¿Qué nos enseña Proverbios 13:24 acerca de la educación de los hijos?
¿Qué dice la Biblia acerca de la disciplina infantil? Los proverbios enseñan algo diferente de lo que muchos suponen. Enseñan la disciplina amorosa.

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¿Qué dice Proverbios 13:24?
“Él que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia” (La Biblia de las Américas, LBLA).
El libro de Proverbios enseña sabiduría práctica para todas las personas, en cada etapa de la vida, incluida la niñez. La infancia debería ser una etapa maravillosa de la vida, durante el crecimiento y desarrollo de los hijos. El libro de Proverbios tiene mucho que decir sobre la crianza de los hijos.
Pero no todos los proverbios son fáciles de entender y, algunos incluso, pueden parecer inaplicables para los padres de hoy. Un ejemplo podría ser Proverbios 13:24: “Él que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia” (LBLA).
Observe las fuertes palabras utilizadas en este versículo: “vara”, “odia”, “ama” y “disciplina”.
¿Qué exactamente nos enseña este versículo?
¿Qué significa “vara”?
Examinemos la palabra vara en este versículo.
La palabra vara tiene múltiples significados en hebreo. Puede referirse a una vara, bastón o palo usado para caminar o para protegerse de animales salvajes u otras amenazas. Pero en la antigüedad, una vara o bastón también se usaba para identificar al patriarca de una familia o al líder de una tribu.
En otras palabras, representaba la autoridad y el liderazgo dentro de una familia o tribu. Significaba quién tenía la autoridad, la responsabilidad y el rol de guiar, enseñar y disciplinar dentro de una familia. No significa necesariamente que tengamos que usar el equivalente moderno de una vara, como castigo.
“La disciplina puede incluir diversas formas de castigo para corregir la desobediencia (Proverbios 29:15). Los padres deben determinar qué formas de disciplina son más efectivas con cada hijo. Las nalgadas, por ejemplo, son una forma de disciplina controvertida, pero pueden ser una herramienta útil para enseñar obediencia y respeto, si se usan correctamente”.
El significado de “escatima”
La palabra escatima en este versículo significa “retener, detener, perdonar; para ser perdonado, ser aliviado” (Mounce’s Complete Expository Dictionary [Diccionario expositivo completo de Mounce]).
"Escatimar" la vara, significa esencialmente que los padres o tutores no cumplen con su responsabilidad parental de corregir, guiar y educar a sus hijos.
Así que, "escatimar" la vara, significa esencialmente que los padres o tutores no cumplen con su responsabilidad parental de corregir, guiar y educar a sus hijos. Describe una falta de disciplina en la vida de los niños por parte de las figuras de autoridad que son los responsables de su cuidado.
Este breve proverbio nos dice que descuidar nuestra responsabilidad paternal, dada por Dios, de corregir y enseñar a nuestros hijos, es una forma de “odiar” (o falta de amor hacia) nuestros hijos.
¡Esta es una declaración muy fuerte!
Los padres que descuidan la disciplina de sus hijos no les demuestran amor, aunque crean que lo hacen. Analicemos con más detalle por qué descuidar la disciplina es un problema serio.
Dios disciplina a sus hijos
Para entender esto, primero debemos examinar el estilo de crianza de Dios. Él es, después de todo, nuestro Padre y es el Padre supremo (¡con P mayúscula!). ¿Cómo disciplina nuestro Padre a sus hijos? Observe en Hebreos 12:5-11:
“Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.
Dios nos corrige, nos enseña y nos disciplina porque nos ama. Porque quiere que aprendamos de nuestros errores y no los repitamos.
Los padres deben guiar y enseñar a sus hijos cómo vivir y cómo reconocer el bien del mal.
Observe que el escritor del libro de Hebreos reconoce que los padres físicos disciplinan a sus hijos, pero no necesariamente de forma perfecta. Dios, en cambio, nos disciplina con amor perfecto. Él les da a los padres el ejemplo perfecto del cual aprender.
La disciplina piadosa debe tener como objetivo producir los mismos resultados que Dios busca: el fruto apacible de la justicia. Debe producir en nosotros la capacidad de tomar buenas decisiones en la vida, basadas en lo que es correcto.
Éste debería ser nuestro objetivo al disciplinar a nuestros hijos. Queremos guiarlos y enseñarles a vivir, a distinguir el bien del mal, a discernir qué les ayudará en la vida y qué les producirá sufrimiento.
Este principio se refuerza en Proverbios 3:12: “Porque el Eterno al que ama, castiga, como el padre al hijo a quien quiere”.
Volviendo a Proverbios 13:24, vemos que el énfasis está en el amor: “Mas el que lo ama desde temprano lo corrige”.
¿Se aplica este versículo a los padres de hoy? ¿Aman ustedes, como padres, a sus hijos? Ojalá todos los que tenemos hijos los amemos de verdad y deseemos demostrarles ese amor de forma apropiada.
Una manera de enseñarles a nuestros hijos el amor de Dios es disciplinarlos con prontitud y amor, cuando hacen algo mal. “Disciplinar” aquí significa instruir, entrenar, guiar y ayudar a alguien a ganar fuerza y autocontrol.
Ser padres no es fácil. Es una enorme responsabilidad. Es un desafío constante a nuestra paciencia. ¡Toma tiempo! Y requiere disciplinar con amor divino.
No provoque a sus hijos
El apóstol Pablo ofrece una guía más útil sobre la disciplina: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).
Pablo dice que debe haber un equilibrio en la disciplina, además, fomenta el entrenamiento y la instrucción que conducen a la fortaleza y al autocontrol, que ayudarán a nuestros hijos a crecer y a tomar las decisiones correctas en la vida. También nos aconseja no provocar a nuestros hijos.
Con demasiada frecuencia los padres van de un extremo a otro.
Descuidar nuestra responsabilidad paternal, dada por Dios, de corregir y enseñar a nuestros hijos, es una forma de “odiar” (o falta de amor hacia) nuestros hijos.
A veces puede haber poca orientación y disciplina y, otras veces, los padres pueden ser demasiado estrictos y duros, disciplinando con enojo y frustración.
Es muy peligroso que los padres corrijan a sus hijos sólo para sentirse mejor. Si nuestros hijos no entienden claramente que los disciplinamos porque los amamos, ésto puede provocarles ira e incluso amargura. Esto puede acarrear serios problemas más adelante.
Cuanto más tiempo y esfuerzo dediquemos a trabajar con nuestros hijos desde pequeños y cuanto antes ellos vean que los amamos y que realmente nos preocupamos, más fácil será la crianza, conforme vayan creciendo.
¡Pero eso no significa que nunca habrá resistencia ni actitudes negativas!
Recuerde lo que leemos en Hebreos 12:11: “ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza”.
¿Con qué frecuencia los niños dicen "gracias" por la corrección? ¿Con qué frecuencia nos dicen que estamos haciendo un excelente trabajo al disciplinarlos? Probablemente nunca lo oigamos. Al menos no cuando aún son niños. Pero si los amamos y queremos lo mejor para ellos, debemos ser diligentes en nuestra responsabilidad como padres.
Es necesario trabajar y esforzarse por educarlos desde temprana edad.
Enseñe a sus hijos la Palabra de Dios
Observe lo que el apóstol Pablo le dijo a Timoteo en 2 Timoteo 3:14-15: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.
A Timoteo le habían enseñado las Sagradas Escrituras desde niño. ¿Quiénes le enseñaron? Su abuela Loida y su madre Eunice (2 Timoteo 1:5).
La madre y la abuela de Timoteo lo amaban. Al parecer, ellas se tomaron el tiempo y el esfuerzo de enseñarlo y disciplinarlo desde pequeño. Recuerden que enseñar y guiar es fundamental para la disciplina.
¡Esto es Proverbios 13:24 en acción!
Padres, nunca descuidemos nuestra responsabilidad, dada por Dios, de enseñar y disciplinar a nuestros hijos.
Para aprender más acerca de este importante tema, lea nuestro artículo titulado “Consejos para la buena crianza”.
Fecha de publicación: Septiembre 11, 2025