El libro de 1 Samuel continúa la historia de Israel, con muchos ejemplos de buenos y malos comportamientos que tienen lecciones vitales para los cristianos de hoy en día.
En la Biblia hebrea, los libros 1 y 2 Samuel originalmente eran un solo libro. Estos continúan la historia de la nación de Israel desde el final del período de los jueces hasta los últimos años del rey David. La división actual en nuestras Biblias en español se originó de la versión septuaginta (griega).
El diccionario bíblico de Hastings dice: “Los dos libros de Samuel son partes reales de lo que originalmente era un solo libro. Esto se muestra con el hecho de que la narrativa en el libro 1 continúa sin la más mínima interrupción al libro 2, y el estilo, el tono, el punto de vista y el propósito son los mismos, y también por aparecer como un solo libro, bajo el título de ‘Samuel’ en los manuscritos más viejos que se conocen”.
Para hacerlo de una manera moderna y para mayor comodidad, este artículo se va a centrar en 1 Samuel y un artículo por separado va a tratar 2 Samuel.
Los tres personajes principales
La mayoría del libro de 1 Samuel está dedicado a tres personajes principales: Samuel, Saúl y David. A lo largo de la historia de Israel, la narrativa muestra cómo sufre una nación como consecuencia de un liderazgo mediocre y cómo el pueblo es bendecido cuando los líderes son justos.
La primera parte de 1 Samuel lleva a la conclusión de los anales de la época del período de los jueces y comienza la historia de la monarquía en Israel. Los filisteos eran una fuerza dominante en la región, e incluso lograron capturar el arca de Dios, dejando como resultado la muerte de Elí, el sumo sacerdote. Los dos hijos malvados de Elí también murieron en ese momento (capitulo 4). El arca fue devuelta por los filisteos más adelante, cuando Dios envió unas plagas destructivas sobre ellos (capítulos 5-6).
Los papeles que jugaron Samuel, Saúl y David en los triunfos y derrotas de la nación de Israel, están muy bien registrados, y el libro termina con la desastrosa batalla en el monte de Gilboa con la muerte de Saúl y sus hijos (capitulo 31).
Samuel aparece en escena
Al final del período de los jueces, un momento de decadencia en la historia de Israel, una persona con habilidades profundas de liderazgo y firmeza espiritual, entra en escena. La historia del nacimiento de Samuel, su consagración, el llamamiento especial y el designio divino al servicio de Dios es conocida por muchos.
Samuel jugó un papel destacado y crucial reuniendo a sus compatriotas en contra de los filisteos, y más importante, restaurando la adoración correcta de Dios. Fue Samuel quien fue enviado por Dios para ungir a Saúl, el primer rey de Israel, y su sucesor, David. Samuel fue uno de los líderes del Antiguo Testamento más centrados en Dios, un hombre con un carácter según Dios y respetado por aquellos a los que servía.
Resumen de 1 Samuel
Existen pequeñas variaciones en cuanto a la división que hacen los estudiosos de la Biblia del contenido de 1 Samuel. El siguiente es un resumen sugerido:
- El nacimiento y los primeros años de Samuel (1:1-7:14).
· El nacimiento de Samuel; la muerte del sumo sacerdote Elí y sus hijos.
· La derrota de Israel y la captura del arca.
· La recuperación del arca y la derrota del ejército filisteo.
- Samuel y Saúl (7:15-15:35).
· Saúl es escogido y ungido como rey de Israel.
· Derrota de los filisteos y amonitas
· Derrota del ejército amalecita
· La naturaleza terca de Saúl y su falta de control.
- Saúl y David (16:1-31:13).
· David entra a la corte de Saúl: David mata a Goliat
· La amistad de David y Jonatán.
· Los años de David como fugitivo de Saúl.
· Muerte de Saúl y Jonatán.
De los capítulos 16 al 31 hay un recuento de los últimos años de reinado de Saúl, con un énfasis especial en la relación entre Saúl y David.
Lecciones importantes de 1 Samuel
Las historias del libro de 1 Samuel tienen muchas lecciones para nosotros hoy en día. Veamos algunas de las lecciones más importantes.
Ana, la madre de Samuel, confía en que Dios le va a responder sus oraciones
Ana, que significa “llena de gracia” no podía tener hijos. A pesar de los insultos y comentarios burlones por parte de otros (1:6-7), ella continuó confiando en que Dios le daría un hijo. Ella oró fervientemente a Dios suplicándole de corazón.
Al final, Dios respondió a sus oraciones y nació Samuel. Un significado del nombre Samuel es “escuchado por Dios”, y ella dedicó su hijo al servicio de Dios (v. 28).
El poder de la oración es una parte muy importante de la armadura cristiana. La Biblia constantemente nos revela que si nos volvemos a Dios y lo buscamos con oraciones sinceras y de corazón (como Ana), Él es capaz y está dispuesto a intervenir por nosotros. Vendrán momentos en nuestra vida en los que será necesario que Dios nos muestre su voluntad para saber cuál es la mejor forma de manejar situaciones difíciles y estresantes. La oración es una herramienta vital para acercarnos más a Dios y recibir respuestas a nuestros problemas.
El libro de Santiago dice: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).
Una de las grandes fallas en el pueblo de Israel era que no ponían sus “corazones” en las oraciones. Veamos Oseas 7:13-14: “¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí. Y no clamaron a mí con su corazón”.
Dios le dijo al pueblo de Judá que durante sus años de cautividad ellos iban a ver la necesidad de buscarlo a él. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:12-13). Es importante que no ignoremos este clave tan importante en nuestra vida diaria.
La oración de Ana en 1 Samuel 2 es un ejemplo maravilloso de una oración de agradecimiento y gratitud. (Para mayor información, usted también querrá leer el artículo titulado “Ana”).
La falta de discernimiento de Elí
En 1 Samuel 1, Elí aparece como un sacerdote de Dios (v. 9). Sin embargo, los hijos de Elí no sólo irrespetaban a Dios y quebrantaban la ley (2:22), también debido al abuso de sus responsabilidades hicieron que los israelitas pecaran irrespetando y desobedeciendo a Dios también (2:24). Elí sabía de la evidente desobediencia de sus hijos, pero él les permitió seguir con sus prácticas malvadas. Esto le desagradó a Dios profundamente y trajo como consecuencia sus muertes tempranas (4:11), y la muerte de Elí también (4:18).
Aquellos que profesan ser cristianos, no deberían utilizar el razonamiento humano para justificar los pecados en su vida. Aquel que ha experimentado un arrepentimiento genuino de acuerdo a Dios, no puede dejarse llevar por su propia voluntad, más bien debe someter sinceramente sus caminos de acuerdo a la voluntad de Dios.
¿A quién le responde Dios? “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isaías 66:2). Estar dispuestos a sacrificar nuestros deseos y propósitos por obedecer a Dios, es una actitud mental que Él ama.
El deseo de Israel de tener un rey
A pesar de que Samuel le advirtió a la gente acerca de los problemas que enfrentarían bajo el reinado de un ser humano, ellos insistieron en que querían una monarquía física. Su petición —“constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”— no le agradó a Samuel (8:5-6). El pueblo no se daba cuenta que ya tenían un rey que los gobernaba (1 Samuel 12:12). ¡Ese rey era el mismo Dios!
En efecto el pueblo estaba rechazando a Dios como su gobernante. Dios le dijo a Samuel: “Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” (1 Samuel 8:7).
Y entonces Saúl fue escogido como rey. Dios sabía que Saúl era el tipo de rey que el pueblo estaba buscando, uno de los hombres más altos y más apuestos (9:2). Desafortunadamente los humanos a menudo juzgan a los demás por su apariencia exterior y no por su carácter interno (1 Samuel 16:7).
Dios debe ser el rey en nuestra vida. Él quiere que Él sea lo primero en nuestras mentes, corazones y en nuestra vida. Los israelitas no entendieron el gran mandamiento que Cristo enseñó. Cuando un intérprete de la ley le preguntó que debería hacer para heredar la vida eterna, Cristo le respondió: “Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás” (Lucas 10:25-28).
Claramente Dios desea que en nuestra vida Él sea lo primero.
El trágico final del reinado de Saúl
Cuando Saúl era joven, parecía ser humilde y querer hacer las cosas bien. Pero a medida que el tiempo fue pasando, tomó unas decisiones de manera insensata que iban en contra de las instrucciones de Dios. El primer gran error está descrito en 1 Samuel 13, cuando se llenó de miedo e impaciencia, y en lugar de esperar a que Samuel llegara y oficiara el sacrificio, de una manera presuntuosa el mismo ofreció el holocausto (vv. 8-10). Esto era contrario a las instrucciones de Samuel y a la ley de Dios (v. 13); y como resultado, Samuel le dijo que su reinado no continuaría (v. 14).
En el capítulo 15, Saúl cometió un error aún más grave. Él no siguió la instrucción clara de Dios de destruir por completo a los amalecitas y a su ganado (15:3), en lugar de hacerlo le perdonó la vida al rey Agag y a lo mejor de su ganado (v. 9). Cuando fue cuestionado por Samuel, Saúl le echó la culpa al pueblo (vv. 14-15), y el trágico resultado fue el rechazo por segunda vez de Saúl como rey de Israel (v. 26).
Aunque Saúl reconoció que había pecado (v. 24), al parecer fue sólo una excusa y una demostración superficial de remordimiento. El apóstol Pablo advirtió a los miembros de la iglesia en Corinto que hay una falsa “tristeza según el mundo” que conlleva a la muerte (2 Corintios 7:10). Lágrimas y tristeza no necesariamente significan que existe un genuino arrepentimiento.
Saúl era terco y llevado de su parecer —fallas serias en su carácter que al final lo llevaron a su prematura muerte.
Si Saúl hubiera mostrado un verdadero arrepentimiento, Dios lo hubiera perdonado y le hubiera perdonado la vida. David, su sucesor era “varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22). En 2 Samuel este principio crucial e importante es explicado con más detalles.
Probando y haciendo la voluntad de Dios
A medida que estudiamos los libros de la Biblia, nos encontramos con pocas personas que vivieron su vida según la voluntad de Dios. Sin embargo, la voluntad de Dios en nuestra vida es el núcleo y el meollo del verdadero cristianismo. El apóstol Pablo exhortó a los miembros de la Iglesia de Dios en Roma a que “comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2).
Si nos rendimos ante Él, Dios nos va a ayudar y proveer con la guía necesaria: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).
Con el estudio continuo de la Palabra de Dios, la Biblia, usted va a alcanzar un mayor entendimiento de cuál es la voluntad de Dios con todas las naciones, pueblos y con usted personalmente. ¡Que sea bendecido mientras estudia y pone en práctica su Palabra! Lea más acerca de la voluntad de Dios en la sección “Conversión cristiana”.