Reposando nuestra mente
No es tan complicado dejar de ir al trabajo durante 24 horas de cada semana en el sábado. Tampoco es tan complicado dejar de hacer varias cosas físicas que implican el guardar el día de reposo. Aquietar y hacer reposar la mente en el día santo es la parte más difícil.

"Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá" (Mt.14:15-18).
Éste es el comienzo de uno de los milagros más conocidos por parte de Jesús. En aquella ocasión alimentó a muchísima gente que había venido a Él en busca de sanidad, comida y enseñanza. Aquel fue un día ajetreado y cargado de emociones que había comenzado con el regreso de sus discípulos que, con emoción, venían de un viaje al que el Maestro los había enviado.
Jesús y sus discípulos trabajaban mucho
La vida de Jesús y de sus discípulos estaba siempre llena de trabajo. Ellos eran seguidos por las multitudes a donde quiera que iban y siempre había muchos enfermos clamando por sanidad.
En cierta medida es algo similar a lo que ocurre con nuestras vidas. Desde que nos levantamos hasta la noche, estamos siempre trabajando y corriendo de un lado a otro. Terminamos los días y las semanas cansados y a menudo nos encontramos de golpe con el sábado, sin tomar a veces conciencia del gran cambio mental, físico y espiritual que deberíamos tener en el día de reposo. ¿Cuántas veces terminamos la semana tan cansados que empezamos el sábado aún con la mente llena de "nuestros pensamientos y preocupaciones"?
Desde que nos levantamos hasta la noche, estamos siempre trabajando y corriendo de un lado a otro. Terminamos los días y las semanas cansados y a menudo nos encontramos de golpe con el sábado, sin tomar a veces conciencia del gran cambio mental.
El día de reposo es un asunto delicado para Dios. A menudo nos enfocamos en la hora de la puesta del sol del viernes, en la música que escuchamos, en abandonar el lugar de trabajo a una hora apropiada, en llegar a casa lo más temprano posible antes del día de reposo, en preparar lo que comeremos al otro día o incluso en que la ropa que vestiremos en los servicios esté lista con anticipación.
Todo esto es importante para guardar el día de reposo como es debido pero, ¿qué hay de nuestra mente?
El maravilloso consejo de Isaías
Isaías 58:13 nos explica en profundidad el sentido espiritual del sábado: "Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras".
Aquí se mencionan tres palabras que profundizan en la que debe ser nuestra mente en el día santo. Estas palabras son: "Caminos" que en hebreo es dérek y que significa que no podemos hacer lo que acostumbramos hacer en la semana, aunque esto sea salir con nuestros amigos del trabajo a divertirnos. "Voluntad" que en hebreo es kjefets y que significa que no podemos hacer aquello que ocupa físicamente nuestra mente en la semana y que probablemente nos alegran, como ir al cine, presenciar eventos deportivos, etcétera. Y por último "palabras" que en hebreo es dabar y que significa que las cosas de las cuales hablamos cotidianamente, nuestros negocios, planes y otros asuntos que nos afanan en la semana deben quedar fuera de nuestros pensamientos en el día sábado.
Como vemos, este versículo apunta directamente a nuestra mente a la hora de guardar el sábado. En el día santo debemos hacer un esfuerzo fuerte para estar enfocados en hacer reposar la mente. Para ello lo primero que debemos hacer es reconocer que ésta es una tarea difícil. Un sabio maestro hindú decía al respecto: "La mente es como un mono que salta continuamente de árbol en árbol, de pensamiento en pensamiento, de idea en idea, incesantemente activa por su propia naturaleza y nuestro desafío está en lograr controlar sus saltos y mantener al mono quieto, en reposo".
En nuestro caminar hacia el carácter santo, justo y perfecto de Dios, es necesario que aprendamos a controlar nuestra mente, aquietarla, que pueda penetrar en ella la paz de Dios, y que por fin descanse.
"No basta con dejar de trabajar o dejar de cocinar. En nuestro caminar hacia el carácter santo, justo y perfecto de Dios, es necesario que aprendamos a controlar nuestra mente, aquietarla, que pueda penetrar en ella la paz de Dios, y que por fin descanse. Sólo de ésta manera podremos entender escrituras como salmo 23:1-2: "El Eterno es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará".
¿Cómo podría pastorearme Dios junto a aguas de reposo si mi mente es un torbellino que no tiene reposo aún durante el sábado?
Un gran desafío: hacer que la mente descanse
Cuando la Biblia habla del corazón, no se refiere a éste órgano del cuerpo humano, sino a nuestra mente, y en Jeremías 17:9 nos habla de ella: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?".
Ésta escritura nos dice que nuestra mente nos puede engañar. Entonces, hagamos la pregunta sincera: ¿nos puede engañar nuestra mente en cuanto a nuestra manera de descansar en el día de reposo? ¿Estamos descansando el sábado sin tal vez llegar a reposar? ¿Estaremos acaso como Israel en el desierto: saliendo de nuestros trabajos y afanes, pero sin que ellos salgan de dentro de nosotros?
Jesucristo conocía muy bien la necesidad de estar en paz. El día de la multiplicación de los cinco panes y los dos pescados había comenzado precisamente con una declaración al respecto en Marcos 6:31: "El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer".
Es un peligro no tener cabal conciencia del profundo significado del día de reposo, más allá de las obligaciones físicas que conlleva guardarlo. Dios nos ha dejado en su Palabra este versículo en Isaías, precisamente para guiarnos en esta profundización de nuestro descanso. ¿Seguiremos en nuestras propias actividades en la mente, haciendo lo que nos agrada a nosotros y hablando y pensando las mismas cosas que el resto de la semana? Es todo un desafío lograr llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo, pero es un excelente proyecto para trabajar en él.
¡Qué maravillosa invitación a descansar, en compañía de nuestro Dios, recibimos nosotros semana tras semana, en el santo día de reposo!
Usted y yo tenemos la maravillosa oportunidad de dejar de lado la rutina y de dejar ir fuera de nuestra mente, un día a la semana, a ese “mono saltarín” para que ésta se aquiete. Sólo así podremos hacer y pensar lo que dice nuestro Dios para su santo sábado. Jesucristo expresó su deseo en una escritura sencilla, en Mateo 11:28, cuando dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar".
Fecha de publicación: Enero 1, 2021