¿Por qué Dios no destruye a Satanás ahora?
El mundo está plagado de horrores malignos. ¿Por qué un Dios todopoderoso no resuelve el problema de inmediato? ¿Hay alguna razón por la que Dios permite que Satanás siga viviendo?

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¿Alguna vez ha mirado el mundo sufrir y se ha preguntado: ¿Dónde está Dios en todo esto?
El mundo está lleno de amenazas: mentirosos, estafadores, extorsionadores, asesinos e innumerables malhechores. A mayor escala, hay guerras, genocidios, tiroteos masivos, asesinatos y desastres naturales que inundan nuestra mente, hasta que los ignoramos o nos derrumbamos bajo su peso aplastante.
La Biblia revela que estos horrores son el resultado directo de la influencia de Satanás en el mundo. En 2 Corintios 4:4, Pablo lo llama "el dios de este siglo". Este ser trabaja activamente para engañar a nuestro mundo y alejar a la gente de Dios. (Sin embargo, también debemos recordar que Satanás no está completamente desenfrenado. La Biblia muestra que Dios le impone límites).
En otros pasajes, Satanás es descrito como “un león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8). Sus caminos de pecado conducen invariablemente a la muerte (Romanos 6:23). Es enemigo de todo lo que Dios representa.
Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué Dios permite que Satanás siga influyendo activamente en la humanidad? ¿Por qué se le permite seguir siendo el dios de este mundo?
Sabemos que la Biblia promete un tiempo futuro en el que Satanás será atado (Apocalipsis 20:1-3). Pero muchos preguntan: ¿por qué esperar?
Con cada nueva atrocidad y pesadilla que aparece en nuestras noticias, surge naturalmente la pregunta: si Dios es todopoderoso, ¿por qué no destruye a Satanás ahora? Y si es completamente bueno, ¿por qué permite que el diablo siga en libertad para engañar al mundo? La Biblia dice: “¿Hasta cuándo, oh Eterno, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia” (Hageo 1:2-4).
Estas preguntas pueden determinar el éxito o el fracaso de alguien, dependiendo de cómo se respondan.
No está mal hacer estas preguntas
Cuando vemos el mal a nuestro alrededor, es natural preguntarnos por qué Dios lo permite.
El profeta Habacuc miró a su alrededor y sólo vio maldad. La nación de Judá, el pueblo elegido de Dios, había caído en la maldad, de tal manera que era tan malo como las naciones paganas que lo rodeaban, o incluso peor. En su angustia, el profeta clamó a Dios:
“¿Hasta cuándo, oh Eterno, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia” (Habacuc 1:2-4).
No debemos tener miedo de hacer preguntas difíciles, si surgen de un sincero deseo de entender, pero debemos estar dispuestos a aceptar las respuestas que Dios da.
Habacuc luchaba por conciliar la idea de un Dios todopoderoso y amoroso con el mundo malvado que lo rodeaba. Su mente humana no podía comprender por qué Dios permitía tanta maldad entre su propio pueblo.
Es importante notar, sin embargo, que el profeta le pidió a Dios estas cosas con la actitud correcta. Habacuc concluyó su lamento con una frase muy elocuente: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja” (Habacuc 2:1).
Habacuc tenía preguntas muy profundas para Dios, pero las formuló con humildad y fe. Comprendió que él no tenía todas las respuestas, pero Dios sí. Sus palabras revelan una disposición a ser corregido, si fuera necesario. En lugar de acusar a Dios de injusticia, Habacuc le pidió que le revelara los puntos de su plan que no estaban claros para el profeta.
Al igual que Habacuc, no debemos tener miedo de hacer preguntas difíciles, si surgen de un sincero deseo de entender, pero debemos estar dispuestos a aceptar las respuestas que Dios da.
¿Por qué Dios permitió que Satanás cayera en pecado, en primer lugar?
Para entender por qué Dios permite que Satanás gobierne en el mundo, primero debemos entender la historia de este ser angelical.
Dios no creó a Satanás como es hoy.
En Ezequiel 28:11-17, leemos sobre el “querubín protector” (identificado como Lucifer en Isaías 14:12), quien con el tiempo se convirtió en Satanás. Antes de su caída, este ángel de alto rango era “el sello de la perfección” (Ezequiel 28:12). Todo esto cambió cuando se halló iniquidad en él (v. 15).
Satanás cayó en pecado por su propio orgullo y ansia de poder. Declaró que sería como Dios y fue expulsado del cielo por su rebelión (Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:16-17).
¿Cómo pudo alguien creado en perfección caer tan bajo? Porque Dios da a todos, incluso a los ángeles, la libertad de elección.
Al igual que nosotros, los ángeles no son autómatas. No están programados para servir sin pensar ni elegir. Dios, en su amor y sabiduría, nos da a todos la opción de servirle o desobedecerlo.
Sin embargo, Dios también deja claro que desobedecerlo tiene consecuencias. Satanás sabía bien lo que hacía y adónde lo llevaría su desobediencia a Dios. Él y los ángeles caídos que se rebelaron juntos con él, fueron expulsados violentamente del cielo, sufriendo las consecuencias de su pecado (Apocalipsis 12:4).
La Biblia dice que el castigo final de Satanás será permanente. Tras el regreso de Cristo, Satanás y sus demonios serán arrojados al abismo durante mil años (Apocalipsis 20:1-3). Tras una breve liberación al final de ese período, serán castigados y reprimidos para siempre, sin influencia alguna sobre el mundo por toda la eternidad (v. 10).
Pero ¿por qué Dios retrasa este castigo final? ¿Por qué no restringe a Satanás y a los demonios ahora? La respuesta a esta pregunta es la misma: todo es cuestión de decisiones.
Para más información sobre el destino de Satanás, consulte nuestro artículo “¿Satanás destruido? ¿Cómo?”.
¿Por qué Dios no destruye a Satanás ahora?
La Biblia describe a Satanás como “el gobernante de este mundo” (Juan 14:30) y un “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Su principal objetivo es frustrar el plan de Dios, engañando a la gente.
¿Por qué Dios permite que esto continúe?
Porque tenemos una elección, así como Lucifer y todos los ángeles tuvieron una elección.
Los primeros humanos, Adán y Eva, tuvieron que elegir en el Jardín del Edén: obedecer a Dios o seguir sus propios deseos. Eligieron mal y, en su pecado, sentaron un precedente para que sus descendientes también sucumbieran a la seducción de Satanás (Génesis 3).
Desde entonces, todo ser humano que ha vivido (con excepción de Jesucristo) ha tomado la misma decisión. Tristemente, todos hemos elegido el pecado (Romanos 3:23).
Aunque Dios ofrece un camino de arrepentimiento para sus hijos, la mayor parte del mundo aún vive en pecado. Ese estilo de vida trae consecuencias naturales, tanto físicas como espirituales (Romanos 6:23; Deuteronomio 28:15-68).
Dios quiere que sus hijos lo elijan voluntariamente a Él. Que elijan la justicia. Pero al mismo tiempo, nos permite tomar una decisión.
La humanidad debe aprender que el camino de Satanás no funciona. Dios podría haber destruido a Satanás inmediatamente cuando se rebeló, pero entonces no comprenderíamos la lección de su caída.
Como un Padre sabio, Dios sabe que despejar todo obstáculo del camino de sus hijos, no es la mejor manera de enseñar lecciones duraderas. Cada uno de nosotros debe experimentar y reconocer por sí mismo las consecuencias naturales del camino de Satanás. Aunque el pecado pueda parecer atractivo al momento, su fin último es la muerte.
Dios quiere que sus hijos lo elijan voluntariamente a Él. Que elijan la justicia. Pero al mismo tiempo, nos permite tomar una decisión.
Para los cristianos convertidos, esto significa vivir en un mundo que ha elegido el camino de Satanás. Al resistir la tentación y negarnos a seguir a la multitud, demostramos nuestro compromiso con el camino de vida de Dios y, en el proceso, la adversidad que nos rodea nos fortalece.
Mientras tanto, el mundo continuará en sus caminos pecaminosos y sufrirá las consecuencias naturales de sus decisiones. Las Escrituras advierten que las condiciones del mundo empeorarán, como Jesús describió en Mateo 24:3-13. Habrían guerras, enfermedades, desastres, persecución y toda forma de maldad, como consecuencia del estilo de vida de Satanás. Finalmente, la situación se tornará tan grave que, si Dios no interviniera, la humanidad se destruiría a sí misma (Mateo 24:22).
Pero Dios intervendrá, poniendo fin a la crisis mundial y arrojando a Satanás y sus demonios a un abismo profundo (Apocalipsis 20:1-3). Para entonces, será innegable que el camino de Satanás siempre resulta en muerte y destrucción. Por fin, el mundo estará listo para someterse a la autoridad de Dios y elegir lo correcto.
Ésta es una lección difícil, pero que todos debemos aprender.
Dios ve el dolor de nuestro mundo y sabe que Satanás está desatando cada vez más mal sobre toda la humanidad. También sabe la mejor manera de librarnos de él; pero, como la mayoría de las lecciones valiosas, requiere que superemos dificultades, antes de que las cosas finalmente mejoren.
Tomar la decisión correcta ahora
Esto nos lleva de nuevo al profeta Habacuc. Si alguna vez usted se ha sentido como el antiguo profeta, al contemplar un mundo lleno de maldad y preguntarse por qué Dios lo permite, recuerda sus palabras: “El justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4).
Está bien preguntarse por qué Dios permite ciertas cosas, siempre y cuando lo hagamos con fe, sabiendo que todo lo que Él hace es para nuestro beneficio.
Pero no estamos completamente a oscuras. El plan de Dios nos proporciona el resumen de por qué Él hace lo que hace. En esta vida, nunca comprenderemos todos los detalles, pero comprendemos lo suficiente como para saber que, en última instancia, es lo mejor para nosotros.
Entendemos que los peligros que enfrenta la humanidad en este mundo de Satanás, se deben a nuestras malas decisiones. Hemos optado por un camino de pecado, egoísmo y beneficio propio. Dios permite que los efectos naturales de nuestros pecados se manifiesten, para que el mundo finalmente comprenda que el camino de Satanás no funciona.
Usted tiene libertad de elección. Elija resistir al camino del pecado de Satanás y, en cambio, abrace el camino de justicia de Dios. Vele y ore por el regreso de Cristo y de su Reino, y no pierda la esperanza mientras viva en este mundo dominado por el mal.
Dios está elaborando un plan que traerá a la mayor cantidad posible de personas a su familia. Aunque el mundo sufre ahora bajo el yugo de Satanás, llegará el momento en que ya no tendrá libertad para engañar a la humanidad.
Al igual que Habacuc, debemos aferrarnos a nuestra fe constantemente.
Fecha de publicación: Octubre 1, 2025