La lucha contra las obras de la carne: herejías
En la decimotercera publicación de esta serie acerca de las obras de la carne, analizaremos varias estrategias que podemos usar para combatir la tentación de las herejías en nuestra vida.
Cuando los cristianos escuchan la palabra herejía, pueden evocar imágenes de inquisidores españoles que derriban su puerta y los torturan. Uno podría ser llamado “hereje” si manifiesta prominentemente una posición antirreligiosa. Las herejías son consideradas generalmente como opiniones que contradicen directamente las creencias aceptadas y establecidas.
A lo largo de la historia de la Iglesia Católica Romana, una herejía era cualquier doctrina que contradecía la enseñanza oficial de esa organización. Pero esto no era exactamente lo que Pablo tenía en mente cuando incluyó “herejías” en su lista de obras de la carne.
La palabra griega usada aquí es jairesis, y literalmente significa “elección”, “opinión”, “preferencia” o “secta” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, “herejía”). Al unir ambos significados, la idea básica es escoger una creencia contraria a las Sagradas Escrituras y segregarse por motivo de esa creencia.
La ironía es que muchas iglesias que se dicen ser cristianas usan el término herejía contra otros que ni siquiera basan todas sus doctrinas en la Biblia. La corriente principal del cristianismo está llena de creencias que contradicen la Biblia. Como resultado, los cristianos que tienen sus enseñanzas basadas en las Escrituras a menudo son etiquetados como herejes por estar en desacuerdo con organizaciones religiosas establecidas.
Las herejías son muy dañinas y traen consecuencias destructivas. Veamos más a fondo esta “obra de la carne”.
Mentiras acerca de las herejías
Mentira No. 1: “Es bueno tener tanta variedad dentro del cristianismo. Puedo encontrar exactamente lo que se ajusta a mis necesidades entre las muchas iglesias y creencias que hay”.
Esta mentira lleva a la gente a aceptar opiniones y prácticas por fuera de la Biblia e incluso seculares en su religión. Tantas denominaciones “cristianas” existen y siguen formándose porque la gente siempre está buscando algo único que se adapte a sus necesidades personales. Con más variedades y sabores que se añaden al cristianismo cada año, la forma bíblica genuina del cristianismo se hace más difícil de encontrar.
De hecho, esta proliferación de falsos maestros fue profetizada (2 Pedro 2:1). Veamos cómo las iglesias modernas ofrecen una alternativa al cristianismo bíblico:
- Muchas iglesias hoy en día sólo proveen una comunidad, pero no hablan nada acerca del verdadero arrepentimiento y del cambio. La Biblia enseña que el arrepentimiento es un elemento esencial del verdadero cristianismo (Hechos 2:38).
- Muchas iglesias no mantienen las pautas morales de vida que se encuentran en la Biblia. La Palabra de Dios enseña que el verdadero cristianismo es vivir la vida de la misma manera que Jesucristo la vivió (1 Juan 2:6).
¡Éstos son sólo dos de lo que podrían ser decenas de ejemplos! Las herejías seducen a la gente a alejarse de la verdad de la Biblia, permitiéndoles convertir el verdadero cristianismo en “lo que sea que yo sienta”.
Mentira No. 2: “No hay nada malo en tener interpretaciones personales acerca de la Biblia”.
Todos somos seres humanos con mentes inteligentes, y todos vemos las cosas desde diferentes perspectivas y desde diferentes ángulos. Eso es absolutamente cierto. Pero cuando se trata de la Biblia, Dios quiere que veamos las cosas desde su perspectiva. La Biblia dice ser “verdad” (Juan 17:17). Es la máxima y única autoridad en creencias religiosas. Si nuestras opiniones no están basadas en la Biblia, están totalmente equivocadas. ¡Sin excepciones!
La ironía es que muchas iglesias que se dicen ser cristianas usan el término herejía contra otros que ni siquiera basan todas sus doctrinas en la Biblia.
Esta mentira se contradice con el principio bíblico de que debemos desarrollar “la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). Las opiniones que van en contra de su mente no son temas de discusión triviales. Son herejías.
¿Diría Cristo: “¿Por favor, enséñale a la gente que el sábado que yo creé no es necesario”? No. ¿Diría Cristo: “Soy feliz cuando la gente enseña que el Antiguo Testamento no vale nada”? No. Sin embargo, de alguna manera herejías como estas son comunes en la adoración cristiana. ¡Esto debería ser alarmante!
Estrategias para combatir las herejías
1. Compruebe si su opinión está respaldada por la Biblia. Si no es así, ¡deshágase de ella!
Usted puede decir: “Bueno, eso no es justo, porque la gente interpreta la Biblia de diferentes maneras”. Esta perspectiva puede estar bien cuando se interpreta el significado de una obra de Shakespeare, pero no funciona para la mente revelada del Dios del universo. Nuestra comprensión de los asuntos espirituales no debe basarse en nuestra propia opinión, escogida de un versículo aislado o sacada de contexto. Para entender un tema espiritual, debemos investigarlo a fondo a lo largo de las páginas de la Biblia.
Veamos algunos ejemplos:
- Una opinión que diga que los cristianos no tienen que guardar las fiestas bíblicas ha ignorado u omitido la evidencia de que Jesucristo y los apóstoles guardaron esos días.
- Una opinión que diga que los cristianos pueden comer carnes consideradas como inmundas en Levítico 11 ha ignorado las numerosas escrituras a lo largo de la Biblia que muestran que el pueblo de Dios no comía esas carnes.
- Una opinión que diga que los cristianos deben ir a la guerra y luchar por su país ha ignorado la enseñanza de Cristo de amar a nuestros enemigos.
El punto: permita que la Biblia determine si las opiniones espirituales son válidas o herejías. Si sus opiniones no concuerdan con la Biblia, ¡sus opiniones son las que tienen que cambiar!
2. No permita que su mente sea corrompida por la simplicidad que hay en Cristo.
Esta estrategia fue tomada de 2 Corintios 11:3: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”.
Nuestras creencias no deberían necesitar elementos adicionales que no provengan de la Palabra de Dios. Lo que Jesucristo ha revelado puede ser entendido y debe ser nuestra referencia. Desafortunadamente, muchos cristianos tienen creencias que van más allá de la Biblia. Un ejemplo son los días festivos que se guardan en toda la cristiandad —la mayoría de los cuales no se encuentran en ninguna parte de la Biblia. ¿Por qué no seguir con la simplicidad de las siete fiestas que Dios ordenó (Levítico 23)?
El terrible resultado de todo esto ha sido un cristianismo dividido con un confuso número de creencias y prácticas. Pero Dios no es el autor de la confusión (1 Corintios 14:33).
No se complique: ¡aférrese a la Palabra de Dios!
3. Aprenda a aborrecer las herejías.
No hay nada malo en tener opiniones acerca de asuntos triviales fuera de la Biblia. Pero hay un gran problema cuando se creen cosas que contradicen la Biblia. Piensa en esto: cuando nuestras opiniones no están de acuerdo con Dios, esencialmente estamos diciendo que somos más inteligentes que Dios. Ese pensamiento puede ir de la mano con los ateos y los agnósticos, pero debería ser espantoso para un cristiano.
Para evitar herejías en su vida, el estudio bíblico personal es necesario. Si desea leer una serie de recursos y sugerencias acerca de este tema, vea los artículos en la sección de “Los beneficios prácticos e invaluables del estudio de la Biblia”.
Ésta es la decimotercera de una serie de diecisiete partes: “La lucha contra las obras de la carne”. Para leer la parte 12, ver “Disensiones”. Para continuar la serie, vea la parte 14 “Envidias”.
Fecha de publicación: Febrero 25, 2015