Problemas matrimoniales, parte 3: Cuando llegan los niños
Incorporar hijos al matrimonio puede cambiar la dinámica del mismo. Un cambio tan positivo también conlleva enormes desafíos.

No hay nada como la alegría de tener hijos.
Cuando tienes un hijo, surge un amor indescriptible por esta personita. Las primeras sonrisas, arrullos, risas y pasos, emocionan como ninguna otra cosa a un padre primerizo. Y a medida que los niños crecen, es divertidísimo ver cómo funcionan sus mentes, cuáles son sus intereses, cómo se desarrollan sus personalidades y cómo interactúan con las personas.
Tener un hijo permite a los padres revivir la infancia. ¿Te apetece una fiesta con baile? ¡Claro que sí! Acuarelas, plastilina, muñecas, camiones Tonka, bloques de construcción fuertes y el escondite, se convierten en actividades cotidianas. Si un hermano se une a la familia, se añade otro personaje divertido.
Ser padres es una experiencia única y beneficiosa, y nos conmueve profundamente la situación de las parejas casadas que desean tener hijos pero no han podido o han sufrido pérdidas. Comprendemos que algunos de los desafíos que se abordan en esta publicación pueden ser lo que algunas parejas anhelan experimentar. El don de la paternidad no debe darse por sentado.
Sin embargo, mirando hacia atrás, nos damos cuenta de que ignorábamos por completo que las maravillosas bendiciones de tener hijos, estarían acompañadas de algunos de los momentos más desafiantes y estresantes en nuestro matrimonio de 14 años.
Tenemos la sensación de que no somos los únicos.
1. Dígale adiós al sueño. Dígale hola al estrés del que no se atreven a hablarte en los libros.
La comunicación positiva y la interacción respetuosa pueden volverse difíciles cuando se duerme poco o mal. Y las conversaciones que se dan suelen ser estresantes sobre estrategias de crianza, con ideas divergentes de ambas partes, según su propia crianza. Esto puede agravarse cuando un niño tiene una discapacidad o un problema de salud, lo que hace que la realidad sea completamente diferente a las expectativas sobre cómo sería tener un hijo.
Lamentablemente, muchos matrimonios se desintegran durante la etapa de la paternidad porque el esposo y la esposa no priorizan ni fortalecen su relación.
Las parejas casadas que encuestamos dieron los siguientes ejemplos de problemas matrimoniales importantes que experimentaron cuando se convirtieron en padres:
- “Opiniones sobre métodos de crianza (por ejemplo, usar un chupete o mecer al bebé para que se duerma)”.
- “Tener menos tiempo juntos como pareja”.
- “Sentir que tu cónyuge simplemente no comprende la carga que llevas encima y no está dispuesto a entregarse tanto como necesitas para ayudarte y apoyarte”.
- “Estilos de disciplina”.
Pasos de acción: Algunas de las soluciones que nuestros encuestados encontraron útiles, incluyeron hablar de un plan de acción y expectativas, con anticipación. Hacer un cronograma familiar y trabajar juntos para compartir la carga siempre que sea posible.
A menudo nos preguntamos, en broma, qué hacíamos con todo nuestro tiempo antes de tener hijos. Ahora parece que casi todas nuestras horas de vigilia (y cada hora de "despertar en medio de la noche") están ocupadas por estas preciosas vidas en nuestro hogar. Esto puede dificultar el priorizar la relación entre esposos como la más importante. Los métodos para priorizar la relación de pareja, probablemente serán diferentes a los de antes de tener hijos, pero los esposos deben encontrar la manera de hablar y estar juntos, ¡por su propio bien y por el de sus hijos!
Aquí hay algunas formas en que las parejas pueden hacer esto:
- Saludar al cónyuge con abrazos y besos, en lugar de con un gesto de reconocimiento.
- Tener una cena en casa mientras los niños duermen.
- Reservar algo de tiempo antes de ir a la cama para charlar sobre cómo fue el día.
- Enviar notas especiales, textos o correos electrónicos durante el día.
Estas son sólo algunas formas en las que los nuevos padres pueden centrarse en fortalecer su relación en medio de la paternidad.
Lamentablemente, muchos matrimonios se desintegran durante la etapa de la paternidad porque el esposo y la esposa no priorizan ni fortalecen su relación. Una de las razones por las que Dios odia el divorcio es la violencia (física, verbal o mental) que a menudo lo acompaña (Malaquías 2:16). Muchas experiencias adversas en la infancia son el resultado de problemas matrimoniales entre los padres.
2. “Déjame decirte cuántos hijos deberías tener” (la sociedad o los abuelos).
Las expectativas sociales y familiares a veces prevalecen sobre el sentido común y la lógica. Un encuestado afirmó: “Los hijos, por sí solos no fortalecen un matrimonio. A menos que haya una buena base antes de tener hijos, es muy fácil que estos derrumben una relación poco sólida”.
Tener un hijo es una de las decisiones más importantes que tomará una pareja y, esa decisión no debe tomarse a la ligera ni dejarse al azar.
Los hijos son una bendición de Dios (Salmo 127:3-5). Él instruyó a la humanidad a ser fructífera y multiplicarse (Génesis 1:28; 9:1). Sin embargo, los esposos y las esposas deben ser sabios y considerados al planificar cuántos hijos quieren tener. Muchos pecados en la sociedad actual (desde el aborto hasta el abuso y la negligencia) provienen de tener hijos de forma irresponsable. Tener un hijo es una de las decisiones más importantes que tomará una pareja y, esa decisión no debe tomarse a la ligera ni dejarse al azar.
Otro encuestado compartió esta idea: “Los desacuerdos sobre la crianza de los hijos, la falta de sueño y el aumento del estrés agravan los problemas [ya existentes]”. Si existen problemas matrimoniales graves, es recomendable abordarlos antes de tener hijos (o un nuevo hijo).
Pasos a seguir: Al tener hijos, hagamos lo que sea mejor para nuestra familia, no lo que otros digan qué es lo mejor. Muchas personas bien intencionadas podrían presionarnos para que tengamos hijos antes de que estemos preparados. No tomemos una decisión tan trascendental basándonos en la presión de otros. Los niños deben ser una bendición y debemos amarlos con todo el corazón, y merecen crecer en el mejor ambiente familiar posible.
3. ¿Intercambiarías la intimidad y las cenas románticas en pareja por los lloriqueos sin parar?
Las largas conversaciones y el continuo conocerse mutuamente (que teníamos en nuestras citas de noviazgo) pueden llegar a reemplazarse por largas conversaciones sobre qué tipo de padres somos y todas las cosas que “podrían” sucederles a nuestros hijos.
Alguien dijo: “Si lo permitimos, el hermoso regalo de la intimidad que Dios diseñó para que compartieran las parejas casadas (Cantar de los Cantares 8:3-4, 6-7), puede transformarse en algo apresurado y torpe, debido a todas las dinámicas que implica tener hijos (gritos, cambio de pañales, llantos, vómitos, etcétera). Estas situaciones con los hijos, pueden interrumpir muchos momentos tiernos de la pareja. Salir a cenar o al cine puede convertirse en una experiencia complicada, debido a que hay que preparar muchas cosas más antes de salir, sin haber dormido bien y ni siquiera haber tomado una ducha”.
Por supuesto, es inevitable que la vida cambie una vez que llegan los hijos. Pero creemos que vale la pena el sacrificio. Pero no ignoramos el estrés y los problemas que pueden derivar de este sacrificio. El dicho: "los días son largos, pero los años son cortos" es muy cierto en este caso. En medio de la crianza de los hijos, otra broma recurrente que nos decimos es: "Qué bueno que sean tan lindos".
Pasos a seguir: Cada etapa de la vida de nuestros hijos traerá consigo tensiones y sacrificios en nuestros matrimonios. Pero es nuestra responsabilidad hacer lo correcto y trabajar juntos para que los desafíos de la paternidad fortalezcan el matrimonio y la unidad familiar. Nos encanta ser padres, pero debemos entender el sacrificio que nuestro matrimonio requiere para ser buenos padres.
Es importante tener siempre presente que las dificultades y los desafíos específicos para el matrimonio, pasarán a medida que nuestros hijos crezcan y entren en nuevas etapas de la vida. Pero debemos recordar que cada etapa futura traerá sus propios desafíos.
Nuestro matrimonio puede tener un impacto positivo en la vida de sus hijos. Verse crecer como padres y demostrar siempre el amor a los hijos, fortalecerá el vínculo matrimonial. A medida que crece el amor por sus hijos, el amor mutuo de pareja crecerá de forma natural también.
Consideren esto juntos: “El problema que enfrentamos con este niño no durará para siempre, pero la forma en que lo discutimos sí podría durar para siempre. Sólo podemos cambiar una de estas cosas ahora”.
Una pregunta: "¿De verdad estamos molestos a veces por tener hijos? ¿Estamos molestos porque nos muestran las debilidades que aún debemos abordar y superar en nuestro matrimonio?".
El resultado final
Ser padres añade una dimensión especial al matrimonio. Pero afrontar esta etapa de la vida matrimonial con los ojos bien abiertos ante los desafíos, las limitaciones y los sacrificios, es crucial para que el matrimonio salga fortalecido. Como veremos en la próxima publicación, nuestros hijos no son responsables del estrés y los desafíos no resueltos en el matrimonio. Sin embargo, pueden hacerlos aún más abrumadores.
Le invitamos a leer la Parte 1 y la Parte 2 de esta serie.
Fecha de publicación: Marzo 27, 2025