar que “ninguna cosa había, sino las dos tablas de piedra”, este pasaje parece insinuar que se esperaba que hubiera otros objetos, pero no estaban.
¿Cuándo y cómo se construyó el arca?
El pueblo de Israel construyó el Arca del Pacto siguiendo las instrucciones explícitas que Moisés recibió directamente de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 25:10-22). Los israelitas habían afirmado su compromiso de obedecer los términos del pacto (Éxodo 24:7), tras lo cual Dios ordenó a Moisés que se reuniera con Él en la cima del monte (v. 12).
Moisés regresó del monte 40 días después (v. 18) con el encargo de construir un santuario (Éxodo 25:8) y de fabricar el Arca del Pacto (v. 10).
Las instrucciones de Dios con respecto al arca (vv. 10-22) especifican la madera que se debía utilizar, las dimensiones, las características y el propósito del arca. Además, Dios dio a los artesanos de Israel, en particular a Bezalel y Aholiab, una sabiduría especial por medio de su Espíritu Santo, para completar esta importante obra (Éxodo 31:2-6).
Los artesanos terminaron su trabajo en el tabernáculo y el arca a principios del segundo año, después de que Israel saliera de Egipto (Éxodo 39:32-35; 40:17).
¿Qué representa el Arca del Pacto?
Dios comenzó a especificar el propósito del arca en las instrucciones iniciales que le dio a Moisés. En referencia al Arca del Pacto, Dios dijo: “Y de allí me declararé a ti” y “donde me encontraré contigo” (Éxodo 25:22; 30:6).
El Arca del Pacto representaba la presencia de Dios entre su pueblo. Por eso se ubicó detrás del velo que separaba “el lugar santo y el lugar santísimo” en el tabernáculo (Éxodo 26:33).
El tabernáculo en sí, y más tarde el templo, significaban la presencia y el carácter de Dios. Dios es santo y sólo puede ser abordado por un pueblo santificado (Levítico 19:2).
El “lugar Santísimo”, detrás del velo, estaba reservado para Dios, y fue destinado para que ahí se guardara el arca. Según la Enciclopedia Ilustrada de la Biblia de Zondervan, estar “ante el arca” era estar ante Dios.
El “propiciatorio” (Éxodo 25:17; Hebreos 9:5), que estaba en la parte superior del Arca del Pacto, representaba el trono de la misericordia de Dios. Gracias al sacrificio de Cristo, los cristianos tenemos la posibilidad de acercarnos “pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
El arca en el desierto
La sensación de la presencia de Dios se destaca en la descripción de los viajes de Israel por el desierto después de abandonar el monte Sinaí (Números 10:33-34). Tanto el arca como la columna de nube significaban la presencia de Dios con su pueblo, y ambas se mencionan en este pasaje.
Los siguientes versículos registran el contenido de las oraciones que Moisés hizo cuando el arca emprendió su viaje y cuando se detenía.
Cuando el arca partió, Moisés dijo:
“Levántate, oh Eterno, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen” (v. 35).
Cuando el arca se detuvo, Moisés dijo:
“Vuelve, oh Eterno, a los millares de millares de Israel” (v. 36).
Es evidente que el Arca del Pacto representaba la presencia de Dios en medio de Israel. No obstante, no era una garantía de su presencia, ni un ídolo al que debían adorar. Era un recordatorio del pacto de Dios que hacía posible la relación con Él.
Israel cruza el Jordán con el arca
Los antiguos israelitas querían saber que Dios estaba con ellos.
Esto fue especialmente evidente cuando estaban a punto de cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida. Después de pasar 40 años en el desierto, los israelitas finalmente recibirían la patria que tanto habían anhelado.
Sus padres, la generación anterior, había temido a los habitantes de la tierra de Canaán más de lo que había confiado en Dios (Números 13:28-29, 31-33). Se habían negado a entrar en la tierra y, como resultado, habían vagado por el desierto durante 40 años (Números 14:26-35).
La mayoría de los que se disponían a cruzar el río Jordán no habían nacido cuando Dios dividió las aguas del mar Rojo (Éxodo 14). Sin embargo, Dios realizó un milagro similar en el Jordán. El Arca del Pacto desempeñó un papel importante.
Israel vio que “las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto del Eterno” (Josué 4:7). No fue el arca en sí, sino Dios quien hizo posible que cruzaran el rio en seco. Josué le dijo al pueblo: “Porque el Eterno vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros” (v. 23).
El Arca del Pacto en la batalla
Al igual que sus padres habían sido testigos de la destrucción del ejército egipcio en el mar Rojo, esta nueva generación necesitaba seguridad para enfrentarse a sus enemigos. Esa seguridad llegó con la primera batalla en la Tierra Prometida, y el arca fue fundamental.
Las murallas de Jericó debieron ser un espectáculo intimidante.
Dios le ordenó a su pueblo que utilizara el arca de una manera espectacular. Debían marchar alrededor de la ciudad con el arca una vez al día durante seis días, mientras los sacerdotes tocaban trompetas hechas con cuernos de carnero (Josué 6:3-4). El séptimo día, debían marchar alrededor de Jericó siete veces.
Mostrar el Arca del Pacto de manera tan prominente significaba la presencia de Dios con su pueblo. Ni siquiera tendrían la batalla hasta que primero los muros se derrumbaran, tal como Dios había prometido (v. 5).
Esta victoria en Jericó precedió el escenario para la conquista de la tierra de Canaán. En ocasiones, hubo reveses debido al pecado (Josué 7), pero en términos generales, Israel disfrutó de una victoria tras otra.
Los filisteos capturan el arca
La Biblia no habla de que el arca se utilizara de nuevo en alguna batalla, sino hasta finales del período de los jueces. De hecho, “el uso del arca en la batalla parece haber sido excepcional” (Zondervan, vol. 1, p. 307).
Este hecho por sí sólo es suficiente para decirnos que el arca no era un arma súper-poderosa, como se describe en la película Cazadores del arca perdida. Más bien, era un símbolo de la presencia y el poder de Dios, y por mucho que lo intentaran, los seres humanos no podían manipular ese poder.
Israel aprendió esta lección por la vía más dura. Tras una humillante derrota a manos de los filisteos (1 Samuel 4:2), los ancianos del pueblo sugirieron que la presencia del arca podría cambiar el rumbo de la batalla: “Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto del Eterno, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos” (v. 3).
El resultado no fue el que Israel esperaba. Los filisteos mataron a 30.000 soldados de a pie (v. 10), muchos más que los 4.000 que se perdieron en la batalla anterior (v. 2).
Aún más impactante fue lo que le sucedió al arca, el símbolo mismo de la presencia de Dios. ¡Él permitió que el ejército filisteo la capturara (v. 11)!
Los propios filisteos aprendieron que el arca no era un trofeo para exhibir. El ídolo de su dios Dagón terminó hecho pedazos ante el arca (1 Samuel 5:4). Peor aún, su pueblo sufrió plagas (v. 6) hasta que devolvieron el arca a Israel (1 Samuel 6).
Respeto por el símbolo
El arca era un objeto material sin ningún poder inherente. Aun así, Dios exigía que se tratara con respeto. El Arca del Pacto representaba a Dios, aunque ésta nunca debía ser un objeto de adoración.
Entre todos los objetos relacionados con el tabernáculo y el templo, el arca “era, en muchos aspectos, el objeto más importante” (The New Manners and Customs of Bible Times [Nuevo manual de usos y costumbres de los tiempos bíblicos], p. 369).
El arca no debía ser transportada en carros o carretas, sino por hombres que la sostenían con varas diseñadas para pasar por los anillos, a los lados de ésta (Éxodo 25:12-15).
Dios estipuló que sólo los hombres de la familia de Coat, una de las tres ramas de la tribu de Leví (Números 3:17), podían llevar el arca y sólo después de que los sacerdotes la hubieran cubierto (Números 4:5-6, 15).
Buenas intenciones
Años más tarde, cuando el rey David envió a unos hombres a transportar el arca a Jerusalén, estos parecían desconocer las instrucciones de Dios plasmadas en los libros de Moisés. Estos hombres transportaron el arca en un carro tirado por bueyes (2 Samuel 6:3).
El hecho de que el carro fuera nuevo indica que estos hombres tenían la intención de ser respetuosos. Desgraciadamente, no buscaron en las Escrituras para determinar la voluntad de Dios al respecto. Como resultado, un hombre murió.
Uza, al ver que los bueyes tropezaban, en un momento dado extendió la mano para estabilizar el arca (v. 6). Esta acción, aunque presumiblemente bien intencionada, violó las instrucciones claras de Dios de no tocar el arca. Dios hirió de muerte a Uza (v. 7).
Tenga en cuenta que la Biblia nos dice que fue Dios, y no el arca, quien hirió a Uza. El Arca del Pacto, aunque representaba al Dios todopoderoso y santo, no tenía poder propio. Si usted desea encontrar más respuestas acerca de este incidente lo invitamos a leer nuestro artículo “La muerte de Uza: ¿fue una injusticia por parte de Dios?”.
¿Qué pasó con el arca?
El arca todavía estaba en Jerusalén en la época del rey Josías (2 Crónicas 35:3). Él reinó sólo unas décadas antes de la invasión babilónica y la destrucción de Jerusalén.
El relato bíblico nos dice que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó “asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa del Eterno, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia” (2 Crónicas 36:18).
Esta afirmación no especifica que el Arca del Pacto se encontrara entre esos tesoros. Sin embargo, la mayoría de los eruditos cree que fue después de esto cuando se perdió el arca.
Josefo, el historiador del siglo I, nos dice que, durante el periodo romano, el arca no se encontraba dentro del segundo templo:
“Pero la parte más recóndita del templo tenía veinte codos. También estaba separada de la parte exterior por un velo. En ella no había nada en absoluto. Era inaccesible e inviolable, y nadie podía verla; se llamaba el Lugar Santísimo” (La guerra de los judíos, libro 5, sec. 215, énfasis añadido).
El Arca del Pacto para los cristianos
El Arca del Pacto ha cautivado la imaginación de muchas personas a lo largo de los siglos. Sin duda, ésa es la razón por la que el programa History's Greatest Mysteries (Los mayores misterios de la historia) del canal History Channel proclamó que el arca era “una de las reliquias más sagradas y poderosas de la Biblia”.
El arca era realmente sagrada, en el sentido de que fue apartada por Dios para representar su presencia, pero ésta no tenía poder propio. Era sólo un símbolo de una verdad importante:
Dios siempre ha querido morar entre los seres humanos.
Al final, ya no habrá necesidad de un arca que represente a Dios. Las personas ya no se sentirán fascinadas por ella, porque Dios mismo morará entre sus hijos. El profeta Jeremías escribió acerca de este maravilloso tiempo que está por venir:
“Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice el Eterno, no se dirá más: arca del pacto del Eterno; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra” (Jeremías 3:16).