Dios tiene fe en nosotros
En este tiempo de pandemia es muy importante que nosotros los cristianos tengamos la certeza de que Dios tiene fe y confianza en que nosotros saldremos triunfantes. Él nos escogió en este tiempo porque sabe que tenemos “lo necesario” para correr esta carrera espiritual con valentía.
¿Será posible hacer las mismas obras de Jesús y aún mayores? Sin duda ésta parece una pregunta irreverente, o mejor dicho, una pregunta que puede tener una respuesta obvia: no. Creo que la mayoría diría que es imposible hacer las cosas que Jesús hizo. Sin embargo, como veremos, la Biblia menciona que sí es posible.
El relato en los evangelios, luego de celebrar la Pascua, menciona que poco después de haber cenado Jesús con sus discípulos y de haber salido del lugar de la ceremonia, los apóstoles le preguntaron para dónde se iba. Jesús comenzó a responder las preguntas de los apóstoles.
Tomás, al escuchar que Jesús les dijo que Él mismo “era el camino” preguntó: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5). Inmediatamente Felipe dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Ante estas preguntas, Jesús respondió de esta manera: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (vv. 9-12).
Dios tiene fe en nosotros. Nosotros debemos tener fe en Él
Resulta evidente que Jesús les estaba diciendo que ellos debían creer en Él y en el Padre, pero también estaba destacando de una forma segura que: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará”. ¡Esto es increíble! Jesús estaba mencionando a sus discípulos el tremendo potencial que tendrían si creían. Estarían capacitados para hacer obras aún mayores a las que Él hizo.
Jesús estaba en la antesala de su muerte y aún ahí estaba dando palabras de vida a sus apóstoles. Él les estaba describiendo el increíble potencial que ellos tenían y que nosotros también podemos alcanzar, si tenemos fe.
Dios, aún hoy, nos ofrece lo mismo, a pesar de nuestra naturaleza pecaminosa. Él nos brinda la oportunidad de tener una vida física abundante y plena, nos ofrece promesas de larga vida y un plan de navegación, por medio de sus fiestas santas.
Impresiona saber que Dios desea llevar a muchos hijos a la gloria, pero también es impresionante su promesa de que no va a permitir ninguna tentación imposible de vencer. Pero lo más impresionante es que Él desea darnos gratuitamente de su propia naturaleza divina: “a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13).
El plan eterno para nosotros
El consejo de Dios permanecerá. Su plan funcionará. Él mismo proclama que no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. ¡No cabe duda que Dios hará su voluntad!
En Livermore, California, Estados Unidos, en un pequeño cuartel de bomberos, existe la bombilla más duradera de la historia. Es una ampolleta incandescente que se iluminó por primera vez en el año 1901 y aún hoy continúa alumbrando. Todos se preguntarán: ¿cómo es esto posible? Una ampolleta encendida sólo dura algunos meses. Parece ser que la anchura del filamento, la tensión a la que ha sido sometida y las pocas veces de apagado y encendido, han sido las razones técnicas para su permanencia por casi 120 años. La historia señala que en 1930, se firmó por los fabricantes de bombillas un pacto para que las ampolletas no duraran más de mil horas, para garantizar su producción… y la ganancia monetaria. Esta longeva ampolleta que aún funciona hoy, desencadena un extenso debate sobre la obsolescencia programada. Es decir, que el producto esté diseñado para deteriorarse al cabo de un tiempo.
¡Qué contraste con la forma de Dios de hacer las cosas! Él no ha diseñado un plan que tenga un mecanismo de falla incorporado. Dios no es hombre para hacer las cosas a medias o finitas. Él tiene un plan increíble y eterno para nosotros.
Dios el Padre y su Hijo tienen fe y confianza en su propio plan. ¡Dios tiene fe en el hombre! Él tiene fe en usted y en mí.
Diseñado para nosotros
Veamos la fe de Dios hacia nosotros en los siguientes puntos:
- La humanidad es única en toda la creación. ¡Somos los únicos seres vivos que Dios creó a su propia imagen! (Génesis 1:26). Aunque somos físicos, mortales, frágiles, temporales, finitos y débiles, hemos sido hechos a su propia imagen.
- Jesucristo ofreció su propia vida por nosotros. Él es nuestro sacrificio pascual para pagar el castigo de los pecados que tan fácilmente nos acosan, ya que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9). ¡A ningún otro ser creado se le ofreció ese sacrificio perfecto!
- Todo el universo fue creado para el hombre. Hoy el universo se expande más a cada segundo y ha sido ofrecido como una recompensa para los futuros hijos de Dios: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:16).
- Dios nos diseñó para llegar a ser parte de su familia. Sí, Dios prometió depositar su propio Espíritu, su mente, su poder y su esencia en nosotros para que podamos llegar a ser sus hijos.
El justo por la fe vivirá
Dios el Padre y su Hijo tienen fe y confianza en su propio plan. ¡Dios tiene fe en el hombre! Él tiene fe en usted y en mí.
Existen muchos ejemplos en la Biblia que demuestran la fe de Dios en el hombre. Sin embargo, también nuestro Creador quiere que nosotros tengamos fe en Él: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:13).
He aquí el gran potencial al cual nosotros tenemos acceso hoy: “Cualquiera cosa que le pidamos” (si tenemos fe en Dios y en sus promesas), “Sabemos que tenemos las peticiones que hayamos hecho”. Dios tiene fe en usted y en mí, al punto que está dispuesto a darnos cualquiera cosa que le pidamos, si nosotros tenemos fe en sus promesas y nos esforzamos por hacer su voluntad.
¡Qué potencial más grande el nuestro! Sin dudar, es tiempo de iluminar nuestra vida como esa ampolleta que desde que se fabricó no volvió a apagarse nunca, ya que tenía un filamento fuerte (nuestra fe) para soportar la tensión por toda su existencia (nuestras pruebas) y no se ha apagado nunca (nuestra constancia).
Sí, Dios tiene fe en nosotros. Pero también nosotros debemos tener fe en Él para poder hacer las obras de Cristo y aún mayores.
Para estudiar más acerca de la fe, lo invitamos a leer nuestro artículo “¿Qué es la fe?” Y nuestra sección “La fe: creer y agradar a Dios”.
Fecha de publicación: Abril 16, 2021