Los Profetas

Una de las tres secciones principales del Antiguo Testamento es los Profetas. Estos libros de historia y profecía todavía tienen gran significado para el pueblo de Dios en la actualidad.

Los libros proféticos en la Biblia hebrea conforman una de las tres divisiones principales del Antiguo Testamento. Estas tres partes son:

  1. La Ley
  2. Los Profetas
  3. Los Escritos

Las referencias del Nuevo Testamento a los Profetas

Hay suficiente evidencia en el Nuevo Testamento de que en la época de Cristo la configuración final de los libros de la Biblia Hebrea ya estaba lista.

En Lucas 24 Jesucristo hizo referencia a las tres divisiones, incluyendo la división de los Profetas. El versículo 27 afirma: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”.

De la misma forma que ocurre con los versículos 32 y 45, el término Escrituras cubre toda la colección de los libros del Antiguo Testamento.

En el versículo 44 Cristo puso su sello de aprobación a todas las tres divisiones. “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros; que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

En la Biblia hebrea, la secuencia de los libros es básicamente la misma que tenemos hoy.

En Hechos 7:42-43 el discípulo de Cristo, Esteban, citó en su sermón del libro de Amós y se refiere al libro como “está escrito en el libro de los profetas”. Note que Esteban utiliza la palabra plural “profetas” cuando se está refiriendo a un libro (Amós). Esto podría ser debido a que él estaba haciendo referencia al rollo que contenía los 12 profetas menores o que tal vez se estaba refiriendo a toda la sección de los profetas del Antiguo Testamento.

Más tarde el apóstol Pablo también hizo mención de la sección de los profetas en Hechos 24:14: “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas”. Vea también Hechos 13:15.

Pablo entendió la importancia de las escrituras del Antiguo Testamento. En Romanos 1:1-2, él se refirió al evangelio de Dios, “que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras”.

La palabra santas básicamente significa que fueron apartadas para un propósito especial, diseñado. Dios apartó los libros del Antiguo Testamento para su propósito especial, como parte integral de su manual de instrucciones para la humanidad.

Nuevamente, en 2 Timoteo 3:15-16, Pablo establece que el joven evangelista Timoteo había estudiado las “Santas Escrituras” cuando él era niño y más adelante que “toda la escritura” que él había estudiado “era inspirada por Dios”. En su juventud, Timoteo era un estudiante de los libros del Antiguo Testamento; y con este conocimiento, él fue utilizado por Dios de una forma poderosa durante los primeros años de la Iglesia del Nuevo Testamento.

Orden de los Profetas

Si revisamos la Biblia hebrea, nos daremos cuenta que el orden de los libros es diferente del que tenemos en nuestras Biblias. Esta diferencia en el orden no altera el contenido o las enseñanzas de cada libro, pero nos da una perspectiva interesante.

A continuación daremos el orden de los libros en la sección de los Profetas en la Biblia hebrea:

  1. Profetas anteriores (primeros): Josué, Jueces, 1 y 2 de Samuel, y 1 y 2 de Reyes.
  2. Profetas posteriores (últimos): Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los 12 profetas menores.
    a. Profetas mayores: Isaías, Jeremías y Ezequiel.
    b. Profetas menores: Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.

Josué y Jueces hablan de la historia justo después de la época de Moisés. Samuel y Reyes continúan con la historia de la nación de Israel, con frecuencia con la perspectiva de los profetas.

Isaías fue escrito justo antes y durante la invasión de Asiria. Jeremías y Ezequiel fueron escritos durante el cautiverio en Babilonia.

Los 12 profetas menores son arreglados generalmente en orden cronológico:

a.  De Oseas a Nahúm fueron escritos durante el período asirio.

b.  Habacuc y Sofonías fueron escritos durante el período caldeo (babilonio).

c.  De Hageo a Malaquías fueron escritos en el período de restauración o post-exilio.

Los profetas menores fueron escritos por 12 profetas diferentes en un período de cerca de 350 años pero se consideran como un libro. Estos 12 libros son llamados “menores”, no debido a que sean menos inspirados o de menos importancia, sino solamente porque sus escritos proféticos son más cortos.

Algunos tal vez se pregunten porqué los libros de Daniel y de Crónicas no están incluidos en la sección de los Profetas. En la Biblia hebrea tanto Daniel como Crónicas estaban incluidos en la sección de los Escritos y no en los Profetas.

Posibles explicaciones de esto

La misión de Daniel fue diferente de la de los demás profetas. Los otros tenían que ver principalmente con Israel y Judá, y sus pecados, en tanto que Daniel está relacionado principalmente con los reinos gentiles. Él trata con Israel sólo cuando ellos entran en contacto con las naciones gentiles. Sin embargo, Daniel mismo fue considerado como un profeta por Cristo en Mateo 24:15.

¿Qué podemos decir de Crónicas? Analicemos el pasaje en que Jesús describió los libros del Antiguo Testamento como una colección de escritos que abarcaban un período de tiempo desde Génesis hasta Crónicas. En Lucas 11:51, al referirse a los mártires del Antiguo Testamento, Él describió este tiempo como algo que iba “Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo”. La muerte de Abel fue descrita en Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento, y la muerte de Zacarías al final de 2 de Crónicas (24:20-21), el último libro de la Biblia hebrea. Esto pareciera indicar que Cristo afirmó que Crónicas era el último libro de la tercera sección principal llamada los Escritos.

Lecciones para nosotros hoy

Ciertos temas de los libros proféticos deberían encender las alarmas de nuestras naciones en la actualidad. Por ejemplo, Oseas profetizó durante una época de riqueza y prosperidad. Esto llevó a la complacencia espiritual y la sociedad estaba dominada por la búsqueda del materialismo. La dependencia de y la influencia de las alianzas extranjeras condujeron a la nación de Israel a alejarse aún más de Dios.

¿Esta pasando lo mismo en nuestra época moderna?

Los profetas repetidamente advirtieron a las antiguas naciones de Israel y Judá que a menos que ellas se arrepintieran de sus pecaminosos caminos y regresaran a su Dios, su poder declinaría y su riqueza sería removida. Finalmente ellos sufrirían grandes dificultades y una dominación extranjera. Vez tras vez, estas advertencias fueron ignoradas, y vez tras vez, el castigo llegó tal como los profetas dijeron que llegaría.

Veamos algunas advertencias de los Profetas.

Jeremías, quien también es conocido como el “profeta llorón”, vertió lágrimas porque se dio cuenta que la nación de Judá iba a sufrir una calamidad nacional e iría en cautiverio bajo un poder extranjero.

“Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; aunque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice el Eterno” (Jeremías 9:3). En el versículo 16, Dios dice: “Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe”.

De la misma manera, los otros dos profetas mayores fueron enviados por Dios para advertir a las naciones de Israel y Judá acerca de su inminente destrucción. Lea Isaías 30:9-14 y Ezequiel 2:3-6; 3:16-21.

¿Estamos dispuestos a escuchar estas advertencias en la actualidad o vamos a cometer los mismos errores que cometieron las antiguas naciones de Israel y de Judá?

El apóstol Pablo entendió que los eventos que ocurrieron en el Antiguo Testamento fueron para nuestro beneficio. “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).

Esperanza para el futuro

Los temas principales y mensajes de los Profetas no giran todos alrededor de la destrucción y el pesimismo, tal como afirman los críticos. Por medio de sus profetas, Dios revela muchos aspectos de un mundo futuro lleno de vida abundante, gozo y paz para todas las personas.

Se hace referencia a bendiciones maravillosas (Amos 9:13-14), paz sin precedentes y prosperidad (Miqueas 4:3-4), desiertos que se convierten en tierras productivas (Isaías 35:1-2) y la naturaleza humana transformada para bien (Ezequiel 11:19-20).

Las naciones serán enseñadas en los caminos de Dios: “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la cas del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos y andaremos por sus veredas” (Miqueas 4:2).

Hay otras promesas maravillosas acerca de un mundo futuro que será lleno de bendiciones más allá de nuestros más grandes sueños. Depende de cada uno de nosotros estar seguros de que vamos a escoger los caminos de Dios y a ser parte de ese nuevo mundo.

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