¿Es correcto bautizar a un bebé o un niño? ¿Es necesario bautizarlos a tan corta edad para que sean parte del Reino de Dios? ¿Qué dice la Biblia?
“Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Marcos 10:13-16).
En el relato anterior, si bien Jesús recordó a sus discípulos cuán importantes son los niños, no bautizó a ninguno de estos pequeños. Lo que hizo fue tomarlos en sus brazos y bendecirlos, lo cual es muy distinto de bautizarlos en agua.
¿Cuáles son los prerrequisitos del bautismo?
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14.15).
El arrepentimiento (que significa alejarse del pecado y obedecer a Dios) y la convicción del evangelio van de la mano, y ambos son requisitos fundamentales del bautismo.
Más adelante, en Hechos 2:38, encontramos un importante sermón que Pedro dio en unen un Día de Pentecostés, donde dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Esto implica que el arrepentimiento y el bautismo son a su vez requisitos para recibir el Espíritu Santo.
El bautismo es para adultos
Claramente, un bebé o un niño no son capaces de comprender el profundo significado de arrepentirse y creer en el evangelio.
En cierta ocasión, cuando Felipe predicó en Samaria, muchas de las personas que lo escuchaban se sintieron aludidas por sus enseñanzas: “cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12). Es interesante notar que solo los adultos (hombres y mujeres) fueron bautizados, pues eran lo suficiente maduros—tanto mental como emocionalmente—para comprender el mensaje de Felipe y tomar la decisión de bautizarse.
Un bebé no puede comprender las cosas espirituales de Dios
Los niños hacen muchas preguntas; siempre quieren saber la razón de todo lo que sucede a su alrededor. Sin duda, tienen una mente curiosa y deseosa de aprender. Pero a su corta edad, especialmente si hablamos de bebés, simplemente no pueden comprender a cabalidad el significado de arrepentirse y hacer el compromiso que el bautismo conlleva.
Como dice el apóstol Pablo, “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1 Corintios 13:11). La mayoría de las personas eventualmente llega al punto en que deja de pensar infantilmente y comienza a mirar el mundo desde una perspectiva más madura. Y, cuando esto sucede, comienzan a cuestionarse acerca desí mismos y el propósito de sus vidas. En otras palabras, la manera de pensar y tomar decisiones de un adulto es muy distinta a la de un niño.
La responsabilidad de los padres
Los padres tienen el importante papel de enseñar a sus hijos acerca del camino de vida de Dios. Todo niño que crece en el senode una familia devota tendrá bases firmes en la palabra y camino de Dios. Así, cuando crezca y se vea enfrentado las influencias de este mundo, tendrá el contrapeso del conocimiento de Dios y Sus leyes.
Es por esto que tantas Escrituras instan a los padres a educar a sus hijos con palabras y a través del ejemplo. Deuteronomio 6:6-9 es una de ellas: “estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.
¿Qué sucede cuando un bebé muere?
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Pero, ¿qué hay acerca de las personas que nunca conocieron el Señor? ¿Qué sucede con los niños y bebés que mueren antes de alcanzar la madurez—o antes de ser bautizados?
Según el plan de salvación de Dios y las resurrecciones que ocurrirán de acuerdo asu promesa (Apocalipsis 20:5, 12; Ezequiel 37:5-14), todo ser humano tendrá la oportunidad de conocer su voluntad y aceptar a Jesucristo como Salvador personal. Todos llegarán a comprender el significado del arrepentimiento y el perdón de Dios y, eventualmente, podrán bautizarse y recibir el Espíritu Santo. (Si desea saber más acerca de esta alentadora verdad, no dude en leer nuestro artículoacerca de las resurrecciones.)
Como profetiza Isaías, llegará un momento en que “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).
Luego del regreso de Cristo—y por el resto de la eternidad—la verdad de Dios será conocida por todos y la tierra estará en paz. Y, como la Biblia revela, todo aquél que nunca conoció a Dios tendrá la oportunidad de hacerlo en ese futuro tiempo de paz.
¡El tiempo de los niños está por llegar!
En Isaías 65:19-20, el profeta nos habla del tiempo en que no habrá más llanto: “nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla”.
Nuestro Dios y Creador misericordioso desea tener una relación personal con todos y cada uno de los seres humanos que han existido a través de la historia—incluyendo a los niños y bebés. Y lo ha hecho posible a través Jesucristo y la promesa de su reino venidero. Sin embargo, la decisión de obedecerle depende de cada uno de nosotros (Deuteronomio 30:19); nadie—ni siquiera nuestros padres—pueden tomar la decisión de ser bautizados y comenzar una relación con Dios por nosotros.
El bautismo es un pacto hecho con Dios por un adulto consciente de lo que significa arrepentirse y aceptar este importante compromiso. Este pacto implica aceptar la sangre de Jesucristo para el perdón de nuestros pecados y adquirir un compromiso por toda la eternidad. Sólo un adulto puede asimilar la profundidad de estos conceptos; si bien Dios ama a los niños, sólo hace su pacto con quienes tienen la madurez para comprenderlo.
Y sólo cuando un adulto se arrepiente y cree (tiene fe), está listo para el bautismo.