El apóstol Pablo dijo que algo había sido quitado al ser clavado con Jesucristo en la cruz. ¿A qué se refiere esto y cómo se aplica a nosotros en la actualidad?
La respuesta inmediata y sincera de muchas personas sería: “la ley”, pues creen que la ley de Dios fue clavada en la cruz. Pero, ¿qué dice la Biblia sobre eso?
Examinando el contexto
¿Le ha sucedido alguna vez que malinterpreten sus palabras al sacarlas de contexto? Posiblemente quien lo hizo utilizó sus palabras exactas, pero las tergiversó por completo al aislarlas del resto de lo que usted dijo en un principio. Lamentablemente, esto es justo lo que sucedió con Colosenses 2:14.
En este versículo leemos: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Para comprender su significado, es importante tomar en cuenta el contexto de estas palabras y también su relación con el resto de la Biblia. Sólo así estaremos usando “bien la palabra de verdad”, como Pablo dijo a Timoteo que lo hiciera (2 Timoteo 2:15).
Para saber qué fue clavado en la cruz según Colosenses 2, debemos leer desde el versículo 13: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:13-14).
Algunas personas piensan que “la incircuncisión de vuestra carne” se refiere a la ley de Dios. Sin embargo, esta frase es sólo otra forma de decir que estas personas eran gentiles, pues los gentiles no se circuncidaban como lo hacían los judíos. Para más información sobre este tema, consulte nuestra Pregunta y Respuesta Bíblica sobre Hechos 15.
Lo que se clavó en la cruz fue “el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria”. Debido a que la palabra “decretos” es similar a “leyes”, algunos han tergiversado el significado de ese versículo para decir que la ley de Dios quedó anulada después de la muerte de Cristo.
Los cargos
La palabras “el acta de los decretos…que nos era contraria…clavándola en la cruz” que utiliza el apóstol Pablo, se refieren al historial de nuestros pecados, los cuales se pagan con la muerte.
Según el Diccionario Expositivo de Palabras Del Antiguo Y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine, la palabra traducida como “acta”, versión Reina Valera, es cheirographon y “significa ‘documento de deuda’, ‘un escrito hecho a mano’”.
“En el famoso papiro florentino del año 85 a.C., el gobernador de Egipto dio la siguiente orden durante el juicio: ‘Táchese el acta’, la cual equivale a ‘quitar el acta de en medio’ en Col. 2:14” (W. Graham Scroggie, “Prólogo a la sección del Nuevo Testamento”).
La paga por nuestros pecados (nuestra deuda) es la muerte (Romanos 6:23). Sin embargo, Cristo estuvo dispuesto a pagar esa deuda por nosotros, borrando así nuestro historial y perdonando nuestros pecados.
Es interesante notar que, así como la pena de muerte que debíamos pagar por nuestros pecados fue clavada en la cruz, Pilato clavó una señal en el poste donde Cristo murió. Como leemos en Juan 19:19-22, las palabras que Pilato escribió generaron cierta controversia, pero su intención era evidente. Los romanos acostumbraban publicar los cargos de los cuales se acusaba a un convicto y, siguiendo esta tradición, los cargos en contra de Cristo por los que las autoridades judías le imputaron fueron inscritos en una tabla sobre su cabeza.
Pablo utilizó este simbolismo para recalcar lo que ya había dicho: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” (Colosenses 1:21-23).
Pablo quería recalcar que, al igual que los israelitas convertidos, los gentiles que habían sido llamados por Dios formaban parte de su Iglesia. El apóstol escribe claramente sobre esto en Colosenses 1:27. La palabra “misterio”, implicando que algo está “oculto”, por lo tanto, Pablo estaba diciendo a los cristianos gentiles que ahora podían conocer lo que antes se les había ocultado. En otras palabras, Dios había abierto sus mentes para que comprendieran su verdad. Cristo mismo, a través de su Espíritu Santo, estaba ahora dentro de ellos y eran gentiles convertidos.
Los cargos son removidos
Entonces, basado en su contexto , Colosenses 2:13-14 significa: “Ustedes, los creyentes gentiles, estaban bajo sentencia de muerte. Pero, a través del arrepentimiento y el perdón de pecados hecho posible por la muerte de Cristo, todos los cargos en su contra han sido removidos”.
Algunos malinterpretan las palabras de Pablo sobre los “decretos” que fueron “clavados en la cruz” diciendo que la muerte de Cristo anuló las leyes de Dios para que ya no estuvieran “contra nosotros”. Pero la ley de Dios nunca estuvo en contra de los creyentes; eran sus pecados lo que los condenaba.
Perdonar a alguien de un crimen no anula la ley que fue quebrantada. Por el contrario, reafirma la importancia de la ley pues, si no se le perdonara el crimen, ¡el criminal moriría!
Evidentemente, la ley de Dios aún está vigente y es de gran importancia, pues quebrantarla (cometer pecado) merece la pena de muerte. La ley de Dios es así de poderosa y significativa; más aun, es santa. Los cristianos no se salvan de la pena de muerte en su contra anulando la ley; lo que salva a las personas de morir es que Cristo dio su vida por quienes se arrepienten de sus pecados. La vida de Cristo es así de valiosa.
Las palabras de Pablo en Colosenses 2:14 demuestran que la ley de Dios sigue teniendo gran importancia. Al decir que la pena por quebrantar la ley de Dios fue clavada en la cruz donde Cristo murió, el apóstol estaba reafirmando la vigencia de la ley, pues aun requería la pena de muerte.
Si la ley hubiese sido anulada por la muerte de Cristo, nada estaría “contra la ley” desde entonces y ya no existiría el “pecado”. Obviamente esto no sucedió. El pecado aún existe y, por lo tanto, ¡la ley según la cual algo es pecado también existe!