La nueva moralidad y una ciudad antigua
Por Tim Groves
En Estados Unidos, nueve estados además del Distrito de Columbia han legalizado el matrimonio homosexual, continuando así la larga tendencia estadounidense de querer redefinir el bien y el mal. ¿Qué dice Dios al respecto?
En las últimas décadas, las opiniones de nuestra sociedad acerca de la homosexualidad han cambiado radicalmente.
Esta nueva moralidad involucra mucho más que sólo una tendencia de la sociedad occidental de aceptar ciertos comportamientos como algo normal, conductas que la Biblia claramente enseña que son equivocadas, y las define como pecado.
Considere sólo algunos ejemplos: el sexo prematrimonial es ampliamente aceptado. En Estados Unidos el 53 por ciento de los bebés nacidos de mujeres menores de 30 años nacen fuera del matrimonio (The New York Times). Estados Unidos no sólo permite la pornografía, sino que la exporta por todo el mundo. La televisión, en sus horarios de máxima audiencia, contiene temas que hace unos años eran impensables.
A medida que más estados en Norteamérica continúan legalizando el matrimonio homosexual, esto me hace recordar el relato bíblico de Sodoma y Gomorra.
Muchos piensan que Dios destruyó esas ciudades debido a su homosexualidad. Pero la Biblia muestra que su destrucción fue el resultado de mucho más que la inmoralidad sexual.
Es imperativo que la sociedad occidental recuerde por qué Dios aniquiló esas ciudades antiguas, ya que en verdad vamos por el mismo camino de destrucción si no cambiamos nuestra manera de vivir.
¿Por qué fue destruida Sodoma?
El profeta Ezequiel enumera seis razones que llevaron a la perdición de Sodoma. Podemos leer acerca de éstas en Ezequiel 16:49-50 en el siguiente orden:
- El orgullo que sentimos por nosotros mismos y nuestros propios logros.
- La glotonería.
- Demasiada ociosidad.
- El maltrato de los pobres y necesitados.
- La arrogancia (el menosprecio por los demás).
- Cometer actos abominables (incluyendo la inmoralidad sexual).
Sólo es necesario mirar a nuestro alrededor para observar estas mismas actitudes en la sociedad que nos rodea en la actualidad.
Miles de personas son sedentarias y tienen sobrepeso. ¿Cuántas horas desperdiciamos frente a las diferentes pantallas de todos nuestros dispositivos?
¿Cuántas maquinaciones se realizan en la actualidad con el propósito de aprovecharse de los pobres y necesitados? ¿Cuántos de los codiciosos se hacen más ricos mientras que los pobres se vuelven más pobres?
La homosexualidad sigue aumentando, la pornografía es epidémica, el abuso infantil destroza a decenas de miles, y el sexo prematrimonial es considerado normal.
Y, por supuesto, el orgullo y la altanería están en todas partes.
Ciertamente, los mismos males que llevaron a la destrucción de Sodoma prevalecen en el mundo actual.
Además, la Biblia dice claramente que Sodoma y Gomorra fueron destruidas para que fueran un ejemplo para todos aquellos que viven de manera impía (2 Pedro 2:6; Judas 7).
Esto debería ser motivo de gran preocupación para usted y para mí.
Recuerde a la esposa de Lot
Jesús dijo que las personas de Sodoma estaban viviendo sus vidas normalmente y como de costumbre cuando repentinamente llegó la destrucción sobre ellas. Él dijo que este tipo de destrucción repentina volvería a ocurrir justo antes de su regreso. Y posteriormente Jesús dijo que recordáramos a la esposa de Lot (Lucas 17:28-32).
Dios sacó a Lot, a su esposa y a sus dos hijas antes de que el fuego y azufre destruyeran a Sodoma. Los ángeles que los acompañaban les dijeron que no miraran atrás. Pero a pesar de esta advertencia, la esposa de Lot miró atrás. ¿Por qué lo hizo?
Sólo podemos especular al respecto. ¿Le gustaba a la esposa de Lot vivir en Sodoma? ¿Quería realmente regresar a la ciudad? ¿Quizás se había acostumbrado al estilo de vida que la rodeaba, y por ende, había empezado a sentirse cómoda con el comportamiento impío que la rodeaba? No lo sabemos con seguridad. Sin embargo, ella desobedeció la instrucción de Dios cuando miró hacia atrás. Como resultado, se convirtió en un pilar de sal (Génesis 19:15-17, 26).
¿Aceptamos y toleramos nosotros lo que está sucediendo en el mundo que nos rodea, o somos como aquellos “que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella?” (Ezequiel 9:4).
Muchos ni siquiera se avergüenzan de su comportamiento inmoral como lo define la Biblia, y a menudo, estas acciones son alababas en la televisión y películas. Por medio del profeta Isaías, Dios compara a su pueblo con esta ciudad antigua: “porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí” (Isaías 3:9).
Sodoma no se arrepintió. Jesús dijo que si Sodoma hubiera sido testigo de las poderosas obras que Él había hecho, no habría sido destruida (Mateo 11:20, 23).
Recuerde a Lot
Cuando Dios le dijo a Abraham que descendería para comprobar si Sodoma era tan impía como había escuchado, Abraham le preguntó a Dios si perdonaría la ciudad si encontrara sólo 10 personas justas en ella (Génesis 18:20-32). Pero no las había.
El único justo en Sodoma era Lot, el sobrino de Abraham, que estaba profundamente afligido por la corrupción de la ciudad. Y aunque Dios finalmente destruyó toda la ciudad, hizo que sus ángeles escoltaran personalmente a Lot a un lugar seguro (2 Pedro 2:7-9).
Indudablemente, necesitamos aprender de los errores pasados de Sodoma, y no repetirlos. Usted y yo podemos escapar del justo castigo de Dios si mostramos arrepentimiento, nos volvemos a Él y vivimos una vida justa.
Fecha de publicación: Marzo 18, 2013