Hageo fue enviado con un mensaje para las personas de su época, pero también Dios inspiró su profecía para dar consuelo y palabras de esperanza a futuras generaciones.
El nombre de Hageo significa “festival” o “festivo”. Viene de la palabra hebrea que se usa para describir ocasiones festivas, celebraciones llenas de júbilo, y es una referencia a los festivales de Dios y sus días santos que se registran en el Antiguo y Nuevo Testamento.
El capítulo 23 de Levítico nos da una lista de los siete festivales y días santos, y están presentados en el mismo orden que ocurren durante el año. Las Escrituras dejan claro que estos días no fueron instituidos por Israel ni los judíos, sino que se describen como “las fiestas solemnes del Eterno” (Levítico 23:2, 4, 37), las cuales Él instituyó como “santas convocaciones” o reuniones (vv. 2-4). Estas fiestas solemnes revelan el plan de salvación de Dios para toda la humanidad.
Contexto histórico de Hageo
El libro de Hageo fue escrito en 520 a.C. La caída de Babilonia había ocurrido 19 años antes en 539 a.C., y el destino de los judíos que estaban en cautiverio estaba por cambiar. El rey Ciro de Persia alentó al pueblo cautivo a regresar a su país de origen, y a reconstruir el templo de Jerusalén para que su Dios tuviera nuevamente una casa donde morar (Esdras 1:1-4).
Después de que Ciro emitiera su decreto en 538 a.C., inicialmente muy pocas personas (alrededor de 50.000) decidieron regresar a una Jerusalén desolada. Después de muchos años en cautiverio en Babilonia, los judíos habían construido casas propias, plantado jardines, embarcado en negocios exitosos, se habían casado y formado familias. Como era de esperarse, muchos estaban reticentes a dejar su manera de vivir y regresar a su antigua tierra. De esta manera vemos que la primera ola de exiliados fue relativamente pequeña.
Bajo el liderazgo de Zorobabel, quien fue asignado como gobernador, y Josué, el sumo sacerdote (Hageo 1:14), los judíos que regresaron fueron amonestados a reconstruir el templo que Nabucodonosor había destruido en 586 a.C. El trabajo comenzó en 535 a.C., y los cimientos habían sido puestos. Sin embargo, los exiliados que habían regresado estaban desalentados debido a la oposición e intimidación de parte de los samaritanos que vivían en el área, y poco después la reconstrucción fue abandonada (Esdras 4:4-5).
El pueblo de Dios abandona las verdaderas prioridades
Los judíos estaban confundidos, y habían olvidado lo que realmente importaba. Hageo fue enviado a ellos para darles un mensaje de exhortación, y a alentarlos para que completaran la construcción del templo. Poco después, el profeta Zacarías llegó para ayudarlo y apoyarlo en esta misión.
The Lion Handbook of the Bible [Manual bíblico de Lion], editado por David y Pat Alexander, afirma: “Cuatro veces vino Hageo al pueblo con un mensaje de Dios —la vida de ellos era difícil, la ropa y la comida escaseaban, y los precios seguían subiendo. ¿Pero por qué? Porque el pueblo tenía sus prioridades totalmente equivocadas. Cada hombre se preocupaba solamente por lo suyo. Se habían olvidado de Dios. Y porque habían dejado a Dios de lado, trabajaban en vano para obtener cosas materiales que nunca alcanzaban.… Pero desde el momento que ellos empezaron a poner a Dios primero en su vida, Dios bendeciría cada aspecto de su vida” (p. 455).
Es interesante notar, que antes de que empezaran a construir las fundaciones del templo, los líderes judíos habían construido un altar con el propósito de ofrecer sacrificios a Dios (Esdras 3:2-3, 6).
Resumen del libro de Hageo
Aquí presentamos un posible resumen de Hageo.
El libro de Hageo contiene cuatro mensajes proféticos, y todos estos fueron dados en un período de cuatro meses aproximadamente:
1. El primer mensaje fue dirigido a Zorobabel: un llamado a reconstruir el templo (Hageo 1:1-15).
- Había llegado el momento de reconstruir el templo (1:1-8).
- La historia demostraba que Dios había quitado sus bendiciones debido a que ellos no estaban haciendo su obra (1:9-11).
- El pueblo respondió positivamente a Hageo, y el trabajo en el templo comenzó nuevamente (1:12-15).
2. El segundo mensaje fue dirigido a Zorobabel, Josué y el resto del pueblo (2:1-9).
- El templo de Salomón parecía ser mucho más glorioso que este segundo templo (2:1-3).
- Pero Dios alentó a los líderes (2:4-5).
- Dios les dio promesas acerca de un futuro glorioso (2:6-9).
3. El tercer mensaje fue una conversación entre Dios, Hageo y los sacerdotes (2:10-19).
- La gente se había contaminado, y sus pecados fueron condenados (2:10-14).
- Dios les dio una promesa de purificación y bendiciones (2:15-19).
4. El cuarto mensaje fue a Zorobabel (2:20-23).
- El Mesías regresará a reinar sobre todos los reinos y naciones (2:20-22).
- Dios le dio a Zorobabel promesas divinas (2:23).
Consideremos nuestros caminos
El pueblo daba muchas excusas para no terminar la casa de Dios diciendo: “No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa del Eterno sea reedificada” (Hageo 1:2). Pero Dios fue enfático y claro a través del profeta Hageo diciéndoles que el tiempo de la reconstrucción había llegado.
The Zondervan Illustrated Bible Dictionary [Diccionario ilustrado de la Biblia de Zondervan] afirma: “Aunque la gente había cesado la construcción de la casa del Eterno, ellos obviamente estaban construyendo sus propias casas, y el mensaje de Dios fue claro ‘Meditad bien sobre vuestros caminos’. El castigo de su negligencia había sido la futilidad, ya que trabajaban mucho pero en vano, porque producían muy poco.… Los líderes escucharon el mensaje, y con la mejor gente empezaron la reconstrucción inmediatamente” (p. 562).
Se retoma la construcción del templo
Los líderes y el pueblo escucharon la exhortación de Dios: “Meditad bien sobre vuestros caminos” (1:5, 7), y así vemos que la reconstrucción del templo fue retomada nuevamente. La respuesta de Dios fue la siguiente: “Yo estoy con vosotros” (1:13). Ésta es una de las frases más alentadoras que cualquiera pudiera escuchar. Si consideramos la historia de Israel y Judá, Hageo fue uno de pocos profetas que tuvo resultados favorables y una respuesta positiva del pueblo, ya que escucharon y obedecieron el mensaje de Dios.
Y así la obra de la construcción del templo comenzó en 520 a.C., y el templó se completó finalmente en 516 a.C. La ceremonia de dedicación tuvo lugar durante la Pascua y la fiesta de Panes Sin Levadura (Esdras 6:15-22).
Una lección para nuestro tiempo
Las Escrituras nos alientan a cada uno de nosotros a considerar nuestros caminos, y a examinarnos para ver si estamos viviendo una vida en armonía con las leyes de Dios.
El apóstol Pablo escribió a los miembros de la iglesia de Dios en Corintio: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estés reprobados?” (2 Corintios 13:5). En general, es fácil encontrar faltas en otras personas, pero es mucho más difícil fijarse en nuestras propias imperfecciones.
Dios dice que Él considerará a aquellas personas que estén dispuestas al cambio y al arrepentimiento para vivir en armonía con las verdades reveladas por Él . Proverbios 3:5-6 afirma: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas”.
¿Está usted dispuesto a creer la Palabra de Dios?
De tribulaciones a bendiciones
Después de pasar por severos problemas económicos, los líderes y la gente de la tierra respondieron positivamente a la exhortación de Dios a cambiar sus caminos. “Y oyó… todo el resto del pueblo, la voz del Eterno su Dios, y las palabras del profeta Hageo… y temió el pueblo delante del Eterno” (Hageo 1:12). Por su parte, Dios respondió prometiéndoles su apoyo y bendiciones materiales (1:13; 2:4, 18-19).
Dios desea que todas las personas prosperen y disfruten de una vida abundante y llena de salud (3 Juan 1:2), pero desafortunadamente nuestros pecados nos han separado de Dios y sus bendiciones. “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2). ¿Es posible que ésta sea una de las razones por la cual las personas no reciben respuestas a su oraciones?
Nuestro Creador responderá si genuinamente lo buscamos, y seguimos sus caminos: “pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla [profundo respeto] a mi palabra” (Isaías 66:2). Porque el pueblo había cambiado su actitud hacia Dios durante el tiempo de Hageo, Él cambió sus problemas por bendiciones.
El Deseado de todas las naciones aparecerá
Las profecías del tiempo del fin son parte del mensaje general que Hageo dio, incluyendo la esperanza del regreso de Jesucristo para establecer su Reino en la Tierra. En Hageo 2:6-7 Dios se refiere a un tiempo en que “De aquí a poco (en poco tiempo) yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones”.
El versículo 6 es el único pasaje en el libro de Hageo que es citado en el Nuevo Testamento. Hebreos 12:26-28 muestra que esta última remoción de la Tierra dejará solamente aquello que no puede ser removido, es decir, el Reino de Dios.
El versículo 7 se refiere a la venida del “Deseado de todas las naciones”, quien va a llenar el templo con una gloria mayor que la gloria del templo de Salomón. Esto se refiere al regreso del Mesías cuando todas las naciones estarán bajo su control y gobierno perfecto (Apocalipsis 11:15).
Hageo 2:9 contiene una promesa de parte de Dios: “y daré paz en este lugar”. ¡La frase “en este lugar” es una referencia a Jerusalén, y sólo puede referirse a un tiempo futuro, ya que la ciudad y la región realmente nunca han experimentado paz desde que Hageo escribió esta profecía! Éste es un evento que ha de ocurrir en el futuro, y es una esperanza para todas los pueblos y naciones.
Todavía hay esperanza para toda la humanidad
En el día cuando Dios dice: “Yo haré temblar los cielos y la tierra; y trastornaré el trono de los reinos” (2:21-22), Él va a cumplir una promesa especial dirigida a Zorobabel: “En aquel día” Dios va a poner a Zorobabel “como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice el Eterno de los ejércitos” (2:23).
Ésta es una referencia a un evento futuro, y es probable que se refiera a la resurrección de los santos cuando Jesucristo regrese (1 Corintios 15:50-55). Aunque ésta es una referencia específica a Zorobabel, la promesa representa a todos los que se han mantenido fieles a Dios a través de las edades. De la misma manera que le fue prometido a Zorobabel, los fieles recibirán su recompensa (Apocalipsis 21:7), y serán parte de un reino que nunca será conmovido, removido o destruido. Así lo reveló Dios a Daniel, “el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo… pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).
Hoy en día, los líderes de la mayoría de las naciones desean y esperan paz, prosperidad, y vida abundante para sus pueblos, desafortunadamente ellos buscan esta esperanza en lugares equivocados. La historia ha demostrado que desde el nacimiento de la civilización, la paz y prosperidad han evadido a los seres humanos porque han rechazado la única fuente verdadera que muestra el camino a una vida abundante, paz y seguridad —la Palabra inspirada de Dios.
Escuchemos las promesas de Dios
Dios no va a forzar a ninguna persona a aceptar y seguir sus caminos. Él pone delante de nosotros decisiones, y cada uno de nosotros debe elegir. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19).
Éste es un principio eterno, y una verdad bíblica.
¿Tendrá usted la sabiduría de creer en Dios, y tomar las decisiones correctas?
Su futuro depende de ello.
Lea más acerca del futuro Reino de paz que Dios ha prometido en la sección “Reino de Dios”.