Como vencer las emociones negativas: los celos
Los celos son una de las emociones más difíciles de controlar en nuestra vida diaria. ¿Cómo vencer la envidia? Parte 5 de la serie “Como vencer las emociones negativas”.
Cuando la gente piensa en los celos, se le viene a la cabeza la bien conocida imagen del “vecino estrenando auto”. Pero los celos pueden ser mucho más complicados que eso.
Los celos pueden involucrar cualquier cantidad de cosas. Podemos estar celosos del estatus social/económico de alguien; la prosperidad de otro país; las habilidades de alguien, familia o seres queridos, posesiones, aparatos nuevos y caros, fama, dinero, autos, ideas, novia/novio, esposa/marido, características anatómicas, inteligencia, reconocimiento, toda la vida, ¡cualquier cosa!
Con tantas posibilidades de sentir celos, ¿cómo podemos vencerlos? La verdad es que no es fácil.
¿Por qué son peligrosos los celos a nivel espiritual?
El peligro espiritual de los celos es definido claramente en las páginas de la Biblia. El décimo mandamiento: “No codiciarás”, incluye el concepto de los celos. Los celos pueden ser una forma de codicia. Hebreos 13:5 dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”.
Este versículo pone en evidencia otros peligros relacionados con la codicia: el descontento y la falta de gratitud. Cuando nos volvemos a Él, Dios es nuestro proveedor y nos da lo que necesitamos. En esencia lo que los celos dicen es: “Lo que Dios me ha dado no es suficiente”.
No hay nada malo en pedirle a Dios en oración por las cosas que queremos y necesitamos, pero debemos pedir con la firme convicción de que Dios sabe exactamente lo que necesitamos y lo queremos y que va a proveer para nosotros de acuerdo con su voluntad. Los celos pueden convertir la vida en una competencia acerca de quién tiene lo mejor, quién es el mejor y quién puede presumir más. Esta actitud le agrada al dios de este mundo (Satanás), no al verdadero Dios.
El apóstol Pablo escribió en 1 Timoteo 6:8, “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (énfasis añadido). Los celos continuamente nos susurran: “Los dones de Dios no son suficientes. Necesitas/te mereces/deberías tener lo que quieres en esta vida”.
Estar contentos con tener nuestras necesidades cubiertas en esta vida puede ayudarnos a recordar que esta vida es temporal y que el Reino de Dios va a llegar. Por lo tanto, los celos son un obstáculo para los frutos de la fe y la bondad.
Así que hagamos un cambio. ¿Cómo podemos vencer los celos?
Identificar la causa de los celos
Escriba una lista de los estímulos que le provocan celos o envidia. Para determinar esto, hágase preguntas como:
- ¿Por qué no estoy contento con mi situación?
- ¿Qué me hace pensar que las cosas serían mucho mejor si yo recibiera lo que me está produciendo envidia?
- ¿Hay cosas que veo en la televisión que me dan celos?
- ¿Qué es lo que debo evitar que deambule en mi mente para detener estos pensamientos?
Una vez más, recuerde que Dios nos quiere bendecir y darnos regalos maravillosos, pero sólo regalos que no sean dañinos para nosotros. Todos los buenos dones vienen de Dios (Santiago 1:17), así que los dones que van a ser negativos para nuestras vidas provienen de alguien más.
Una regla general cuando se trata de celos es que, en realidad, la mayoría de las veces se trata de deseos en lugar de necesidades. Así que, analicemos los pensamientos que nos llevan a los celos.
Analizar y comparar los celos con la realidad
Los celosos suelen ser fáciles de identificar, pero a veces pueden escabullirse a través de nuestros sensores cerebrales y convertirse en un sentimiento de envidia sin que sepamos qué fue lo que pasó. Escriba los diferentes pensamientos que experimenta para que luego pueda analizarlos: “¡No puedo vivir sin tener esto!” “¿Por qué esa persona tiene tanto mientras yo tengo tan poco?” “¿Por qué siempre tengo que luchar por las cosas mientras esa gente las consigue gratis?” “Eso no es justo, ¡debería tener eso!”
Cuando analizamos esos pensamientos, vemos que pueden ser muy mezquinos, codiciosos, perezosos, desagradecidos y cualquier otra cantidad de atributos indeseables. Pero, sin embargo, en general vemos codicia.
¿Son estos pensamientos justos y racionales?
- ¿Es justo/racional pensar que necesitamos ciertas cosas mundanas para ser felices o para satisfacer nuestras necesidades? ¿Es justo/racional querer lo que una persona que es pecadora ha conseguido?
- ¿Es justo/racional pensar que nuestro conocimiento de lo que “necesitamos” prevalece sobre el conocimiento de lo que el Creador del universo sabe que necesitamos? (Mateo 6:8 nos dice que Dios: “porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”).
- ¿Es justo/racional pensar que un deseo es una necesidad? ¿Es justo/racional desear algo que sabemos en nuestro corazón que nos llevará al pecado o a problemas?
Reemplazar lo irracional por lo racional
Puede ser un desafío aferrarse a los pensamientos racionales y llevarlos a nuestros cerebros para combatir los pensamientos irracionales que se han vuelto normales. Concéntrese en la gratitud. Haga listas de todas las grandes bendiciones espirituales, físicas, mentales y sociales que Dios nos ha dado, sigue dándonos y nos dará en el futuro. Por ejemplo:
- Mi mayor posesión es mi conocimiento de la verdad de Dios.
- Satanás quiere que yo desee ideas, cosas físicas y mundanas.
- No puedo creer lo bendecido que soy cuando tanta gente en este mundo no tiene casi ni un pedazo de lo que tengo yo.
El pensamiento racional ve lo que tenemos y es agradecido y receptivo a las bendiciones de Dios; el pensamiento irracional mira lo que otros tienen y es rencoroso y se burla de las bendiciones de Dios.
¿Y si ya he perdido el control?
Si estamos abrumados por los celos hasta el punto de sentir otras emociones negativas (como la ira o la depresión) junto con ellos, entonces necesitamos una acción drástica. Debemos recordar orar tan pronto como los pensamientos entren en nuestra mente. Debemos mirar la lista de bendiciones que hemos escrito.
Debemos calmarnos y hacernos preguntas para prepararnos para mantener el control la próxima vez:
- ¿Qué dice la Biblia acerca de codiciar?
- ¿Qué es lo que realmente necesito en esta vida, si creo en las enseñanzas de Dios acerca de su Reino venidero?
- ¿Controlo mis pensamientos o ellos me controlan a mí?
Cuando deseamos los dones espirituales de Dios y nos reímos de los insignificantes y simples regalos físicos de Satanás, estamos en el camino correcto para controlar los celos.
Ésta es la quinta de una serie de ocho partes acerca de cómo vencer las emociones negativas. Para leer la parte 4, vea “La autodestrucción”. Para continuar la serie, vea la parte 6: “La depresión”.
Fecha de publicación: Febrero 23, 2013