El muro entre Estados Unidos y México
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, compartió hace algunos días su punto de vista y experiencia particular sobre la seguridad de su país. Dijo que la construcción de un muro en las fronteras de Israel había sido algo muy bueno. “Paró toda la inmigración ilegal. Gran éxito. Gran idea”. Así lo expresó en un tuit refiriéndose a la intención del nuevo presidente de los Estados Unidos de América (EUA), Donald Trump, de construir un muro entre su país y México. Sus palabras causaron molestia entre sus vecinos, países árabes, y retumbaron en México y en otros países de Latinoamérica, provocando desagrado e indignación.
Después de un enfrentamiento diplomático con México, el primer ministro de Israel intentó suavizar las cosas por medio de otro tuit, aclarando que su intención fue compartir con otras naciones su particular experiencia en materia de seguridad. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Emmanuel Nahshon, precisó no tener alguna posición con respecto a las relaciones entre México y EUA. Sin embargo, su aclaración no parece haber ayudado a menguar la indignación y la fricción diplomática de las naciones afectadas.
Hoy las relaciones diplomáticas entre las naciones del mundo se encuentran frágiles y debilitadas. Es claro que en tiempos de relaciones internacionales difíciles como ahora, cada país buscará la relación que más le convenga. Netanyahu lo expresó de la siguiente manera: “Quiero subrayar que nuestro pacto más fundamental es con Estados Unidos. Este pacto no tiene reemplazo”.
Es claro que a medida que nos acerquemos al tiempo del fin, mantener la paz entre las naciones será cada vez más difícil y controversial. Dios dice por medio de su profeta Isaías: “No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz” (Isaías 59:8).
Tampoco las naciones que se dicen unidas, como es el caso de la Unión Europea, estarían realmente fusionadas con un mismo propósito en el tiempo del fin. La profecía bíblica nos revela que los países que compondrán el último imperio poderoso denominado “la Bestia” o “Rey del Norte”, o “imperio romano resucitado” en Europa, antes de la segunda venida de Jesucristo, conformarán un reino dividido. Este último reino humano será en parte fuerte, y en parte frágil (Daniel 2:41-42). Las naciones que lo conformen se unirán por medio de alianzas humanas, pero no se unirán realmente entre sí (Daniel 2:43).
Si los países integrantes de lo que será el reino más poderoso sobre la tierra en el tiempo del fin estarán frágilmente unidos, ¿cómo serán las relaciones internacionales entre los países del resto del mundo?
Por otro lado, las nuevas políticas migratorias de EUA para con México y otros países del Medio Oriente han dificultado las buenas relaciones y la buena voluntad que se disfrutaron por décadas. Hoy en día vemos un mundo fracturado, dolido, escéptico. Cada país está en la búsqueda egoísta de su propio beneficio por encima de los intereses de todas las demás naciones. La Biblia nos dice que esta fractura seguirá avanzando hasta que Dios mismo intervenga en los asuntos de la humanidad mediante el establecimiento de su Reino.
Desgraciadamente, las cosas en el mundo tendrán que empeorar antes de que mejoren. Pidámosle diariamente a Dios que acelere el establecimiento de su Reino para que pronto llegue el alivio, la paz, la prosperidad y la buena voluntad a todos los hombres y todas las naciones del mundo.
Fecha de publicación: Febrero 16, 2017