Pablo utiliza mucho la palabra “esclavitud” en Gálatas, incluyendo Gálatas 5. Muchos dicen que es haciendo referencia a guardar los mandamientos. ¿Es esto cierto?
El único versículo en la Biblia que utiliza la frase “yugo de esclavitud” es Gálatas 5:1. Esta escritura dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”.
Al principio de este mismo libro, Pablo habló de un incidente en el cual se le pidió a él y a otros ministros que les exigieran la circuncisión a unos varones gentiles. Con relación a esta situación, Pablo escribió: “y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud” (Gálatas 2:4).
¿Qué es esclavitud?
La esclavitud implica servidumbre o un pensamiento servil. Una lectura superficial de estas escrituras podría hacerlo suponer, como a muchos otros, que Pablo consideraba que guardar los mandamientos era una forma de esclavitud.
El Léxico Griego de Thayer´s (Thayer´s Greek Lexicon), define la palabra douleia, de donde se traduce esclavitud, como: “hacer un esclavo de” o metafóricamente “hacerme siervo”. Pero, ¿es esclavitud guardar los mandamientos de Dios? ¿Es a esta esclavitud a la que se refería Pablo?
Como estudiantes de la Palabra de Dios, debemos ser sabios y tener discernimiento mientras encontramos las respuestas a esas preguntas, “que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Debemos recordar que la Biblia se interpreta a sí misma. Cuando se entiende correctamente, ninguna parte de ella se contradice con otra. En Juan 10:35, Cristo expresó: “y la Escritura no puede ser quebrantada”.
La congregación de Gálatas estaba conformada por personas de diferente formación, unos guardaban la fe pagana gentil y otros los estatutos del Antiguo Testamento como si fueran el camino para la salvación. Los dos grupos tenían bagaje espiritual —malentendidos espirituales— por aclarar. Esto se corrobora al leer cuidadosamente todo el libro y también por los comentarios basados en el contexto histórico.
Los rudimentos del mundo
Escribiéndole a este grupo tan diverso, Pablo dijo que “Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo” (Gálatas 4:3) hasta que Dios nos libre de esos pensamientos y acciones esclavizantes a través del sacrificio de Cristo por nuestros pecados. ¿Es correcto interpretar los “elementos del mundo “como la ley de Dios?
¡No! Pablo jamás se refirió a los mandamientos como “elementos del mundo”. Y Dios tampoco inspiró a ninguno de los escritores de la Biblia para que se refirieran así de su ley. En otras palabras, en ningún lugar de la Biblia se hace referencia a la ley de Dios o a las leyes que Dios dio a través de Moisés como “mundanas”. De hecho, las referencias que se tienen en la Biblia para “el mundo” son las de un sistema gobernado e influenciado por Satanás. No tenemos que buscar más allá de esta misma carta para saber a qué se refería Pablo: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14).
Débiles y pobres rudimentos
Continuando Pablo preguntó: “más ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?” (Gálatas 4:9). ¿Son las leyes de Dios “débiles y pobres rudimentos”? ¡De nuevo, no! ¡Ni Pablo ni ninguna otra persona que haya escrito en la Biblia se ha referido a las leyes de Dios o a las leyes temporales que le dio a Moisés como “débiles y pobres rudimentos”!
Algunas de las leyes que Dios dio fueron temporales (algunas leyes sacrificiales y algunos estatutos) y otras fueron permanentes (los Diez Mandamientos, las leyes de los alimentos, el sábado, las fiestas anuales, los días santos y “amar al prójimo como a sí mismo”). ¡Pero nada de lo que provenía de Dios fuera temporal o permanente era “débil” o “pobre”! Debemos analizar que este versículo muestra que la gente estaba volviéndose a los rudimentos débiles y pobres que los habían mantenido esclavos antes de haber conocido a Dios.
Lamentablemente, muchos comentaristas incluyen sus prejuicios preconcebidos contra la ley de Dios cuando escriben sobre Gálatas. Los antecedentes históricos que proporcionan son útiles, pero las interpretaciones espirituales son a menudo engañosas. Por ejemplo, el siguiente versículo dice: “Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años” (v. 10). Muchas autoridades se inclinan a interpretar esto como el sábado semanal de Dios y las fiestas bíblicas.
La falacia en este razonamiento es que no hay nada en la ley de Dios que diga que se tienen que guardar meses, estaciones o años. Hay algunas fiestas que Dios dio a su pueblo que se celebran en la primavera, es verdad, así como hay otras que se celebran en el otoño. Pero debemos entender que guardar las fiestas de Dios, que tienen lugar en determinados meses o estaciones, ¡está muy lejos de la práctica de guardar meses o estaciones del mundo que los gálatas tenían antes de conocer a Dios!
Algunos comentaristas traerán a colación el año del jubileo para interpretar Gálatas 4:9-10 como referencia de las prácticas ordenadas en el Antiguo Testamento. En lugar de aceptar esta opinión sin fundamentos, analice el propósito de esta ley y lo que significó para los antiguos israelitas (Levítico 25). Era parte del sistema financiero que Dios tenía para Israel cuando Él era su Rey.
Bajo este sistema, la tierra que había sido vendida por la familia que había sido originalmente su dueña, era regresada a la familia cada 50 años, con lo cual se garantizaba que la tierra no estuviera mucho tiempo fuera de las manos de la familia a la cual Dios se la había dado. Actualmente la ley del jubileo ya no es obligatoria para el pueblo de Dios que viene de muchas naciones, cada una con sus propias leyes financieras gubernamentales.
Pero en ningún momento el jubileo fue guardado con el sentido con el que ha sido guardado el sábado o un día de fiesta. ¡Y de ninguna manera puede ser llamado “débil” o “pobre”! Fue una ley justa y bien pensada que ayudó a las familias de Israel a preservar su tierra y trajo consigo estabilidad financiera a la nación de Israel.
Usted puede ver que Dios le dijo a Israel que “guardara el mes de Abib” (Deuteronomio 16:1). Pero una lectura completa muestra que no se refería a un mes completo de adoración. Dios simplemente indicó que era el primer mes del año religioso y del ciclo de las fiestas santas.
Al leer Levítico 25, usted se dará cuenta que hay estatutos relacionados con acciones que se debían tomar en años específicos para que la tierra cultivable tuviera un descanso, todo esto por razones ambientales. En Deuteronomio 15 se explica otra ley financiera que tenía que ver con el cuidado de los pobres en la nación.
¡De nuevo, estos años no se “guardaban” con un sentido de adoración! ¡Además no “esclavizan” a nadie! Al contrario, liberan a la gente de las deudas a largo plazo; aseguran un cuidado para los pobres y evita que la tierra sea trabajada en exceso.
Entonces, ¿cómo debemos entender el concepto de esclavitud que se menciona en Gálatas 4:9? Hay que recordar que entre los miembros de la congregación existían dos religiones principales de fondo: la religión pagana gentil y las costumbres religiosas judías. Teniendo en cuenta que nada de lo que proviene de Dios puede ser llamado “débil y pobre”, entonces ese concepto tiene que referirse a las creencias gentiles. Algunos creyentes han traído de manera equivocada creencias paganas a la Iglesia de Dios.
Justin K. Hardin pone de manifiesto esta idea en el libro Galatians and the Imperial cult: A critical analysis of the first century social context of Pauls´s letter (Gálatas y el culto imperial: un análisis crítico de la carta de Pablo en el contexto social del primer siglo). Pablo les estaba diciendo a los gentiles que se habían convertido: “No se dejen esclavizar de nuevo por la religión de la cual Dios los liberó”.
El Monte del Sinaí y la esclavitud
Continuando con la discusión, Pablo se dirige a aquellos que “los que queréis estar bajo la ley” (Gálatas 4:21) y en una analogía habló de “el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud” (v. 24) y “y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud” (v. 25). La pregunta clave mientras leemos estos versículos es si Pablo se estaba dirigiendo a los miembros gentiles de la congregación de Gálatas o se refería a los que tenían una formación judía.
El contexto en el que está, muestra sin lugar a dudas que había dejado de referirse a los creyentes gentiles y se estaba dirigiendo ahora a los gálatas cristianos con formación judía. Los gentiles no tenían nada que ver con el pacto que Dios había hecho con Israel (que estaba conformado por las 12 tribus, incluyendo la de Judá, los judíos) en el Monte del Sinaí. Esta analogía era para los judíos de la congregación que también estaban equivocados en su pensar, aunque de una manera diferente a las prácticas gentiles que se mencionan en los versículos 9-10.
El “esclavo” en este caso era un esclavo real, Agar. Pablo comparó los nacimientos de Ismael y de Isaac, hijos de Abraham, para poder corregir el pensar de algunos judíos de Galacia. Pablo empezó explicando que Abraham había tenido dos hijos, uno con una esclava (Agar) y el otro con una mujer que no lo era (Sara).
Sara no podía tener hijos. Creyendo que la forma para que Abraham tuviera un heredero legítimo era con su sierva Agar, Sara instó a Abraham para que tomara a la sierva como su esposa sustituta (lea Génesis 16). La concepción del niño Ismael por parte de Agar fue natural, ya que la mujer estaba en edad fértil.
Pablo usó el ejemplo literal del niño nacido de la esclava Agar como una metáfora de la esclavitud a la idea de que podíamos ganar nuestra salvación. De manera similar utilizo la concepción y el nacimiento de Isaac por parte de Sara a la edad de 90 años —para ese momento ya los dos habían pasado su edad fértil (vea Génesis 17:17; 18:11; 21:1-7)— como una metáfora de la salvación por un milagro. Sin duda alguna, el nacimiento de Isaac fue milagroso, fue posible por medio de una intervención divina. Isaac llegó a existir como resultado de una promesa de Dios, así como la salvación viene de una promesa y no por obras.
Éste es un tema recurrente a lo largo del Nuevo Testamento. Al parecer algunos judíos cristianos que habían practicado la fe judía con anterioridad, pensaban que la salvación les llegaría guardando la ley. A menudo estas personas piensan que la circuncisión física masculina todavía es necesaria para la salvación.
Pablo les estaba aclarando las ideas, de la misma manera que lo hizo en muchas de sus cartas. ¡La salvación proviene de un milagro! ¡De una promesa! Nada que una persona haya hecho en el pasado, incluso si esa persona tiene herencia israelita, puede hacerlo salvo. Nada de lo que una persona haga en el presente le significa la salvación.
Gálatas 5 y el yugo de la esclavitud
Ahora que hemos analizado los pasajes previos donde Pablo habla de esclavitud en el libro de Gálatas, tenemos el contexto para entender que quería decir Pablo cuando le dijo a estos miembros de la Iglesia: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). A los cristianos que habían sido gentiles, les estaba diciendo: “No se vuelvan a las costumbres mundanas que practicaban antes de que fueran llamados por Dios”. A los cristianos con formación judía que pensaban que podían ganar la salvación sólo obedeciendo la ley de Dios, les estaba diciendo: “No se aferren a ese pensamiento erróneo. Somos salvos por la gracia de Dios”.
Los dos grupos tenían ideas erradas y los dos representaban el “enredarse de nuevo” con la “esclavitud” del pensamiento equivocado. Gálatas 5 nos muestra que la libertad espiritual proviene del conocimiento de la verdad. Guardar los mandamientos de Dios no es ninguna esclavitud. Aunque guardar la ley de Dios no nos trae la salvación, claramente Dios espera que guardemos su ley después de haber sido perdonados (por medio del arrepentimiento y el bautismo) por ir en contra de ella. Tal como Pablo les dijo a los romanos: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12). Ésta era la enseñanza de Pablo constantemente en todas sus cartas, incluida la de Gálatas 5.