Un gran emprendimiento para un nuevo ciclo: nuestro crecimiento espiritual
Actualmente los emprendimientos son muy comunes… y no estoy hablando solamente de negocios. ¿Qué podemos aprender de un emprendimiento para nuestro crecimiento espiritual?
A raíz de la pandemia del Covid-19, muchas personas tuvieron que ingeniarse en el desarrollo de nuevas actividades productivas con el fin de seguir sosteniéndose económicamente a ellos y a sus familias. La sociedad a nivel mundial dio paso a la creatividad, y así surgieron muchos emprendimientos ingeniosos, siendo parte importante de la economía actual.
En mi experiencia personal, cuando hice el cambio definitivo de mi principal actividad económica, me enfrenté a la sorpresa de que vivir de un emprendimiento es más interesante y desafiante de lo que puede parecer al principio. En todas las labores que realicemos, tener una actitud optimista, será siempre favorable. Sin embargo, la actitud no lo es todo.
La Biblia nos muestra el ejemplo de muchas personas emprendedoras y también nos aconseja cómo podemos ser una de ellas. Uno de estos consejos es dado por el rey Salomón, quien nos insta a adquirir sabiduría e inteligencia en todo lo que hagamos (Proverbios 4:5-9). Para que podamos crecer y ser cada vez más productivos en lo que hagamos necesitamos adquirir conocimiento acerca del nuevo emprendimiento y, sobre todo, ponerlo en práctica constantemente.
En esta publicación veremos algunas lecciones a tomar en cuenta para los emprendimientos económicos, y que se aplican para todas las personas, aun en emprender algo nuevo en el camino cristiano, independientemente de la condición económica actual (trabajadores dependientes o independientes). Las siguientes lecciones no tienen el objetivo de hacer rico a nadie, sino de apoyarnos e impulsarnos a emprender algo nuevo, aun en nuestro crecimiento espiritual.
1. Usemos lo que ya tenemos, como un trampolín, para crecer
Los primeros días de mi emprendimiento fueron muy deprimentes. En varias ocasiones pensé que la decisión de emprender había sido un desacierto de mi parte y que quizás yo no servía para ello. Hasta que mi suegro mandó a decirme un día: “Él tiene buena memoria, ¡que use lo que ya tiene!”.
Gracias al consejo que recibí, sobre sacarle provecho a la habilidad que ya tenía a mi alcance, mi desempeño en el emprendimiento mejoró significativamente. Un ejemplo muy gráfico de cómo aplica esta lección a nuestro crecimiento espiritual lo encontramos en la persecución del ejército egipcio sobre el recién liberado pueblo de Israel. Los israelitas, al mirar que los egipcios se acercaban, tuvieron gran temor. Sin embargo, su angustia fue tan grande que empezaron a imaginar un final trágico de muerte para todos ellos (Éxodo 14:10-14).
Dios quiere siempre que nos pongamos en plan de acción, que usemos las herramientas que ya nos ha dado y nos esforcemos por salir adelante con la ayuda de ellas.
En esos momentos de prueba para los israelitas, ¡ninguno de ellos pudo ver que tenían muy cerca a Dios, quien ya había ejecutado muchos milagros en Egipto! Ellos habían sido testigos una y otra vez de cómo Dios había hecho milagros para salvarlos.
“Entonces el Eterno dijo a Moisés: ¿Por qué me clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco (Éxodo 14:15-16, énfasis añadido).”
Notemos que aquí hay algunas acciones que Dios les mandó ejecutar de inmediato a los israelitas. Él no les dijo: “Quédense quietos, no es necesario que hagan nada, yo me encargo de todo”. ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados en medio de las dificultades! Dios quiere siempre que nos pongamos en plan de acción, que usemos las herramientas que ya nos ha dado y nos esforcemos por salir adelante con la ayuda de ellas. Dios hará entonces su parte para ayudarnos a vencer, así como lo hizo en aquel evento del Mar Rojo (Éxodo 14:17-18).
2. Enfoquémonos en aumentar los ingresos y no nos lamentemos por los gastos fijos
Todo emprendimiento tiene gastos fijos que deben pagarse. Sencillamente, si no te haces cargo de ellos, el emprendimiento dejará de funcionar. No hay forma de cambiar eso. ¡Lo que sí podemos cambiar son los ingresos del emprendimiento, mejorando la forma en que trabajamos y optimizando nuestros recursos al máximo!
Existe un dicho que recita lo siguiente: “En lo que te enfocas creces”. De la misma manera en que podemos hundirnos en los pasivos de un emprendimiento, también podemos enfocarnos en crear mayores activos para el mismo. Los “costos fijos” de ser cristiano, pueden involucrar la pérdida de un trabajo, la lejanía de personas que hemos considerado nuestros amigos cercanos, incluso el tener que sufrir la burla y el desprecio de nuestra propia familia.
El apóstol Pablo entendió bien los “gastos fijos” que un seguidor de Cristo debe asumir en su carrera espiritual y dijo que eran una “pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús”. Pablo asumió los costos de la profesión cristiana y se enfocó en crecer en el conocimiento y carácter de Jesucristo. Como él mismo lo señala, esa es su ganancia de todo su trabajo (Filipenses 3:7-8). Él no desvió su atención en sus pasivos, sino que: “una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:17-18).
3. Invirtamos las ganancias para ver mejores frutos
Pablo asumió los costos de la profesión cristiana y se enfocó en crecer en el conocimiento y carácter de Jesucristo.
Consideremos la “parábola de los talentos” que se encuentra en el libro de Mateo, para graficar esta lección. El primero y el segundo siervo recibieron inicialmente cinco y dos talentos, respectivamente. Luego ambos negociaron con el dinero hasta duplicar la inversión de su señor. Sin embargo, el tercer siervo que recibió sólo un talento no fue diligente y no se esforzó por acrecentar el dinero de su señor. Cuando llegó el momento de ajustar cuentas con los siervos, los dos primeros fueron reconocidos por su diligencia y fidelidad y recibieron una recompensa mucho mayor. Pero el tercer siervo puso excusas para justificar su falta de diligencia, por lo cual su señor lo condenó duramente y le quitó la inversión que antes le había confiado (Mateo 25:14-27).
En el plano espiritual los talentos no son necesariamente dinero, sino las habilidades que Dios nos ha dado para ayudarnos a crecer espiritualmente. Él quiere que desarrollemos estos regalos con esfuerzo y diligencia, para asegurarnos el permanecer fructíferos (Juan 15:8). Es muy importante que tomemos en cuenta la advertencia que se nos hace al final de la parábola de los talentos: a quien no se esfuerce en trabajar con diligencia por incrementar las habilidades que Dios le ha dado, Él mismo se las quitará y se las dará al siervo más fructífero, para que cumpla su propósito de producir lo más posible (Mateo 25:28-29).
Que estas lecciones acerca del emprendimiento nos ayuden a impulsar y mantener un crecimiento espiritual constante. Creo que estas lecciones también son capaces de impulsar nuestra productividad en las labores diarias, si las aplicamos en serio.
Exploremos más acerca de la importancia de la diligencia y del trabajo duro, leyendo nuestros artículos: Diligencia: ¿por qué la valora tanto Dios? y Trabajo duro.
Fecha de publicación: Mayo 3, 2024