Una forma de esclavitud que nos afecta a todos
En anteriores publicaciones de nuestro blog, hemos hablado acerca de las formas de esclavitud modernas en el mundo. Pero existe una forma de esclavitud mucho más sutil —una que nos afecta a todos.

La esclavitud es un mal que trágicamente existe todavía en nuestro mundo actual.
Pero la Biblia describe otra forma de esclavitud. Esta forma de esclavitud está aun más extendida que otras que tratamos en anteriores publicaciones. El apóstol Pablo escribió acerca de esta forma de esclavitud: “¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16).
De acuerdo con este versículo, el pecado es una forma de esclavitud. Cuando pecamos, decidimos voluntariamente esclavizarnos al pecado. Cuando escogemos la justicia, decidimos voluntariamente esclavizarnos a Dios. (No obstante, más adelante veremos que la Biblia nos muestra que obedecerle a Dios es la libertad verdadera).
El apóstol Pablo nos muestra que existen dos caminos de vida: uno conduce a la muerte y el otro a la vida. Pero el pecado es una forma única de esclavitud porque es una esclavitud que nosotros elegimos. Cuando nos permitimos convertirnos en esclavos del pecado, permitimos que nuestros deseos pecaminosos nos controlen.
Cuando Caín sintió envidia de su hermano, Abel, Dios le advirtió: “el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (Génesis 4:7). En lugar de tomar el control sobre el pecado, Caín se permitió a sí mismo convertirse en esclavo de su envidia y odio. Decidió matar a su hermano, lo que más adelante lo llevó a ser esclavo de una vida con mucho más sufrimiento y distanciamiento de Dios y de su familia (Génesis 4:8-13; Isaías 59:2).
Cuando nos permitimos convertirnos en esclavos del pecado, permitimos que nuestros deseos pecaminosos nos controlen.
El pecado se define como quebrantar la ley de Dios (1 Juan 3:4; Santiago 2:10-11). Vivir una vida de pecado lleva a la muerte. Buscar el perdón de Dios y esforzarse por vivir una vida de obediencia a la ley de Dios lleva a la vida eterna (Romanos 6:23).
De hecho, muchas de las cosas que nosotros consideramos como “libertad” en nuestra cultura, en realidad son esclavizantes para nosotros, porque están basadas en el pecado. Quebrantar la ley de Dios causa sufrimiento y eventualmente la muerte y no conduce a una vida abundante y feliz.
“Libertades” que esclavizan
Analicemos los siguientes ejemplos de las llamadas “libertades” que esclavizan a las naciones occidentales:
Libertad de expresión sexual
En el mundo occidental, la sexualidad descontrolada con frecuencia se describe como libertad sexual. Esta idea errónea ha enceguecido a nuestra sociedad al punto de no poder discernir entre la moralidad y la inmoralidad. Dios nos advierte que la inmoralidad sexual conduce en última instancia a la falta de realización y al estancamiento demográfico (Oseas 4:10). Un estudio reciente muestra que la cultura del sexo casual tiene un efecto perjudicial en la salud mental. Incluso, algunos hombres han dicho que el sexo casual les “daña el alma” y los hace sentir vacíos. Algunos reportaron que la “promiscuidad podría ser algo peligrosamente adictivo e interfería con actividades funcionales importantes tales como el trabajo y la educación”. Otras consecuencias esclavizantes que se incluyen, son el aumento de las enfermedades de transmisión sexual entre jóvenes de 15-24 años, que representan la mitad de todas las infecciones de transmisión sexual en los Estados Unidos cada año.
Adicionalmente, el sexo fuera del matrimonio ha llevado a un aumento de hogares sin papás. Cerca de la mitad de todos los nacimientos entre los milenials de Estados Unidos, ocurrieron fuera del matrimonio. Un estudio del año 2019 encontró que los Estados Unidos ocupan el primer lugar en hogares de padres solteros, con casi un cuarto del total de los niños viviendo con sólo uno de sus padres. Esto tiene muchas consecuencias negativas, como una mayor probabilidad de vivir en la pobreza, tener malos resultados escolares, involucrarse en actividades delictivas y abuso de sustancias, y quedar embarazadas en la adolescencia.
Por otro lado, otros estudios muestran que las personas que buscan educarse, conseguir un empleo, casarse y tener hijos (en ese orden) tienen vidas más exitosas y mayor libertad para vivir como ellos elijan. Ésta es la razón por la que el apóstol Pablo nos exhorta: “huid de la fornicación” (1 Corintios 6:18). Esto no sólo le agrada a Dios, sino también a largo plazo conduce a mayor felicidad y libertad.
Si usted desea aprender más acerca del tema, lo invitamos a leer nuestro artículo “Escalones hacia la adultez: la secuencia del éxito”.
El aborto
Muchas personas consideran que el aborto es una libertad de decidir qué hacer con el cuerpo de las mujeres. Un estudio del año 2004 llevado a cabo por el Guttmacher Institute halló que la razón más común para realizar un aborto —de acuerdo a un 74 % de las mujeres— era que el bebé interfería con su educación, empleo o capacidad para cuidar a personas dependientes. Algunas mujeres desarrollaron condiciones psicológicas negativas en tan sólo algunos días o, (en ocasiones) años después del aborto. Entre los síntomas que se presentaban estaban desordenes alimenticios, problemas en las relaciones personales, sentimientos de culpa, depresión, recuerdos recurrentes, pensamientos suicidas, disfunción sexual, alcoholismo y abuso de drogas.
La Biblia nos ordena no matar (Éxodo 20:13).
Si usted desea profundizar más en la perspectiva de la Biblia acerca de este tema tan controversial, lo invitamos a leer “¿Está mal el aborto?”.
Libertad de expresión
Una libertad muy valorada en occidente es la libertad de expresión. Sin embargo, esta libertad de darle rienda suelta a la lengua también puede contribuir a la ruptura de las relaciones y el sufrimiento. La Biblia nos muestra que nuestras palabras pueden ser como espadas o flechas afiladas —en otras palabras, hirientes para otras personas (Salmos 64:3). El apóstol Pablo escribió que a pesar de que tengamos la libertad de decir algo, no siempre debemos hacerlo (1 Corintios 10:23). Si nuestra libertad de expresión no se utiliza para hablar la verdad o animar a los demás, puede ser más dañina que constructiva.
La Biblia nos muestra que usar las libertades de manera destructiva puede resultar en “deleites temporales” (Hebreos 11:25) que tienen consecuencias devastadoras a largo plazo. A futuro, todo pecado nos priva de la libertad verdadera. Si usted desea aprender más acerca de este tema, lo invitamos a leer “¿Concede Dios la libertad de expresión?”.
La perfecta ley de la libertad
Cuando las supuestas libertades están fuera de la ley de Dios, en realidad lo que sucede es que nos convierten en sus esclavos. Miles de millones de personas alrededor del mundo están esclavizadas a varios tipos de pecado, lo que se evidencia en el mundo caótico y peligroso en el que vivimos.
Este concepto puede ser ilustrado si imaginamos, de manera hipotética, a un pueblo donde nunca ha ocurrido un robo y nadie pone cerraduras en sus puertas. Imaginemos que un día, una persona en ese pueblo cree que esto le da la libertad para cometer un robo. ¿Cuáles serían las consecuencias de esto? Las personas del pueblo comenzarían a tener miedo y se sentirían inseguras y pondrían candados en sus puertas. Como consecuencia del pecado de una persona, todas las personas del pueblo perderían la libertad que alguna vez tuvieron.
La verdadera libertad sólo se consigue cuando todas las personas obedecen las leyes de Dios. Aunque pueda parecer contradictorio para la mente humana, la verdadera libertad se obtiene a través de las leyes o restricciones que rigen la conducta humana. Ésta es una verdad de la Palabra de Dios. Las leyes de Dios nos traen la verdadera libertad porque nos liberan de todo el sufrimiento y las complicaciones que provienen del pecado.
Si queremos ser verdaderamente libres, debemos comenzar a obedecer la perfecta ley de la libertad de Dios (Santiago 1:25).
Fecha de publicación: Agosto 5, 2021