El efecto perspectiva: por qué debemos tener el panorama completo
Las personas que tienen la oportunidad de ver la Tierra desde el espacio, perciben el efecto perspectiva. Pero también existe un efecto perspectiva espiritual. ¿En qué consiste y como puede influenciarlo a usted?
¿Ha contemplado alguna vez una panorámica que lo haya dejado literalmente sin palabras? Probablemente fue un atardecer o amanecer o algo asombroso como un eclipse solar o lunar.
Quizás durante ese momento, exclamamos: “¡Vaya, que espectáculo!”
¿Qué tal poder ver la Tierra desde el espacio?
Hace un poco más de 60 años, el astronauta ruso Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio y ver la Tierra desde esa perspectiva. Poco después, los norteamericanos entrarían en la carrera espacial y otras personas tendrían la oportunidad de verlo también.
Cuando los rusos y los estadounidenses estaban planeando enviar a un grupo de personas al espacio, es probable que no tuvieran la menor idea del efecto que esta experiencia tendría sobre los astronautas. Ellos estaban preparando a estas personas para que tuvieran nervios de acero, ya que muchos tenían la teoría que la vastedad del espacio los podría volver locos.
Pero eso no fue lo que sucedió.
Yuri Gagarin, después de su regreso del espacio, escribió: “Pude ver cuan hermoso es nuestro planeta. Cuidemos esta belleza, no la destruyamos”. Su viaje al espacio cambió su perspectiva de la Tierra.
La tripulación del Apolo 8, en 1968, fue la primera en ver la Tierra desde la Luna. El tamaño de la Tierra vista desde la Luna, parecía unas cuatro veces más grande que el tamaño de la Luna vista desde la Tierra.
Cuando las imágenes de la Tierra desde la Luna fueron transmitidas en las pantallas, fue todo un shock, porque nadie sabía cómo se veía la Tierra desde el espacio. Fue una nueva experiencia tanto para los astronautas como para las personas en la Tierra.
Cuando la tripulación del Apolo 8 estaba planeando su misión a la Luna, sus mentes estaban concentradas en llegar a la Luna y regresar, no en cómo se vería la Tierra desde allá.
Cuando el comandante de la misión del Apolo 8, Frank Borman, vio la Tierra, dijo: “¡Qué vista!” y “Esto debe ser lo que Dios ve”.
Desde el espacio, se puede ver la belleza de la Tierra sin fronteras internacionales —sólo azules, verdes y diferentes tonalidades de marrón de los diversos paisajes y océanos de la Tierra.
Desde entonces, unas 600 personas han viajado al espacio.
Un fenómeno que los astronautas sienten después de su viaje al espacio es un profundo cambio en su forma de pensar —algo llamado efecto perspectiva. Describe un cambio en la forma de pensar que tienen acerca del mundo, y el efecto aumenta a medida que se alejan de la Tierra. Cuanto más lejos vayan, mayor es el efecto perspectiva.
Podríamos pensar erróneamente, que los sentimientos de insignificancia de los astronautas se incrementan cuando contemplan la inmensa oscuridad del universo. No obstante, contrario a lo que se piensa, las personas que han ido hasta el espacio han regresado con sentimientos de mayor trascendencia personal —sienten que hacen parte de algo mucho más grande que ellos mismos.
¿Qué puede aprender un hijo de Dios del efecto perspectiva? ¿Debería el conocimiento del plan de Dios —algo mucho más grande que la inmensidad del espacio— cambiar nuestra perspectiva de la vida?
¿Existe un efecto perspectiva espiritual para los hijos de Dios?
La importancia de la visión
El efecto perspectiva en los astronautas comienza con una visión —literalmente ven la Tierra desde una perspectiva diferente, y esto hace que cambien su forma de pensar.
Algo similar sucede con los hijos de Dios, es necesaria una visión espiritual antes de que pueda ocurrir un cambio en la perspectiva.
“Donde no hay visión el pueblo se desenfrena; pero el que guarda la ley es bienaventurado” (Proverbios 29:18, versión Reina Valera Actualizada).
Sin el conocimiento de Dios y su plan, el ser humano queda sin un propósito y dirección.
Este proverbio nos muestra que las personas necesitamos una perspectiva del “panorama general” de la vida.
Tristemente, muchas personas en nuestro mundo luchan por tener una visión de las cosas. No tienen el sentido de trascendencia en sus vidas y luchan con depresiones y otros temas tales como la autodestrucción y el suicidio.
Sin visión, el pueblo se desenfrena.
Sin embargo, cabe señalar que la palabra hebrea traducida como visión se refiere en realidad a la revelación divina. Así que la verdadera visión espiritual proviene de la revelación que Dios nos hace en su Palabra, la Biblia.
Sin el conocimiento de Dios y su plan, el ser humano queda sin un propósito y dirección.
Por otro lado, las personas que tienen una visión según Dios obedecen sus leyes. Rigen su vida con esas leyes porque entienden el propósito por el cual Dios las creó y se esfuerzan por vivir de acuerdo con sus leyes.
Un excelente ejemplo de un hombre con visión es el rey David.
“Los cielos cuentan la gloria de Dios”
David, como pastor, contemplaba el magnífico cielo y pensó: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1).
David estaba limitado a lo que su ojo humano podía ver, actualmente tenemos telescopios supremamente poderosos que son capaces de ver mucho más allá. Si David vio la gloria y la obra de Dios en la vastedad del espacio, ¡cuánto más deberíamos hacerlo nosotros con nuestro conocimiento moderno de su inmensidad!
David continua en Salmos 19, diciendo que la creación “emite palabra a otro día” y “declara sabiduría” (v. 2). En otras palabras, la inmensidad de los cielos contiene un poderoso mensaje para nosotros los seres humanos. Vemos su vastedad y nos damos cuenta que debió haber sido creado por un Dios aún más grande.
Las leyes del universo y los beneficios que tienen para nosotros, también nos deberían ayudar a considerar las demás leyes de Dios —las leyes que gobiernan la vida del ser humano.
Pero eso no es todo lo que nos revelan los cielos.
Los expertos que estudian el origen del universo han descubierto que no es eterno. Tuvo un inicio. A pesar de que la mayoría de los científicos se rehúsan a reconocerlo, éste es un testimonio poderoso de la existencia de un Creador supremo.
Sumado a esto, hemos descubierto que el universo es gobernado por leyes y límites, incluidos algunos mecanismos por medio de los cuales la tierra sustenta la vida.
En la Tierra estamos más cerca al sol pero por una fracción minúscula, sería demasiado caluroso para mantener la vida y el agua se evaporaría. Por otro lado, si la Tierra estuviese más lejos del sol, aunque fuera una mínima fracción, se congelaría.
¡Las leyes que gobiernan nuestro universo son tan constantes y fiables que de hecho la NASA puede calcular los eclipses que van a ocurrir hasta el año 3000! Por ejemplo, según la NASA, el 14 de noviembre de 2999, habrá un eclipse lunar total, que tendrá mayor visibilidad desde las Filipinas.
La coherencia de las leyes de nuestro universo debería remitirnos al Legislador divino que las creó. No surgieron por sí solas.
Con esto en mente, las palabras del apóstol Pablo en Romanos 1:20 tienen un mayor impacto: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Las leyes del universo y los beneficios que tienen para nosotros, también nos deberían ayudar a considerar las demás leyes de Dios —las leyes que gobiernan la vida del ser humano. Dios creó leyes vivientes que nos ayudan a vivir unas vidas felices y productivas. Las leyes de Dios proveen bendiciones que nos ayudan a evitar todo tipo de problemas (Deuteronomio 30:16-20). Si usted desea aprender más acerca de este tema, lo invitamos a leer “La ley: un reflejo del carácter de Dios” y “Cuatro leyes espirituales tan importantes como la gravedad”.
Los cielos declaran el poder y la majestuosidad de Dios
Nuestras palabras no tienen ningún poder. No podemos hablar y llevar algo a la existencia.
Pero Dios si puede —y lo hizo (Salmos 33:6-9). Habló y sucedió. Nuestra mente no puede comprender cómo Dios creó algo de la nada. ¡Pero realmente, es así de poderoso!
Creó la Tierra, el sol, la luna y las estrellas —el universo entero.
Pensemos en el sol por un momento, cuanta energía genera. En un solo segundo, genera 400 billones de trillones de vatios. Esto equivale a 1 billón de megatones de bombas, suficiente energía para abastecer nuestro mundo actual durante unos 500.000 años. Esto es sólo en un segundo. Sólo una estrella en nuestro universo —una estrella promedio.
Pensemos en las estrellas. El último número estimado de estrellas fue de 1 septillón (esto es un 1 acompañado de 24 ceros). Aun así, se cree que es una gran subestimación. Esto debería infundirle un mayor significado a Salmos 147:4 para nosotros. Ahí nos dice que Dios llama a todas las estrellas por su nombre. Nuestra mente no puede entender esa cantidad de números. Pero eso para Dios es como contar moneditas. Se nos dice: “Y su entendimiento es infinito” (v. 5).
Entender la inmensidad de la creación y lo que nos revela acerca de la grandeza de Dios debería impactar nuestra relación con Él. Realmente los cielos “cuentan la gloria de Dios” (Salmos 19:1). Si usted desea aprender más acerca de este tema, lo invitamos a leer “¿Existe Dios? Prueba 1: el origen del universo” y “El poder y la grandeza de Dios”.
¿Cuál es nuestro lugar en el universo?
Cuando observamos el universo, es posible que nos sintamos muy insignificantes. Pero en realidad ese no es el único sentimiento que Dios quiere que surja en nosotros frente a su creación. Es cierto, Él quiere que entendamos que no somos nada —sólo polvo. Quiere que desarrollemos humildad y le tengamos un profundo temor.
Pero también quiere que comprendamos el propósito por el cual fuimos creados. Él quiere que nuestro propósito parta de esto, de saber que Dios está obrando algo en nuestras vidas que es mucho más grande de lo que podríamos esperar llevar a cabo.
El rey David entendió esto.
Mientras contemplaba el cielo y admiraba la obra de Dios, David se preguntaba por qué un Dios tan grande y poderoso se tomaría el tiempo de pensar en nosotros, seres humanos diminutos (Salmos 8:3-4).
Toda la creación divina está pensada para que nuestra mente se dirija hacia Dios. Pero aquí vemos que la mente de Dios también está dirigida hacia nosotros.
De ahí proviene nuestro verdadero significado. Dios nos creó y tiene un propósito para nosotros. Si usted desea aprender más acerca de ese propósito, lo invitamos a descargar nuestro folleto gratuito, El propósito de Dios para usted: ¿cuál es la razón de su existencia?
En el momento de la creación, Dios dio a la humanidad dominio sobre toda la Tierra y sobre todo ser viviente (Génesis 1:26). El Salmo 8:5-6 revela que Dios “lo coronaste [a la humanidad] de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies”.
Dios quiere que gobernemos y cuidemos amorosamente de su creación —la Tierra y los animales.
Pero esto también debería llevarnos a una verdad aún mayor: que Dios quiere poner todas las cosas bajo nuestro dominio en “el mundo venidero” (Hebreos 2:5-8). Él creó a los seres humanos con el potencial de nacer en su familia y heredar todas las cosas, ¡eso incluye esta Tierra y el universo entero!
De hecho, la Biblia nos dice que nuestra herencia y nuestro futuro serán tan grandes que ni siquiera podemos imaginárnoslos hoy (1 Corintios 2:9). Si usted desea saber más acerca de este increíble futuro, lo invitamos a leer El mundo que vendrá: cómo será.
Pero primero, debemos aprender a hacer las cosas en esta vida como Dios las hace. Dios define dos caminos de vida, y nosotros debemos elegir cuál vivir. Dios nos ruega que “escojamos la vida” (Deuteronomio 30:19), el camino que produce bendiciones.
Espero que esta publicación le ayude a experimentar el efecto perspectiva espiritual. Enfocarnos en el “panorama general” de la gloria, el poder y el plan de Dios debería tener un gran impacto en nuestras vidas hoy.
¿Cambiará su vida el efecto perspectiva?
Fecha de publicación: Junio 9, 2023