Las buenas obras son, por definición, buenas, pero algunos desprecian a los que creen que las buenas obras son necesarias. ¿Por qué? Debido a las divergencias en la comprensión de para qué sirven las obras y como debemos llevarlas a cabo. ¿Qué nos dice realmente la Biblia acerca de las buenas obras?
Las personas religiosas tienen diferentes conceptos acerca de las buenas obras. Algunas condenan a cualquiera que crea en la necesidad de hacer buenas obras para tratar de “ganar” su salvación.
¿Respalda la Biblia esta visión tan generalizada? No hay duda de que hay personas que, así como Billy Graham advirtió antes de su muerte, tienen la mentalidad de “creer fácilmente” y piensan que “si las personas creen en Dios y hacen buenas obras, van a ir al cielo”.
Pero incluso es posible que más personas quieran hacer buenas obras para poder sopesar las malas.
¿No hay necesidad de hacer buenas obras? ¿Con las buenas obras se gana la salvación? ¿Se necesitan buenas obras para así compensar las malas?
La Biblia no respalda ninguna de estas ideas.
Primero, ¿qué significan las “obras”?
La palabra obras simplemente significan las cosas que nosotros hacemos, nuestras acciones. Las palabras griegas que se traducen como “obras” son palabras de uso general que pueden significar nuestro empleo, deberes, acciones o cualquier cosa que hacemos.
Por ejemplo, en Mateo 5:16 “buenas obras” viene de erga kala, que significa “buenas acciones” y en Efesios 2:10 viene de erga agatha que significa “hacer el bien, virtud, devoción” (El diccionario completo de estudio de las palabras, Nuevo Testamento, Spiros Zodhiates).
Las obras no son un concepto esotérico religioso. Siempre estamos haciendo obras —algunas buenas, algunas malas, otras indiferentes.
Qué obras no hacer
Las buenas obras son buenas para muchas cosas. Pero hay cosas que las obras no pueden hacer y esto lleva a que las “obras” sean tratadas de manera injusta como si fueran una mala palabra.
Nuestras obras no nos pueden justificar.
Las cosas buenas que hacemos no sirven para compensar las cosas malas que hacemos. Usted podría hacer cientos, miles, millones de buenas obras y ninguna puede pagar por un solo pecado que usted haya cometido.
La forma en que Dios diseñó el universo hace que las buenas obras sean algo natural. Deben fluir de cada ser vivo de manera fácil y libre. Son nuestro deber (Lucas 17:10), nuestro “culto racional” (Romanos 12:1).
Pero Satanás distorsionó la estructura del universo con su rebelión. Convirtió este mundo en una casa de espejos en donde lo que es correcto se ve como algo muy complicado y lo que está mal parece ser lo correcto.
En este mundo, “todos pecaron” y nos hemos acarreado la pena de la muerte eterna (Romanos 3:23; 6:23). El pecado es tan horrible, tan perverso y malvado que sólo la muerte puede pagar por él.
Entonces, ¡Jesucristo con un profundo amor se ofreció a pagar esa terrible pena por nosotros!
No, nosotros no podemos hacer ninguna obra para borrar nuestros pecados, pero la sangre de Jesús cubre nuestros pecados, y debemos hacer lo que Jesús dice: “vete y no peques más” (Juan 8:11).
No, nosotros no podemos hacer ninguna obra para borrar nuestros pecados, pero la sangre de Jesús cubre nuestros pecados, y debemos hacer lo que Jesús dice: “vete y no peques más” (Juan 8:11). Nosotros debemos comprometernos de corazón para no pecar más. Tenemos que ver el pecado de la misma forma en que Dios lo ve y escapar de él.
También debemos ver las buenas obras cómo Dios las ve y esforzarnos por hacerlas siempre. Nuestra reacción ante el asombroso y misericordioso sacrificio de Dios debería ser la de convertirnos en “imitadores de Dios como hijos amados” (Efesios 5:1).
Cómo no hacer buenas obras
Analicemos lo que el apóstol Pablo dijo acerca del propósito correcto de nuestras acciones en el capítulo del amor: “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1 Corintios 13:3).
Jesús les advirtió a sus discípulos que debían evitar exhibirse haciendo buenas obras pues esta actitud no le gusta a Dios. “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (Mateo 6:2).
Las buenas acciones que Dios aprecia son la que son motivadas por una preocupación genuina hacia los demás. No son hechas para ser alabados por las otras personas o para vanagloria del que las hace.
Las buenas obras que son motivadas por el egoísmo ayudan a que las buenas obras adquieran una mala fama que no merecen.
Versículos de la Biblia acerca de las buenas obras
Jesús dio el ejemplo haciendo buenas obras (Juan 10:32; Hechos 10:38). Y Él nos dice que las hagamos también. Veamos la razón de esto:
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).
Pedro quiso resaltar el mismo punto, cómo nuestras buenas obras no eran para nuestra gloria si no para Dios.
“Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 Pedro 2:12).
Jesús también dijo en Juan 15:8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.
Pablo tenía mucho que decir acerca de las buenas obras:
- “Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:14, énfasis añadido).
- “Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres” (Tito 3:8, énfasis añadido).
- “Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto” (Tito 3:14, énfasis añadido).
Pablo le dijo a Timoteo que las enseñanzas de la Biblia son: “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
Dios está atento a nuestras obras. La Biblia dice que vamos a ser juzgados por todo lo que hagamos (2 Corintios 5:10; Mateo 25:34-40). Y podemos tener la certeza de que Dios no se olvida de eso: “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10).
Entonces, ¿qué son las buenas obras?
Las buenas obras son acciones simples que son buenas.
Dios es el que crea y define el bien. Es bueno hacer todo lo que Él dice que es bueno. Por ejemplo, la Biblia nos dice que la ley de Dios es buena y nos fue dada para nuestro bien: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).
Dios es el que crea y define el bien. Es bueno hacer todo lo que Él dice que es bueno. Por ejemplo, la Biblia nos dice que la ley de Dios es buena y nos fue dada para nuestro bien: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).
- “Que guardes los mandamientos del Eterno y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad” (Deuteronomio 10:13).
Algunos ejemplos que da la Biblia acerca de las buenas obras incluyen guardar los mandamientos y dar al pobre (Mateo 19:16-21); dar limosnas en secreto (Mateo 6:3-4); incluso darle a una persona un vaso de agua fría (Mateo 10:42).
Otros ejemplos bíblicos de buenas obras
En Mateo 25:34-36 Jesús da varios ejemplos específicos en su parábola de las ovejas y cabritos:
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:34-36).
El libro de Hechos menciona las buenas obras de una mujer que murió en los primeros años de la Iglesia.
“Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía… Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas” (Hechos 9:36, 39).
Pablo explicó que los cristianos no sólo deben dejar de hacer las cosas malas, también deben empezar a hacer lo correcto. En Efesios 4:28 escribió: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.
Antes de habernos convertido, nuestro “viejo hombre” hacía las obras de la carne, pero nuestro “nuevo hombre” debe hacer buenas obras, reflejando el fruto del Espíritu. Todo lo que hagamos bien se puede llamar una buena obra, entonces estudiar y aplicar escrituras como la de Gálatas 5:22-23 y Colosenses 3:12-14 nos puede ayudar a crecer en las buenas obras.
Santiago incluso definió la religión correcta como algo que incluía buenas obras.
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).
Santiago 2:16 demuestra la importancia de satisfacer las necesidades físicas de las personas, como el alimento y el vestido. Las buenas obras son evidencia de la fe viviente, como lo señaló Santiago (Santiago 2:14-26; lo invitamos a ver “Cómo crecer en fe”, incluye una sección que habla acerca de las buenas obras).
Confusión acerca de “las obras de la ley”
El apóstol Pablo dijo muchas cosas acerca de las obras. ¿Tenía un punto de vista diferente, una visión negativa acerca de las obras?
No.
“Santiago esta alineado con Pablo, quién en repetidas ocasiones declaró la necesidad de las obras, por ejemplo, para comportarse apropiadamente en la nueva vida en Cristo tras nuestra entrada sólo por la fe (Efesios 2:8-10; 1 Corintios 6:9-11; Gálatas 5:16-26, etcétera). Las obras que Pablo rechaza son aquellas que el hombre reclama para ganarse el favor de Dios y liberarse de la culpa del pecado (Romanos 4:1-5; Efesios 2:8-9; Tito 3:5)” (Nuevo diccionario bíblico, “obras”).
Nuestro artículo acerca de “Gálatas” explica el uso que Pablo le da al término “obras de la ley”.
“Obras de la ley. Pablo usó esta frase para mostrar algo más profundo que sólo guardar la ley, el tratar de guardar la ley sin la fe, o independientemente de la fe en la sangre de Jesucristo. Expresiones similares a obras de la ley son: ‘la maldición de la ley’ (Gálatas 3:13) y ‘bajo la ley’ (4:4-5). Porque todos hemos pecado (Romanos 3:23), aquellos que tratan de vivir separados de la fe en Cristo están bajo la pena de muerte de la ley, sin importar si guardan la ley o si hacen buenas obras de caridad”.
Nada de lo que hagamos —circuncisión, caridad, servicio— puede hacer que “ganemos” nuestra salvación. Pero una vez que somos perdonados, el respaldo que Pablo le da a las buenas obras es tan fuerte como el de cualquier personaje de la Biblia.
Los comentarios de Pablo acerca de “las obras de la ley” fueron hechos para mostrarnos que nosotros no podemos justificarnos —no podemos hacer que nuestros pecados del pasado sean perdonados— por nada de lo que podamos hacer. Sólo la muerte de nuestro Salvador puede limpiar nuestros pecados del pasado. Es sólo a través de la gracia y misericordia de Dios que podemos ser perdonados. Nada de lo que hagamos —circuncisión, caridad, servicio— puede hacer que “ganemos” nuestra salvación.
Pero una vez que somos perdonados, el respaldo que Pablo le da a las buenas obras es tan fuerte como el de cualquier personaje de la Biblia.
Una escritura clave que muestra lo que no pueden y lo que si deben hacer las buenas obras es Efesios 2:8-10. Analicemos con más detalle esa escritura.
“Por gracia sois salvos”
Pablo escribió: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (v. 8).
El don del perdón de Dios proviene completamente de su amor y misericordia; no podemos ganarlo y de ninguna manera lo merecemos.
El significado de la palabra griega traducida como “gracia” hace énfasis en esto. Charis significa “un favor hecho sin esperar nada a cambio; la expresión absolutamente libre de la bondad amorosa de Dios para el hombre que encuentra su única motivación en la generosidad y benevolencia del Dador; favor inmerecido y no ganado” (El diccionario completo del estudio de la palabra, Nuevo Testamento, Spiros Zodhiates).
No por obras
Pablo continuó, “no por obras, para que nadie se gloríe” (v. 9).
Si Dios nos salvó porqué nosotros hicimos algo bueno por Él, quizás tendríamos alguna razón para alardear.
Pero la verdad es diametralmente opuesta. Nosotros no hicimos nada bueno por Dios —¡nosotros fuimos la razón por la que su hijo murió! Él nos amó “siendo aún pecadores” (Romanos 5:8) —a pesar de nuestra rebeldía hacia Él y de hacer cosas que Él aborrece y le parecen desagradables.
A pesar de todo esto Él no salvó.
Creados en Cristo Jesús para buenas obras
En Efesios 2:10 Pablo explica el propósito por el cual Dios nos creó, y nos ayuda a ver como deberíamos responder a ese misericordioso don. “Porque somos obra suya [griego poiema], creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.
Poiema “indica una manualidad, una obra maestra” (Biblia de estudio NKJV, Enfoque de las palabras, “obra”).
“Somos “obra” de Dios —su obra de arte, su nueva creación… Ésta es otra razón más por la que los cristianos no tienen nada de que alardear. Incluso lo bueno que hacen ahora tiene su origen en Dios, quién lo hace posible” (Comentario bíblico de Zondervan NVI, Vol. 2, nota acerca de Efesios 2:10).
Nosotros fuimos creados para las buenas obras. Son la única respuesta razonable para un Dios amoroso. Él siempre lleva a cabo buenas obras y nosotros debemos imitarlo.
Debemos estudiar lo que Él llama bueno y ponerlo en práctica.
Para estudio adicional acerca de lo que Dios espera
A continuación, hay algunos artículos adicionales que describen lo que Dios quiere que nosotros estemos haciendo en este momento:
- “La voluntad de Dios y usted”
- “Ponga a prueba su carácter”
- “7 formas de agradar a Dios”
- “Decisiones: siete pasos para tomar decisiones exitosas y que le agraden a Dios”