Marcos 7: ¿purificó Cristo las carnes inmundas?

En Marcos 7, Jesús enseñó la importancia de limpiar nuestra mente y lo comparó con el ritual de lavamiento de manos de los fariseos. ¿Dijo Él algo con respecto a las carnes inmundas?

En Marcos 7:1-23 y Mateo 15:1-20, leemos sobre un debate entre Cristo y lo fariseos con respecto a la pureza y la contaminación. En relación a esto, Marcos escribió un enunciado que, según algunas personas, permite a los cristianos del Nuevo Testamento consumir animales descritos previamente como “inmundos” en el Antiguo Testamento. ¿Es esto cierto?

El contexto: lavamiento de manos ritual

Analicemos primero el contexto. En Marcos 7:1-4 se habla de las costumbres farisaicas con respecto al lavamiento de manos; los versículos 3 y 4 explican que “los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen”.

Más adelante, Cristo los reprende por haber adoptado tradiciones que contradecían del propósito de los mandamientos de Dios (vv.9-13). Es importante notar que el tema tratado aquí son las tradiciones de estos líderes religiosos y no la validez de los mandamientos de Dios del Antiguo Testamento. Ya en los tiempos de Cristo, los líderes religiosos practicaban una gran cantidad de tradiciones que no estaban basadas en requerimientos bíblicos. Por ejemplo, además de consumir sólo de los alimentos “limpios” mencionados en la ley de Dios (Levítico 11; Deuteronomio 14), estos líderes insistían en la necesidad de un método especial para lavarse las manos antes de comer.

En el versículo 15, Cristo expresó que “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”. Estas cosas se enumeran más adelante, en los versículos 21-22, e incluyen el adulterio, el homicidio, la avaricia, el engaño, la blasfemia, la soberbia y la insensatez. Tal como dijo Cristo, este tipo de cosas sí nos contamina espiritualmente, no comer con las manos sin lavar (Mateo 15:20). En otras palabras, lo que pasa por la mente puede contaminar, no lo que pasa por el estómago; la suciedad de la mente es más peligrosa que la suciedad del estómago.

Traducciones alterativas

En este contexto, ¿qué quiso decir Cristo en Marcos 7:18-19?: “¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos”.

En algunas versiones de la Biblia, la última parte de este pasaje se traduce como indicando que Cristo purificó todos los alimentos, tal como leemos en la Nueva Versión Internacional: “Porque no entra en su corazón sino en su estómago, y después va a dar a la letrina. Con esto Jesús declaraba limpios todos los alimentos”. Esto ocurre en otras versiones modernas de la Biblia.

Entonces, ¿habla esta Escritura de la limpieza de impurezas físicas que sucede por acción del sistema digestivo? ¿O acaso implica que Cristo purificó los alimentos inmundos y que ahora podemos comer cerdo, mariscos y todo lo denominado “inmundo” en el Antiguo Testamento?

La clave para comprenderlo se encuentra en el texto griego, el cual propone interpretaciones alternativas. La palabra griega traducida como “haciendo limpios” está conjugada en participio; esta forma verbal posee género y número en el idioma griego. En un texto griego, el género de esta palabra es neutro, indicando que es la acción del estómago la que purifica los alimentos. En otro, sin embargo, el género es masculino, implicando que es Cristo quien hace limpios los alimentos. La diferencia en el griego es muy pequeña (tan sólo de una vocal), pero su impacto doctrinal es de gran magnitud.

El contexto lo aclara

Pero enfoquémonos nuevamente en el contexto de esta Escritura. Como hemos visto, en Marcos 7 Cristo trataba el tema de las tradiciones farisaicas y no de las leyes del Antiguo Testamento (Marcos 7:4, 8-9, 13). Además, la enseñanza que entrega es sobre cuidar lo que sale de nuestra mente, pues realmente puede contaminarnos (vv. 20-23), mientras lo que entra en nuestro estómago es insignificante en comparación. Cuando algo causa problemas a nuestro sistema digestivo, estos se solucionan eliminando el alimento que los provoca.

En Mateo 15:16-20, encontramos más evidencia de que el tema tratado en Marcos el la contaminación mental y no la contaminación digestiva: “Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre”.

Por lo tanto, Marcos 7:19 no implica que Cristo purificó todos los alimentos. Este versículo refiere a la limpieza de impurezas físicas que ocurre en sistema digestivo. La mente es contaminada por impurezas, mientras el aparato digestivo es capaz de eliminarlas. El tema principal de la Escritura estudiada es la necesidad de limpiar nuestras mentes y corazones de pensamientos impuros.

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