La lucha contra las obras de la carne: la envidia
En la decimocuarta publicación de esta serie acerca de las obras de la carne que están en la lista en Gálatas 5, veremos varias estrategias que podemos usar para combatir la envidia en nuestra vida.
A menudo pensamos en la envidia humana en términos muy simples: una niña con una colombina pequeña mirando a otra niña que tiene una colombina mucho más grande. La envidia, como la codicia, implica desear fuertemente algo que no tenemos. Pero la envidia incluye un sentimiento de resentimiento e ira hacia otra persona debido a la percepción de injusticia en todo esto.
Según el Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, la palabra griega para envidia en Gálatas 5:21 significa “el sentimiento de disgusto producido al ser testigo u oír de la prosperidad de otros”. Muchos dirán que la envidia no es gran cosa. ¿Por qué debería preocuparnos la idea de querer una colombina más grande? La verdad es que la envidia puede producir problemas mucho más graves —tales como el adulterio, el robo y el asesinato. La envidia es lo opuesto a dos virtudes bíblicas importantes: la satisfacción y el amor hacia los demás.
Tenga en cuenta este ejemplo del ciclo destructivo de la envidia: un empleado que gana tres veces más que un amigo envidia constantemente el tiempo libre de su amigo. Ese mismo amigo constantemente envidia el dinero del otro. ¡Ninguno está feliz ni satisfecho a pesar del hecho de que ambos tienen la bendición de un empleo estable! Este estado constante de sentirse engañado e ignorar lo que se tiene es sólo un ejemplo negativo de la envidia en el trabajo.
Mentiras acerca de la envidia
Mentira No. 1: “Querer algo más grande, más nuevo y mejor (y mayor cantidad) es lo que impulsa nuestro sistema económico. Es bueno para el país ‘mantenerse a la moda’”.
Esta mentira es sólo una excusa para justificar una característica moral negativa. La enorme deuda personal que tienen millones de personas en sus tarjetas de crédito debería ser suficiente para combatir esta mentira. Pero la deuda sigue creciendo y la gente sigue comprando lo que quiere, pero no puede pagar. La mentira acerca de mantenerse a la moda ha llevado a todo tipo de preocupaciones financieras, colapso personal, divorcio e incluso (en casos extremos) el suicidio.
La Biblia nos dice que “el que toma prestado es siervo del que presta” (Proverbios 22:7). Ésta es la desagradable realidad de la deuda de las tarjetas de crédito. La envidia y la deuda que resulta pueden ser superadas con el consejo de Pablo: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:8). ¡De hecho, entender un poco acerca de cómo vive la gente en las naciones en vías de desarrollo puede ayudarnos a darnos cuenta de la importancia de este versículo!
La envidia es lo opuesto a dos virtudes bíblicas importantes: la satisfacción y el amor hacia los demás.
Mentira No. 2: “Fantasear un poco con lo que tiene alguien más nunca le ha hecho daño a nadie”
Esta mentira está basada en la falsa idea de que lo que sucede en nuestra mente es inofensivo, siempre y cuando no actuemos en consecuencia. Pero la verdad es que, aunque la fantasía nunca se lleve a cabo, sí repercute en la mente humana. La fantasía puede distorsionar el pensamiento normal y llevar al descontento, la amargura e incluso al odio hacia los demás. Este proceso de pensamiento está muy lejos de ser inofensivo. Las acciones no surgen de la nada; son el resultado de patrones de pensamiento.
El décimo mandamiento dice: “No codiciarás”, y luego da varios ejemplos, terminando con “ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:17). Dios prohíbe la codicia por una razón muy simple: lleva a la gente al egoísmo mezquino, que es la base de la envidia, en lugar del amor que fluye hacia los demás.
Estrategias para combatir la envidia
1. Dele gracias a Dios por todas sus bendiciones.
Cuando escuchamos la frase que cuente sus bendiciones, es fácil pensar: “Sí, lo sé”. Pero ¿realmente lo tomamos en serio? Es un proceso muy revelador tratar de escribir todas nuestras bendiciones. Comience con las grandes bendiciones y vaya reduciéndolas poco a poco. Puede empezar con la vida, luego pasar al oxígeno y al agua, que sostienen la vida, luego a la comida, luego a la ropa, luego al refugio, luego a la familia.... luego deténgase.
Aquí es donde miles de millones de personas en la mayoría de los países desarrollados tienen que detenerse un poco. ¿Alguna vez le ha dado gracias a Dios por la electricidad, el agua corriente, las calles pavimentadas y la capacidad de tener una cuenta en el banco, aunque el saldo no sea tan alto como le gustaría que fuera? Millones de personas alrededor de todo el mundo carecen de estos servicios básicos.
Recordar todo lo que tenemos debería ayudarnos a ser más agradecidos e incluso a hacer lo que podamos para ayudar a otros en necesidad, en lugar de albergar envidias egoístas.
2. Diferenciar entre anhelos saludables y deseos envidiosos.
No hay nada malo en querer cosas especiales, amistades más profundas, una casa bonita y así sucesivamente. De hecho, Dios quiere darnos cosas agradables y regalos buenos (Mateo 7:11). Pero el problema surge cuando queremos relaciones tóxicas o cosas estrictamente materiales por el hecho de querer tener lo que otros tienen.
La mayoría de los “deseos” saludables no deben basarse únicamente en uno mismo o en querer dominar nuestros pensamientos. Los “deseos” dañinos nos acercan peligrosamente al pecado de la idolatría (Colosenses 3:5). Después de luchar por estar contentos con el hecho de que nuestras necesidades se vean satisfechas, debemos examinar nuestros “deseos” para ver si están basados en deseos envidiosos poco saludables.
3. Aprende a aborrecer la envidia.
La Biblia nos dice “aborreced el mal” (Salmos 97:10; Proverbios 8:13), que definitivamente incluye la envidia. En vez de seguir esta instrucción, Satanás el diablo envidió la autoridad de Dios e incluso trató de hacerse igual a Dios (Isaías 14:13-14). Los seres humanos constantemente imitan este comportamiento al desear más, sin estar satisfechos con las bendiciones que han recibido. Cuando pensamos en esto, la envidia es fácil de aborrecer debido a su egoísmo mezquino.
Uno de los mejores principios bíblicos para vencer la envidia es “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33). Cuando usted vive pensando en el futuro, los deseos de esta vida presente no parecen tan importantes. La envidia sólo vive en el presente; no viva con ella.
Para aprender más acerca de los temas tratados en este blog, los siguientes artículos le pueden ayudar:
Ésta es la decimocuarta de una serie de diecisiete partes: “La lucha contra las obras de la carne”. Para leer la parte 13, ver “Herejías”. Para continuar la serie, vea la parte 15 “Homicidios”.
Fecha de publicación: Febrero 28, 2015