Enemigos de la fe: el razonamiento humano
Por Ted Japhet
La fe ve más allá de los sentidos físicos y de las razones más allá de la esfera humana. El limitado reino del razonamiento humano puede ser perjudicial para nuestra fe.
El cuarto enemigo de la fe al cual debemos vigilar es el razonamiento humano.
En este contexto ¿qué es el razonamiento humano? Es ver las cosas desde una perspectiva humana —dejar a Dios fuera del panorama consciente o inconscientemente. Es tratar de entender las cosas espirituales por nuestra cuenta. Es ver las pruebas que se nos presentan en la vida sólo con nuestros sentidos físicos —sin “ver” la mano de Dios en el asunto. Incluso, el razonamiento humano puede ser que asumimos que Dios ve las cosas de la misma forma en que nosotros las vemos.
En la Biblia hay muchos ejemplos acerca del problema del razonamiento humano, en Mateo 16 encontramos uno de ellos.
¿Por qué pensar dentro de vosotros?
“Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?” (Mateo 16:5-11, énfasis añadido).
En este caso, los discípulos no habían traído nada para comer. Probablemente estaban hambrientos y se sentían culpables porque habían olvidado llevar comida. Entonces cuando Jesús les advirtió acerca de la levadura de los fariseos y saduceos, ellos asumieron que Él les estaba hablando acerca del pan para comer. Utilizaron el razonamiento humano para tratar de determinar de qué estaba hablando Cristo en lugar de preguntárselo a Él directamente.
Jesús tuvo que aclarar las cosas y mostrarles que Él estaba hablando acerca de algo mucho más profundo a nivel espiritual. Ya que Él había provisto el pan suficiente para alimentar a miles de personas, definitivamente Él no estaba pensando en comida física (como ellos si lo estaban).
Las tradiciones humanas no pueden sobrepasar la fe
Los fariseos, los saduceos y los escribas en la época de Jesús eran reconocidos por usar el razonamiento humano en lugar de explorar la evidencia y creer en lo que Dios les estaba mostrando.
En el Evangelio de Marcos está registrado un ejemplo clásico. Se trata de la curación de un paralítico por parte de Cristo mientras predicaba en Capernaum (Marcos 2:1-5). Cuando Jesús sanó a esta persona también le perdonó sus pecados. Los escribas que presenciaron el acontecimiento cuestionaron las acciones de Jesús.
“Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” (Marcos 2:6-7).
El razonamiento de los escribas se basaba en antiguas tradiciones e ideas humanas acerca de cómo sería el Mesías. En sus mentes, Cristo no podía ser Dios; por lo tanto, no podía perdonar a las personas. Se rehusaban a ver los hechos del ministerio de Jesús y admitir que sus tradiciones podían estar equivocadas.
Un enemigo de la fe
Debería ser obvio por qué el razonamiento humano es un enemigo de la fe. Es impulsado por nuestra naturaleza humana y las experiencias físicas de la vida. Por otro lado, la fe depende de Dios, a quien no hemos visto, y de su naturaleza y su plan para toda la humanidad los cuales están descritos en las escrituras. Sin el Espíritu Santo de Dios, la mente humana no puede comprender ese nivel de pensamiento. Por eso la fe es necesaria para poder creer en lo que Dios dice y hace.
El razonamiento humano deshecha las cosas espirituales que no puede comprender con nuestras mentes y sentidos físicos.
Ahora, ¿todo el razonamiento humano es incorrecto? No del todo. Definitivamente tiene un lugar en los asuntos seculares. Científicos, ingenieros y técnicos tienen que usar el razonamiento para poder hacer su trabajo. El problema surge cuando usamos el razonamiento humano en asuntos espirituales en lugar de acudir a Dios y a su palabra para encontrar la verdad.
La fuente de un razonamiento sólido
“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras…” (Hechos 17:1-3).
Pablo no estaba discutiendo acerca de filosofías o ideas humanas. El se basaba en una fuente sólida —la Palabra de Dios.
La lección para nosotros: no use el razonamiento humano para tratar de explicar las escrituras. Recuerde que la Biblia se interpreta así misma. Se requiere de un estudio profundo y diligente para encontrar las respuestas a las preguntas que se planteen. También se necesita de fe.
Éstas son las razones por la cuales el razonamiento humano también es un enemigo de la fe. Si confiamos en nuestro propio intelecto y suposiciones en lugar de permitir que Dios nos enseñe, no estamos ejerciendo nuestra fe.
Vencer los enemigos con la ayuda de Dios
Una vez más, los cuatro enemigos de la fe que vimos en esta serie son: la preocupación, la duda, el temor y el razonamiento humano. Nuestro objetivo debe ser no ceder nunca ante ellos y ser fuertes en la fe en todo momento. De hecho, es un objetivo bastante elevado, pero con la ayuda de Dios lo podemos lograr.
Para sacar estos cuatro enemigos de la fe de nuestra vida, debemos permanecer cerca de Dios. Cuando recibamos la visita de la preocupación, la duda, el temor o el razonamiento humano, inmediatamente debemos hablar con Dios al respecto.
Debemos pedirle a Dios todos los días en nuestras oraciones que nos ayude a crecer en la fe. Pero también podemos acudir a Él en cualquier momento. Podemos hablar con Dios mientras conducimos, trabajamos o comemos. Lo importante es mantener una comunicación continua con Él, especialmente cuando nos está rondando alguno de estos enemigos de la fe.
Éste es el cuarto artículo de la serie “Enemigos de la fe”. Para leer los otros artículos de la serie, lo invitamos a ver “Enemigos de la fe: la preocupación”, “Enemigos de la fe: el temor”, y “Enemigos de la fe: la duda”.
Para aprender más acerca de la fe viva, lo invitamos a ver nuestra sección “La fe: creer y agradar a Dios”. ¡Permanezca firme y mantenga su fe!
Fecha de publicación: Abril 10, 2013