Problemas en el matrimonio, parte 2: “La luna de miel terminó”
En los primeros años de matrimonio pueden surgir desafíos que nunca vimos venir. ¿Qué hacemos cuando por fin nos damos cuenta de que “la luna de miel” terminó?

“¿Qué tal es la vida de casados?”
Recordamos que ésa era una pregunta que nos hacían con frecuencia cuando éramos recién casados. Y también se lo hemos dicho varias veces a otros recién casados. La respuesta suele ser la misma: ¡genial! Estar recién casados es emocionante y divertido, con muchas primeras experiencias por vivir juntos como compañeros en el matrimonio.
Sin embargo, gran parte de la emoción de esa “luna de miel” y de la etapa de recién casados es la novedad. Pero, ¿qué pasa después?
Un pastor mencionó que, al aconsejar a las parejas, a menudo ve que surgen ciertas tendencias en esta etapa. Estos problemas incluyen las quejas y los reproches mutuos, y la tentación de buscar fuera del matrimonio apoyo o satisfacción de las necesidades (por ejemplo, la proverbial “comezón de los siete años”).
¿Cuáles son algunas formas de reconocer y abordar los problemas que a veces surgen cuando nos damos cuenta de que la fase de “luna de miel” ha terminado?
1. Ahora ya lo saben, y saberlo es la mitad de la batalla.
Algunos de los temas más habituales de las discusiones giran en torno a la personalidad, los amigos, la intimidad, el compromiso, los familiares, los hábitos, el dinero, el trabajo, el ocio, la comunicación, las tareas domésticas y los hijos. Nosotros hemos experimentado algunos de estos problemas en nuestro matrimonio, al igual que las personas a las que entrevistamos para esta serie.
Por lo tanto, si se sienten frustrados y se preguntan si ustedes son la única pareja casada que tiene problemas y discusiones acerca de uno (o más) de estos temas, puede estar seguro de que no es así. Muchos matrimonios se han enfrentado, se enfrentan o se enfrentarán exactamente a los mismos problemas. También necesitamos recordar que nuestro enemigo, Satanás el diablo, odia el matrimonio y tratará de debilitar el suyo a como dé lugar.
Puede tomar años para que una pareja aprenda a comunicarse efectivamente el uno con el otro.
Es una batalla que no pueden permitirle ganar.
De todos los problemas mencionados en el artículo anterior, la comunicación fue el que más se mencionó en nuestra encuesta de pastores y parejas casadas. En pocas palabras, tenemos que aprender a comunicar abierta y adecuadamente nuestros sentimientos, deseos y necesidades a nuestro cónyuge. A veces, éste puede ser el desafío más difícil al que se enfrenta una pareja casada. Cuanto antes aprendamos a comunicarnos, mejor.
Pasos a seguir: Una vez que conozca los problemas a los que se enfrenta en el matrimonio, especialmente los problemas de comunicación, empiece a abordarlos.
“¿Por qué [rellene el espacio en blanco] hace que nos enfademos tanto el uno con el otro?”. Si observa patrones negativos, hable acerca de ellos. “¿Qué cambios podemos hacer para mejorar la calidad de nuestra comunicación?”. Una comunicación adecuada es una de las principales formas de mostrar amor hacia los demás (1 Corintios 13) y puede ser vital para analizar por qué se está generando un conflicto y qué podemos hacer al respecto.
Con frecuencia tratamos de establecer reglas básicas para las conversaciones y nos toleramos y somos pacientes, debido a nuestras experiencias pasadas de intentos fallidos de comunicarnos eficazmente. Reaccionar con ira y ofendernos, pueden convertirse fácilmente en conversaciones mundanas que no resuelven nada.
2. “Dos hogares, ambos iguales en dignidad, en la bella Verona, donde ponemos nuestra escena”.
[Nota: Un conocimiento básico de la obra Romeo y Julieta de Shakespeare será útil para este punto].
La unión de dos personas de familias, experiencias y culturas diferentes no suele provocar una lucha literal en las calles, como ocurre con los Montesco y los Capuleto. Pero a veces puede parecer así. Las familias mezcladas, los matrimonios mixtos o simplemente dos personas muy diferentes procedentes de lugares distintos pueden ser muy difíciles de compaginar en un mismo hogar.
Algunos de los participantes en nuestra encuesta matrimonial lo mencionaron cuando se les preguntó a qué desafíos matrimoniales importantes se enfrentaron durante los primeros años de matrimonio:
- “Descubrir cómo trabajar juntos cuando ambos proceden de familias muy diferentes (y muy disfuncionales). Superar las maneras hirientes de pensar/hablar/comportarse que todos tenemos por naturaleza, pero aún más cuando sus familias de origen eran/son disfuncionales”.
- “Sobre todo cultural, debido a que venimos de entornos culturales diferentes y también el habernos mudado de un estado a otro”.
- “El mayor desafío ha sido no manejar todo a mi manera y [en su lugar] tomar decisiones conjuntas, especialmente financieras”.
- “Diferencias culturales. Somos de distintas zonas del país y tenemos orígenes totalmente diferentes”.
- “Mezclar su forma de hacer las cosas y la mía. Hasta las cremas de dientes tenían que ser diferentes”.
- “Integrar a un nuevo esposo en una familia establecida por una madre soltera con dos hijos mayores”.
- “Pasar mucho tiempo con sus padres”.
Pasos a seguir: Usted no sólo se casa con la familia de su cónyuge; se casa con todas las experiencias y la cultura familiar que vienen con ellos. Prepárese para estar inmerso en todo un mundo de diferencias en muchos aspectos, pero esperemos que no en los valores fundamentales y las prioridades espirituales (Mateo 6:33). Establecer límites razonables, discutir lo que funciona y lo que no funciona tanto para el uno como para el otro, y ser lo más tolerantes posible, son cruciales para soportarse y perdonarse mutuamente (Colosenses 3:13).
3. “Al que madruga Dios le ayuda”.
¿Adivine qué ocurre con un problema que surge al principio del matrimonio, pero que nunca se aborda? Pues que desaparece por arte de magia.
Pero no es así.
Hay varias cosas que desearíamos haber abordado antes en nuestro matrimonio y con las que estamos lidiando ahora en medio de la crianza de dos niños pequeños que no duermen muy bien.
Varios pastores señalaron este punto en la encuesta. Uno de ellos afirmó que en el matrimonio “los mayores ajustes tienden a producirse pronto... cuanto más tiempo se permite que dificultades o problemas específicos se arraiguen con mayor profundidad, más difícil resulta identificarlos, afrontarlos, admitirlos y trabajar para cambiarlos”.
Otro pastor comentó: “Es más probable que las parejas más jóvenes se enfrenten a problemas como la adicción a los videojuegos o los líos de las redes sociales que ellos mismos crearon o de los que decidieron formar parte. Parecen preocuparse más por lo que piensan y dicen los demás que los que llevan más tiempo casados”.
Otro mencionó: “Mi opinión: Si se queda atascado, ya sea al principio o al final del matrimonio, acuda al ministro [o a un terapeuta profesional] para que le ayude. Busque ayuda enseguida, antes de que empiece a crecer el resentimiento”.
Pasos a seguir: Utilice los primeros años de su matrimonio para abordar los problemas. Esos mismos problemas serán mucho más difíciles de abordar más adelante en el matrimonio. Al igual que los niños pequeños tienen más neuro plasticidad, lo que les ayuda a recuperarse de las lesiones; los matrimonios jóvenes suelen tener más margen para maniobrar y más libertad para resolver los problemas realmente difíciles que surgen. Aproveche la fase de luna de miel para trabajar fuertemente en lo que debe cambiar en el matrimonio, antes de que pueda crecer el resentimiento (que, en el peor de los casos, puede convertirse en desprecio mutuo).
Esten atentos a los problemas y trabajen juntos para evitar los males que puedan prever a medida que pasen los años (Proverbios 22:3).
Conclusión
Para abordar los problemas al principio del matrimonio, los encuestados mencionaron que tomarse tiempo para estar juntos, hablar las cosas, buscar consejo, comprometerse, establecer roles y reglas, ejercitar la paciencia y mantenerse personalmente cerca de Dios a través de la oración y el estudio de la Biblia han ayudado enormemente. Atacar los problemas al principio del matrimonio —antes de que surja una actitud defensiva, la pereza o la apatía— puede facilitar mucho el cambio necesario.
En el próximo artículo, analizaremos cómo el tener hijos trae un nuevo mundo de alegría (y caos) al matrimonio.
Haga clic aquí para leer la primera parte de esta serie.
Fecha de publicación: Marzo 12, 2025