La lucha contra las obras de la carne: iras
En la décima publicación de esta serie acerca de las obras de la carne, veremos varias estrategias que podemos usar para vencer la ira en nuestra vida.
¿Alguna vez ha visto una película en la que un personaje pierda los estribos? Ha habido cientos de películas basadas en personajes que pierden el control y se vuelven “locos”. En la industria cinematográfica, los personajes pueden enfadarse tanto que reaccionan con explosiones fuertes y violentas, ¡y ocasionalmente hacen explotar cosas! Muchas películas están construidas alrededor de personajes que vuelcan su ira en contra de las propiedades de otros y de los demás.
Los programas de entrevistas de noticias consiguen un rating bastante alto cuando los invitados y los anfitriones están tan enojados unos con otros que gritan sus opiniones al mismo tiempo y sus rostros se ponen rojos.
Aunque la ira pueda ser interesante como parte de la ficción, o emocionante y escandaloso en un programa de entrevistas, en realidad causa estragos en la vida real y cotidiana. No sólo hiere las relaciones, sino que puede destruirlas.
Mentiras acerca de la ira
Mentira No. 1: “A veces es terapéutico perder el control de las emociones”.
Hay una creencia popular de que “darle rienda suelta” a nuestro temperamento y nuestras emociones puede ser algo bueno. De alguna manera, el pensamiento es que puede derrotar la ira simplemente dejándola salir. Pero realmente no funciona así. Usualmente la ira va aumentando a medida que la dejamos salir.
Aprender a controlar nuestras emociones es mucho más terapéutico que dejarlas sin control y esperar que nadie salga herido. Proverbios 14:29 dice: “El que tarda en airarse es grande de entendimiento; Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad”.
Mentira No. 2: “Está bien enfadarse bastante. Pero no lastime a nadie”.
Aprender a controlar nuestras emociones es mucho más terapéutico que dejarlas sin control y esperar que nadie salga herido.
Proverbios 29:8 menciona, “Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; Mas los sabios apartan la ira”. ¡Apartarse de la ira implica detenerse antes de querer golpear algo!
Dios le dijo a Caín que se “enseñoreara” su ira pecaminosa (Génesis 4:7). La negativa de Caín a controlar su ira desembocó en el asesinato de su hermano Abel. La triste realidad es que la ira sin control puede llegar al punto de herir a la gente.
Dios nos manda a crecer en el fruto de su Espíritu, “templanza” (Gálatas 5:23) —no en perder el control.
Estrategias para combatir la ira
1. Examínese a sí mismo para detectar las señales de advertencia de alguien que no controla su ira.
Algunas de las señales son muy obvias, como golpear físicamente a otro ser humano. Pero otras señales incluyen acciones como:
- “Les grito a mis hijos porque nunca me escuchan y me desobedecen constantemente”.
- Empujo, le doy empellones y grito a la persona que estoy cuidando en baloncesto, porque me hace demasiadas faltas. También le grito al estúpido árbitro porque no está pitando las jugadas que debería”.
Algunas personas justifican gritar con ira a sus hijos pequeños como algo necesario en la labor de ser padres. Otros parecen perder todo indicio de su cristianismo cuando entran en una cancha de baloncesto. Si los gritos constantes, el “perder el control” o el “pasar de un 1 a un 5 en un instante” son formas que usa la gente para describirnos, entonces debemos analizar nuestra vida seriamente.
2. Examinar y afrontar el evento principal, catalizador o emoción que pudo haber llevado al arrebato.
¿Qué lo llevó a la ira? ¿Fueron sus sentimientos heridos? ¿Fue una injusticia que percibió o fue real? ¿Qué fue lo que lo llevó de estar bien en un momento a estar completamente fuera de control al siguiente?
Sea lo que sea, la rabia y la ira usualmente no son las reacciones de acuerdo a Dios ni las apropiadas. A veces entra en juego una justa indignación, pero ésta es definitivamente la rara excepción, no la regla. Pregúntese: “¿Por qué me estoy enfadando?” Eso es lo que Dios le preguntó a Caín antes de que asesinara a Abel, pero Caín se rehusó a mirar más profundo y hacer cambios (Génesis 4:6).
Cuando sienta que la ira se va acrecentando dentro de usted, aléjese y cálmese. Dos consejos para controlarse son:
- Ore inmediatamente a Dios en su mente, busque un lugar privado si es posible (Colosenses 4:2; Filipenses 4:6). Pídale que aleje el espíritu de rabia y que le ayude a crecer en autocontrol.
- Meditar (pensar de una manera enfocada) en pensamientos positivos y de acuerdo con Dios (Filipenses 4:8).
3. Aprenda a aborrecer la ira.
Hay muchas razones para aborrecer la ira. Los frutos nunca son buenos: abuso físico y verbal a los niños, maltrato al cónyuge, falta de respeto total y menosprecio por los demás seres humanos, homicidio sin premeditación, miradas incómodas cuando amigos y miembros de la familia ven un lado de nosotros que los atemoriza y es violento. La lista de por qué la ira debe ser aborrecida puede seguir y seguir.
Dios espera que tengamos control de nosotros mismos en todo momento —especialmente cuando se trata de rabia. La ira proviene de una pérdida de control y siempre conlleva resultados destructivos.
Para obtener más información acerca de este tema, lea:
Ésta es la décima de una serie de diecisiete partes: “La lucha contra las obras de la carne”. Para leer la parte 9, vea “Celos”. Para continuar la serie, vea la parte 11 “Contiendas”.
Fecha de publicación: Febrero 10, 2015