La moralidad del mundo, ¿mejor o peor que antes?
El mundo entero se está sumando, cada vez más, a los esfuerzos que buscan cambiar los estándares de moralidad. Por todos lados y en todos los países se ven los esfuerzos de personas empujando sus agendas por cambiar las reglas morales. Casi todos ejercen presión sobre los políticos para cambiar las leyes actuales para que incluyan ideas más liberales y menos religiosas.
Esta semana el mundo entero presenció marchas a favor del movimiento de la creciente comunidad LGBTTTIQ (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti, Intersexual, Queer) en varias ciudades del mundo. Su reclamo es para obtener mayor visibilidad e inclusión dentro de las leyes de las sociedades que rigen el matrimonio. También quieren obtener beneficios sociales reservados sólo para uniones entre un hombre y una mujer.
En los Estados Unidos encontramos líderes religiosos con inclinaciones políticas de extrema izquierda que se están uniendo para formar una “resistencia religiosa”. Ellos quieren romper con el dominio de la ideología moral conservadora del país. Estos nuevos movimientos han causado que muchos se vuelvan por completo en contra de toda religión. Algunos estudios muestran que las nuevas generaciones están menos interesadas en la religión que las generaciones pasadas, y que un número creciente de personas ni siquiera creen que Dios existe.
Un reconocido evangelista liberal en Estados Unidos, el Reverendo William J. Barber II, ha acogido totalmente los derechos gay y transgénero. A pesar de haber comentado: “Tomo con seriedad el Antiguo Testamento y a Jesús”, también ha señalado: “La Biblia dice mucho más sobre cuidar a los necesitados que sobre la homosexualidad o el aborto”.
Vemos que se están formando coaliciones entre iglesias conservadoras con grupos liberales. Estas coaliciones nunca antes existieron y jamás hubiéramos pensado, hace algunos años, que pudieran darse. Por ejemplo, en Cincinnati, Ohio, Estados Unidos, existe una coalición de 21 iglesias para responder como equipo cuando perciben alguna amenaza de cualquier otro grupo religioso. Recientemente esta coalición de iglesias sostuvo una vigilia afuera de una iglesia metodista cuyo pastor es pastor gay, luego de que éste recibiera amenazas.
Entre los participantes más interesados en esta coalición está el reverendo Rich Nathan, de Columbus, quien dijo: “Los evangélicos más jóvenes están cuestionando su asociación con la derecha religiosa —conservadores. No conozco a casi ningún cristiano evangélico que se sienta cómodo con la vieja guardia evangélica”. En otras palabras, cada vez más las personas conservadoras en lo moral y en lo espiritual están pasando al olvido.
¿Sabemos lo que significan estas expresiones? Se traducen, entre otras cosas, en crear leyes que favorezcan el matrimonio entre personas del mismo sexo; crear leyes que permitan que parejas gay puedan adoptar y que estos niños tengan familias formadas por dos padres o dos madres.
Estas tendencias son cada vez más parte de la manera de pensar de las sociedades en las que vivimos, no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo entero. Este movimiento liberal y “sin ley moral”, no está basado en la Biblia sino en la opinión personal de la sociedad. Esto es lo que Dios dijo que se daría en el tiempo del fin.
Dios nos advirtió que en los últimos días vendrían personas más interesadas en sí mismas y en los deleites que en Dios. En su epístola al joven ministro Timoteo, el apóstol Pablo le escribió: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5). Note que la Escritura dice que tendrán apariencia de piedad, es decir, se verán como personas piadosas defendiendo causas que suenan bien, pero negarán la eficacia de la piedad. Dios nos dice que nos apartemos de esas personas.
No deben sorprendernos las tendencias galopantes de este mundo que se dirige hacia la maldad, el liberalismo y la inclusión de todos a la religión del mundo sin ley, sin importar lo que crean o practiquen. El movimiento ecuménico de inclusión de todas las personas, sin tomar en cuenta sus valores o estilos de vida, excluye lo más importante: Dios y su ley. No permitamos ser arrastrados por esta nueva forma de pensar. Que no nos muevan del fundamento de la ley que hemos aprendido de Dios. El apóstol Pedro nos recuerda exactamente esto: “Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos” (1 Pedro 4: 3-5).
El desenfreno social hacia el liberalismo y hacia la anomia (ausencia de ley) muestra que estamos en tiempos muy peligrosos. Los verdaderos cristianos seremos cada vez más criticados y marginados por nuestros valores, prácticas religiosas y, sobre todo, por nuestra inquebrantable firmeza de obedecer a Dios y su ley. Busquemos no la opinión de la mayoría, sino de la minoría, de la manada pequeña que está en la verdad.
Fecha de publicación: Julio 14, 2017