Terremoto en Ecuador
El pasado sábado un fuerte terremoto al noreste de Ecuador dejó por lo menos 480 muertos, además de miles de heridos y desplazados. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) el sismo tuvo una magnitud de 7,8 y se registró a las 18:58, hora local, del sábado 16 de abril de 2016.
Para apoyar las labores de rescate acudieron cientos de trabajadores de varios países, entre ellos Colombia, México, El Salvador y España. Como siempre, al pasar el tiempo las cosas se fueron agravando, ya que por la falta de agua potable y lugares de refugio miles de personas quedaron expuestas a las inclemencias del tiempo y a las enfermedades que se suscitaron.
El presidente Rafael Correa, quien a causa de la tragedia tuvo que interrumpir un viaje por Europa, regresó a su país y comentó que ésta fue “la mayor tragedia en los últimos 67 años”, después del terremoto de Ambato del 5 de agosto de 1949. También lamentó que aunque el país puede hacerle frente inmediata a la crisis, las pérdidas son de más de 600 millones de dólares y les tomará varios años para restablecer la infraestructura dañada.
Desde que ocurrió el terremoto se han registrado más de 200 réplicas, algunas por encima de seis grados de magnitud en la escala de Richter. Se declaró un estado de emergencia en todo el país con el propósito de guardar el orden y brindar ayuda a las comunidades más afectadas. La principal prioridad fue contar con suficiente equipo de rescate para salvar a las personas aún atrapadas entre los escombros, antes de que sucumbieran por la falta de alimento y abrigo.
El alcalde Gabriel Alcívar, de la zona Pedernales, una de las más afectadas, dijo: "No es el colapso de una casa, sino el colapso de un pueblo entero". Fue tan violento el sacudimiento del terremoto que se sintió con fuerza hasta alrededor de 170 kilómetros de su origen, tan lejos como Quito, donde algunos residentes salieron de sus casas para reunirse en las calles por temor a las réplicas. El sismo se sintió también en áreas fronterizas de Perú y Colombia, según informan medios de Lima y Bogotá.
¿Por qué suceden los terremotos y otros cataclismos? ¿Tienen algún significado profético?
Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron acerca de las señales del tiempo del fin (Mateo 24:3), les contestó con varias advertencias. Les dijo que habrían de venir guerras y rumores de guerras. También habló de que habría grandes terremotos, hambres y enfermedades epidémicas (Lucas 21:11), antes de que llegara el tiempo del fin de esta era.
La profecía bíblica habla de un terremoto de tal magnitud que cambiará dramáticamente la geografía de la tierra, el más violento en la historia de la humanidad. Leemos en Apocalipsis 6:12-14 que el apóstol Juan visualizó un terremoto tan poderoso que todo monte y toda isla se movió de su lugar. Sin duda éste período de gran conmoción geológica será de prueba para toda la humanidad.
Todo esto sucederá antes del regreso de Jesucristo a la tierra, cuando Él establezca el Reino de Dios sobre todas las naciones. Habrá entonces un tiempo de paz, prosperidad, bonanza y bienestar para todo el mundo. Habrá colaboración, cordialidad y completa paz, muy lejos de las catástrofes que ahora vemos como resultado del pecado y la desobediencia a Dios y a sus leyes.
¿Cómo escapar de las calamidades por venir? Al final de la profecía de Joel acerca del tiempo del fin encontramos estas palabras llenas de esperanza: “Y todo aquel que invocare el nombre del Eterno será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el Eterno, y entre el remanente al cual él habrá llamado” (Joel 2:32).
No tenemos que esperar a que nos llegue la crisis profetizada. ¿Por qué no tomar a Dios en serio y creer en él y en su palabra desde ahora? Podemos escapar de la catástrofe que se avecina rápidamente. ¿Qué esperamos?
Si usted desea conocer más acerca de los tiempos venideros, lo invitamos a leer nuestro artículo “Señales de los tiempos”.
Fecha de publicación: Abril 21, 2016